La mendocina que podría ganar el premio al docente más inspirador de Argentina

Se trata de los Premios Clarín-Zurich. Es "un reconocimiento que busca movilizar a toda la comunidad a favor de una mejor educación con las historias inspiradoras de aquellos educadores que dejan una huella en sus estudiantes". La historia de Graciela Morales del CEBJA de Uspallata.

De las más de 3.000 postulaciones que llegaron de las 24 provincias del país, el Jurado del Premio Clarín-Zurich "Docentes que Inspiran", eligió a los 6 finalistas de la primera edición de este ciclo que busca homenajear a los educadores más destacados de la Argentina. Entre esos seis docentes, está la mendocina Graciela Morales.

"Los seis docentes seleccionados son inspiradores, es esperanzador conocer su motivación y recorrido en la docencia. Se preocupan por responder a los intereses de sus alumnos y por darles un rol protagónico", destaca Mariana Uranga, referente del Eje Comunidad de la Asociación Conciencia, miembro del Jurado del premio.

"Son docentes inquietos, abiertos a la comunidad, que buscan conectarse con otros docentes, otros actores de otras localidades y hasta de otros países. Son así inspiración para otros docentes, invitándolos a indagar nuevas estrategias, nuevas formas que potencien los procesos de aprendizaje", describe en relación a los perfiles.

Así, el comunicado que grafica todo lo que hace a "Docentes que Inspiran", cuenta que "el trabajo de Graciela se destaca por la creación de proyectos que motivan a los estudiantes, con actividades inclusivas e innovadoras que abordan temáticas tales como el bullying, el cuidado del ambiente y la solidaridad. Fue nombrada docente destacada de Mendoza en 2019".

Se trata de una mujer de 42 años, que trabaja en dos escuelas y a quien Memo llamó para que relate, en primera persona, su propia historia, experiencias y sentires. "No esperaba tanta repercusión. Me gusta mucho esto de que se hable de educación, de los docentes y que se hable bien. Así que la verdad que muy lindo. Estoy muy contenta", dice apenas atiende el teléfono entre feliz y nerviosa.

La mendocina que podría ganar el premio al docente más inspirador de Argentina

-¿Cómo fue el camino para llegar a esta nominación?

-Cuando salió la convocatoria, la directora del CEBJA 3-202 que es donde yo trabajo, porque trabajo en dos escuelas; en la Combate de Potrerillos, que tiene modalidad primaria y en el CEBJA de Uspallata, que tiene modalidad de adultos. Ahí, mi directora, la profesora Patricia Robledo, vio la convocatoria para que se postularan docentes y me dice ‘postúlate, por favor, porque veo que hay que completar muchas cosas y es mejor que lo hagas vos que sabes bien lo que has hecho'.

Y me animé. Era un formulario muy exhaustivo, donde pedía proyectos que habías llevado adelante, reconocimientos, trayectoria, capacitaciones, cursos. A su vez, muchas preguntas y comentarios acerca de cómo veía la educación y el trabajo con los alumnos y demás. Así que tardé tiempo en completarlo bien y lo envié.

Luego me enteré de que alrededor de 3 mil docentes se habían presentado en esta convocatoria dentro de todo el país. Había distintas selecciones, de esos 3 mil quedamos 24 finalistas, entre las que también hubo una docente de un CEBJA de Maipú, y finalmente quedamos seis, que pasamos a esta última instancia. Nos hicieron una entrevista por Zoom.

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-¿Cuándo se conocerá el resultado final y cuál es el premio?

-El 10 de diciembre. Son 600.000 pesos para el ‘Maestro Inspirador', es decir el primer lugar. El segundo y el tercero son 200.000 pesos y los restantes, una beca para hacer una maestría.

-¿Cómo vive el hecho de ser docente, es su vocación?

- Sí, de hecho yo desde los 6 años quería ser maestra. Tengo tres hermanos varones, mi papá trabaja en la construcción (es yesero) y me hizo mi primer pizarrón. Me traía las tizas para que yo jugara con mis hermanos, que eran mis supuestos alumnos (risas).

Mis padres me apoyaron un montón cuando decidí que iba a seguir esta carrera. Además, hice mi secundaria en la escuela del Magisterio. Allí funciona también la Facultad de Educación, en el mismo edificio. Siempre pensé que era algo que llevaba en la sangre.

Me gustó mucho incluso hacer la carrera. Cuando estaba estudiando hacía voluntariados, me gustaba poder estar en las instituciones, conocer las distintas realidades. Es algo que llevo en el alma y que disfruto mucho. Es una vocación desde siempre. 

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