Los murialdinos despiden con afecto y agradecimiento al Prof. Carlos Eduardo Aguilar
El Contador Aguilar será despedido en las salas de Boschin, en Villa Nueva, epicentro de la vida murialdina en Mendoza.
Falleció el contador Carlos Eduardo Aguilar, exprofesor del Instituto Leonardo Murialdo. De acuerdo con el recuerdo de sus exalumnos, conmovidos por el final de sus días, fue uno de los primeros alumnos del Hogar del Niño Obrero.
Cabe acotar que su tarea excedió lo meramente formal en lo educativo: también fue un presidente muy recordado del Club Leonardo Murialdo.
Sus restos serán velados en las salas de Boschin, en Villa Nueva, epicentro de la vida murialdina en Mendoza.
Aquí, un video en la que el Prof. Eduardo Cattáneo lo entrevista a propósito del recuerdo de la creación del Hogar del Niño Obrero, base del actual Colegio Murialdo:
La historia de Leonardo Murialdo y la obra de los murialdinos en Mendoza
Leonardo Murialdo nació en el seno de una familia cristiana, siendo el penúltimo de 8 hermanos. Su padre era agente de cambio y murió cuando el contaba con cinco años. Durante una experiencia profunda de oración, Murialdo siente en su corazón el deseo de consagrarse al Señor totalmente. Piensa ingresar a un convento de Capuchinos, pero Nadino, antes de las grandes decisiones, siempre consulta a su guía espiritual. Éste, conociendo profundamente el carácter de Leonardo y sus cualidades, le dice que esa no es la voluntad de Dios, y le aconseja entrar más bien en un seminario. Nadino, obediente, entra en seminario como externo.
Estudió en el Colegio de los Padres Escolapios de Savona desde 1836 hasta 1843, y luego ingresó a la Universidad de Turín para estudiar teología, obteniendo su título en 1850.
Al año siguiente, el Arzobispo de Turín, Monseñor Ferré, lo ordenó sacerdote en 1851. Ese mismo año murió su madre a causa de una penosa enfermedad.
En 1857, siendo aún sacerdote diocesano, Murialdo no ingresa a los Salesianos, pero colabora con San Juan Boscoen los oratorios de dicha congregación en Turín.
Viajó a Francia, donde estudió Teología y Apologética en el Seminario de San Sulpicio de París, durante dos años, y regresó a Italia en 1866, para asumir la dirección del Colegio Los Artesanitos de Turín, fundado por el sacerdote italiano, Padre Juan Cocchi.
Fundó en 1873, la 'Pia Sociedad de San José de Turin', más conocida mundialmente como Josefinos de Murialdo(Congregación de San José), destinada a la educación de los niños y jóvenes.
El Padre Murialdo murió de una romina pulmonía fulminante en Turín el 30 de marzo de 1900, a la edad de 71 años. Fue beatificado en 1963. Luego fue al altar, se convirtió en santo.
El 9 de octubre de 1936 los Padres Victorio Gagliardi y José Bossoni daban inicio en Buenos Aires a la actividad josefina, constituyendo con el Padre Agustín Gastaldo (delegado de Brasil), la comunidad de "Cristo Obrero", dependiente religiosamente de la viceprovincia de Brasil.
Después de la fundación de las obras de Mendoza: Villa Nueva, Guaymallén y Rodeo del Medio;
Villa Bosch y Morrison, el Consejo General de la congregación erigió la provincia argentino-chilena "San
Jerónimo Emiliano", el 26 de octubre de 1946.
En enero de 1939 llegan a Villa Nueva, Guaymallén, un sacerdote, el Padre Victorio Gagliardi, y dos hermanos coadjutores: José Gasparini y Francisco Mazzola, para hacerse cargo de una obra,
Humilde y sencilla en sí, pero útil y necesaria a la sociedad: una casa-hogar, un instituto educativo que a la vez sirviera de hogar para los niños y jóvenes de la zona.
Se establecieron en un inmueble originado de manos de una bienhechora: doña Lucila
Barrionuevo de Bombal, construido antes del terremoto que azotó a Mendoza en 1861. Un largo edificio sobre Carril Nacional (hoy Bandera de los Andes), con sus murallones de adobones, sus ventanas con rejas, portón y puertas de madera dura, envejecida y raída por el tiempo, constituía la parte edilicia.
Rodeado de cañaverales y habitado por todo tipo de roedores típicos del medio.
También había un altillo, dormitorio de murciélagos, hecho de caña y barro, utilizado a mediados del siglo pasado como fortín de defensa de los ataques de los malones indígenas.
Se habilitaron entonces unos talleres muy modestos.
El 1º de marzo de 1939 la algarabía de los primeros pupilos rompía la monotonía del silencio aprisionado entre esas añejas paredes.
Se pretendió hacer una escuela similar al colegio de Turín que fuera de artes y de oficios.
En 1940 se inició un proyecto para dos plantas y por deficiencias en la construcción se demolió.
En 1941 se construyó el primer salón de actos que fue utilizado hasta 1988 como aulas. Su edificación estuvo a cargo del constructor Alberto Pascual Ferro.
En 1948 se levantó la Iglesia "La Purísima", un templo sobrio, acogedor y cómodo que no solamente satisface las exigencias del Instituto sino que se presta a la comodidad de los feligreses de la zona.
Para que los alumnos de la escuela primaria pudieran terminar su ciclo de formación intelectual y completar la formación moral de los jóvenes, se inició en 1956 la Sección Comercial, que llega este año 1989, a la 29º promoción.
A tal fin, con la ayuda de la señora de Bombal y la abnegación de aquellos Padres, se construyó el actual cuerpo central del Instituto, consistente en nueve aulas y un hermoso salón de actos. Estas dependencias, a pesar de los años, mantienen su funcionalidad.
Fueron forjadores, a comienzos de los años 40, del llamado Hogar del Niño Obrero en la cada vez más populosa y pujante Villa Nueva. Ésta crecía al ritmo sostenido de esos tiempos y continuadores de aquel mensaje evangelizador que rescataba los valores del amor, la caridad, la educación y la formación ética y moral.
Un hogar de puertas abiertas en sus inicios destinados a brindar alojamiento, cuidados y protección a 30 chicos huérfanos en una zona tan importante del departamento de Guaymallén.
Esta acción se extendió posteriormente a otros niños de condición humilde, carenciados y necesitados de un pedazo de pan bajo el régimen de pupilos o semi pupilos.
Doña Lucila Barrionuevo, que había sido la gran protectora, la primera benefactora, al donar los terrenos de aquel cálido hogar donde crecieron y se formaron tantos jóvenes como personas de bien.
El hogar se convirtió en un colegio primario y secundario que, con el tiempo, dio origen al Instituto Leonardo Murialdo, donde, en 1945, por citar un ejemplo, 2.000 alumnos concurrían a sus aulas de primero a sexto grado.
Los jóvenes también aprendían el trabajo diario en la huerta y la chacra del colegio y se preparaban para integrar la Banda de Música y el Coro de Niños Cantores de Murialdo, que se hizo tan conocido en la provincia como en el país y que también recorrió Europa.
Se los recuerda sobriamente vestidos y perfectamente formados con sus pantalones largos, camisas y gorros marineros blancos, dirigidos en sus comienzos por el maestro Víctor Volpe.
Fueron forjadores, a comienzos de los años 40, del llamado Hogar del Niño Obrero en la cada vez más populosa y pujante Villa Nueva. Ésta crecía al ritmo sostenido de esos tiempos y continuadores de aquel mensaje evangelizador que rescataba los valores del amor, la caridad, la educación y la formación ética y moral.
Un hogar de puertas abiertas en sus inicios destinado a brindar alojamiento, cuidados y protección a 30 chicos huérfanos en una zona tan importante del departamento de Guaymallén.
Esta acción se extendió posteriormente a otros niños de condición humilde, carenciados y necesitados de un pedazo de pan bajo el régimen de pupilos o semi pupilos.
Mesa evoca que su papá trabajaba con Domingo Lucas Bombal, que era hijo de doña Lucila Barrionuevo, que había sido la gran protectora, la primera benefactora, al donar los terrenos de aquel cálido hogar donde crecieron y se formaron tantos jóvenes como personas de bien.
El hogar se convirtió en un colegio primario y secundario que, con el tiempo, dio origen al Instituto Leonardo Murialdo, donde, en 1945, por citar un ejemplo, 2.000 alumnos concurrían a sus aulas de primero a sexto grado.
Los jóvenes también aprendían el trabajo diario en la huerta y la chacra del colegio y se preparaban para integrar la Banda de Música y el Coro de Niños Cantores de Murialdo, que se hizo tan conocido en la provincia como en el país y que también recorrió Europa.
Se los recuerda sobriamente vestidos y perfectamente formados con sus pantalones largos, camisas y gorros marineros blancos, dirigidos en sus comienzos por el maestro Víctor Volpe.
Fueron forjadores, a comienzos de los años 40, del llamado Hogar del Niño Obrero en la cada vez más populosa y pujante Villa Nueva. Ésta crecía al ritmo sostenido de esos tiempos y continuadores de aquel mensaje evangelizador que rescataba los valores del amor, la caridad, la educación y la formación ética y moral.
Un hogar de puertas abiertas en sus inicios destinado a brindar alojamiento, cuidados y protección a 30 chicos huérfanos en una zona tan importante del departamento de Guaymallén.
Esta acción se extendió posteriormente a otros niños de condición humilde, carenciados y necesitados de un pedazo de pan bajo el régimen de pupilos o semi pupilos.
Mesa evoca que su papá trabajaba con Domingo Lucas Bombal, que era hijo de doña Lucila Barrionuevo, que había sido la gran protectora, la primera benefactora, al donar los terrenos de aquel cálido hogar donde crecieron y se formaron tantos jóvenes como personas de bien.
El hogar se convirtió en un colegio primario y secundario que, con el tiempo, dio origen al Instituto Leonardo Murialdo, donde, en 1945, por citar un ejemplo, 2.000 alumnos concurrían a sus aulas de primero a sexto grado.
Los jóvenes también aprendían el trabajo diario en la huerta y la chacra del colegio y se preparaban para integrar la Banda de Música y el Coro de Niños Cantores de Murialdo, que se hizo tan conocido en la provincia como en el país y que también recorrió Europa.
https://www.youtube.com/watch?v=dlMdNbjvz2M
MEMORIAS DEL CONTADOR CARLOS EDUARDO AGUILAR SOBRE LA FUNDACION DEL INSTITUTO MURIALDO
Se los recuerda sobriamente vestidos y perfectamente formados con sus pantalones largos, camisas y gorros marineros blancos, dirigidos en sus comienzos por el maestro Víctor Volpe.
Nuevo edifico
En 1971, después de muchos años de estudio y anteproyectos, se aprobó el plano definitivo de una planificación, que se hacía, año tras año, necesaria y urgente.
Esto no se podía concretar sin poner la mano encima a lo que tantos recuerdos suscitaba en el ánimo de muchos ex - alumnos: el parral y los pinos, la pajarera, la capilla que fue, con el pasar de los años, secretaría, dirección, biblioteca, sala de jardín...
A partir del 2 de mayo de 1977 todo esto fue lenta y paulatinamente desapareciendo para dejar
lugar al nuevo edificio.
El primer domingo de mayo de 1977, se procedió a la bendición de la primera piedra...
El 18 de marzo de 1979 se inauguraron las nuevas instalaciones.
Amplias y cómodas dependencias administrativas, siete aulas, llenas de luz, un laboratorio funcional, una cómoda sala de dactilografía, y un hermoso salón de reuniones (donde ahora funciona la biblioteca), constituyen la ampliación del Instituto Murialdo.
Con el correr del tiempo se hizo necesaria la ampliación de los Jardines de Infantes.
En el año 1986 comienza su edificación en la parte sur del Instituto, como un edificio separado de la escuela primaria y secundaria. El Jardín de Infantes fue concebido con una arquitectura moderna y adecuada infraestructura.
El sector de patios permite el esparcimiento de los alumnos, con una amplia forestación.
Se derivó el acceso por el sector Sur, atendiendo a las necesidades de facilitar la entrada de gran cantidad de vehículos en corto tiempo.
La distribución realizada permite considerar las necesidades integrales requeridas por jardines modernos, contando con dos amplias aulas.
El conjunto cuenta con un hall distribuidor que permite acceder a cualquier sector sin interferir con las tareas educativas.
Se cuenta con una capilla, a la que los alumnos tienen acceso permanente, para la oración comunitaria o individual.
Para la atención de los padres, por parte de los maestros o Gabinete Psicopedagógico, se cuenta con una sala acondicionada como privado.
Los sanitarios para niños son accesibles, desde el interior y desde el patio de recreo y tienen como premisa que los alumnos mantengan durante el uso de los mismos, su intimidad, pero a la vez puedan ser supervisados por los docentes. Todos los equipamientos han sido diseñados con adecuación a la edad de los usuarios.
El salón de usos múltiples, adecua para ser utilizado como salón de actos, de música, para clases de educación física en época invernal, etc.
Durante largos y varios años una parte del turno mañana y tarde, funcionaban en edificios diferentes al edificio central.
Respondiendo así al carácter de funcionalidad con que deben responder los mismos, se decidió unir todo el turno mañana en un mismo edificio, afectando de la misma manera al turno tarde. Es así que se decidió construir un nuevo edificio, separado de la sección secundaria y pre-escolar.
La construcción se comenzó a principios del año 1988 y estuvo a cargo del ingeniero Daniel Dottori, supervisando los padres José Manzano y Silvio Fracasso.