Poder y prudencia

La opinión y el análisis de la periodista y docente Norma Abdo.

Norma Abdo
Periodista y docente

Hace casi 38 años, en 1987, cuando transitábamos una incipiente democracia recuperada, Jorge Lanata de sólo 26 años, fundaba Página 12, un medio de análisis y opinión política, y comprometido con los derechos humanos. Salíamos de un aislamiento comunicacional, en el cual habían desaparecido a un centenar de periodistas. Disruptivo, formador de equipos de investigación, que confrontaba al poder sin temor ni concesiones. Nada lo detenía. Sólo lo hizo cuando se enfermó y murió a fines del año pasado. Coincidiendo o no con él, difícilmente podrá ponerse en duda su capacidad de autodidacta, periodista y escritor que marcó una época

Ese mismo Lanata, hace poco más de un año, en los primeros meses del gobierno de Milei y cuando comenzó con sus exabruptos e insultos (ensobrado), lo demandó civil y penalmente, manifestando su preocupación por la escalada verbal contra políticos, economistas, periodistas, etc. Es que quien se autopercibe como un león y adalid de la libertad, es quien se permite la impunidad de atentar contra los derechos consagrados constitucionalmente, tales como los de expresión y prensa, excluyendo también la libertad del individuo a manifestarse.

Convencido de tener un poder casi absoluto, hasta tuvo el coraje o el tupé de enviar por sus redes una foto con vestimenta papal y cabeza de león, cuando ayer era elegido Robert Francis Prevost como el sucesor de Francisco y que eligió como su nombre papal el León XIV. Sin ningún tipo de pruritos, más allá de la religión o no que se profese, se trató de un hecho de mundial trascendencia y que mantuvo la atención en todos los rincones del globo. Una vez más, su pretendida simbología chocó con el respeto que se espera por parte de un primer mandatario.

Y en medio de este desacierto, en cada estrado en el que estuvo en estos días, ya casi desaforadamente, seguía teniendo expresiones convocando al odio social. "Si odiás a los políticos, a los periodistas tenés que odiarlos más". Sin embargo, en su campaña de 2023 y antes, recorrió todos y cada uno de los sets de TV o auditorios radiales, sin que le molestaran los flashes de las cámaras ni el medio al que iba, ni a quienes lo entrevistaban. Hoy quiere enjuiciar a todos los que se atreven a criticarlo. Como digo siempre, la memoria selectiva a veces traiciona. 

Muchas veces criticó al gobierno de Nicolás Maduro por sus conductas autoritarias y de persecución a opositores a su gobierno. Aquello de "haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago", se podría aplicar sin temor a equivocarnos cuando cada vez más, Milei encabeza un gobierno que se está encaminando a la intolerancia, contra el pluralismo político, social o de libre expresión de ideas. Pareciera que nadie puede confrontar con el poder (ni propios ni ajenos) porque se convierte en su enemigo, eligiendo quedar encapsulado en una burbuja que lo aisla de la sociedad. 

Ejercer el poder no implica sojuzgamiento ni autoritarismo (una tentación en la que muchos se sumergen). Si ejemplificamos con un hecho de índole familiar, podría decirse que, si un hijo toma la costumbre de rayar paredes, la corrección no es pegarle sino explicarle por qué no hacerlo, reflexionando sobre los límites de la libertad. Detentar el poder en un gobierno, no implica el todo vale y vivir en permanente estado de confrontación porque llegará un momento en que podría convertirse en un boomerang. 

A veces, el Síndrome de Hubris (ego desmedido, desprecio por la opinión del otro, arrogancia, transgresión a reglas o normas de convivencia) parece adueñarse de nuestros gobernantes de turno.

Esta nota habla de: