El Malo, El Loco y La Dama

El dirigente del Partido Demócrata y exconcejal Sergio Gómez, opina, analiza y se la juega en esta columna sobre a quién cree que hay que votar y por qué.

Sergio Gómez

Pretendo poner en papel lo que entiendo, se vive hoy en nuestro país a horas de tomar una de las decisiones más trascendentales e importantes para el futuro de la patria, aunque el título que precede a estas líneas se parezca al de una película del western americano.

Y quizás, visto de una perspectiva cinematográfica, Argentina se parece a uno de esos pueblos del lejano oeste, donde el malo, ante la ineptitud del sheriff hace de las suyas creyéndose el dueño y señor de todo, manejando la vida de los lugareños, dándoles a cada uno un poquito de lo que ellos mismos producen a cambio de dejarlos vivir.

Aparece también, El Loco. Ese personaje que subsumido en un mundo de fantasías, le hace frente -tal vez inconsciente de ello-, pero que capta la atención de todos interpelándolos, haciendo que crean que para salir del descontento, del dolor, de la pobreza, sólo debían apoyar sus locuras.

La otra protagonista del film es La Dama. Es esa mujer que trabaja duro a la par de su padre, de carácter fuerte, que comienza una cruzada entre los pobladores para que entiendan que hay otro camino para terminar con el malo, y se esfuerza para que entiendan que no es necesario saltar al vacío, que el abismo al cual invita el loco es tan dañino como aquel que hoy se siente con poder de manejar a sus semejantes dándoles migajas sin sacarlos de tanta opresión. Por lo general las cosas se acomodan y hay un final feliz.

Si hacemos el ejercicio de imaginar un paralelo entre aquella película con la actualidad de nuestro país, nos sorprendería las similitudes que encontraríamos.

El candidato Massa tomando el rol de poderoso, relegando al Presidente - cada vez más prescindente y escondido- intentando convencer al pueblo de que cuando él sea "Presidente", el país crecerá, habrá producción, pleno empleo, mejor educación, mayor seguridad, que el tiempo de las excusas se terminan; se lo puede escuchar diciendo "basta de echarle la culpa a la sequía, a la pandemia al FMI, a los mercados, etc", sumado al vergonzante latiguillo "Cuando yo asuma, todo será distinto" (sic). El Malo.

Milei, en cambio declama irresponsablemente, una especie de borrón y cuenta nueva. Ofrece crecimiento económico y libertad, aunque para ello haya que dejar de pensar en la salud pública, en la educación pública y en tantas otras conquistas que a lo largo de la historia se fueron logrando. Terminar con la casta política significa para él, terminar con el sistema político argentino, importante pilar de la democracia y el que le ha permitido llegar hasta acá. Argumenta que todos son corruptos, excepto él. Promete dolarizar nuestra economía cuando tenemos la plaza financiera inundada de pesos AR -sin peso-. Habla del uso libre de armas, de la venta de órganos y hasta de la posibilidad de renunciar a la responsabilidad paterna con una simple nota. Para todo lo que propone haría falta modificar la Carta Magna, borrar derechos - sobretodo los de 3ra generación- y hasta imagino un gobierno sin división de poderes. Patético, contra natura, una libertad muy cara en todo sentido.

Desde que el mundo es mundo, el hombre naturalmente se ha inclinado por vivir en sociedad resignando algo de su libertad personal, entendiendo que para evitar el caos, debe respetar ciertas reglas autoimpuestas, que la razón y las costumbres le otorgan. El resguardo de nuestras libertades individuales en manos de un showman es peligroso. El Loco.

Bullrich sin dudas es la más racional de los tres. No miente como el malo y tampoco engaña como el loco. Advierte sobre una realidad que nos asfixia y propone un cambio cultural. En realidad es la única que nos invita a volver a las fuentes a repensar el país que soñó Alberdi y plasmó en nuestra Constitución. Volver a creer que la única manera que tenemos de salir de todo este lío es con trabajo digno, con esfuerzo. El mismo que nos mostraron nuestros abuelos, aquellos inmigrantes que se pusieron la patria al hombro y con mucho sacrificio contribuyeron al desarrollo y crecimiento. Volver a tener dirigentes sindicales que pugnen por beneficios para los que trabajan y no se parezcan en nada a los mafiosos de ahora, que solo buscan hacer caja y vivir del apriete a las pyme y grandes empresas. Volver a ser un país confiable, que sea merecedor de inversiones nuevas, respetando las instituciones, con justicia y sobre todo con apego a la ley.

El Malo, El Loco y La Dama

Esto se logra con una conducción seria, con programas de políticas públicas ejecutables, con una fuerte impronta de transformación en la planificación, que surja de un diagnóstico certero. En definitiva tener un equipo de trabajo que no venda humo buscando rédito político, sino que poniendo el acento en la eficiencia y la transparencia logre objetivos claros en pos de bajar los tremendo índices de inflación lo que seguramente modificará a la baja y en el mediano plazo, la pobreza que hace mella en los argentinos.

Que al igual de lo que ocurre en el final de las películas de far west, Argentina pueda deshacerse de lo malo, dejar de lado la locura y mirar al horizonte con esperanza.

Este 22 de Octubre, el cambio llega con Patricia, La Dama y es para siempre. The End.

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