Amenazas y apuestas: la economía argentina frente a su semestre clave
Con las elecciones legislativas en el horizonte, la deuda externa presionando y el agro buscando recuperarse, la estabilidad de la economía dependerá de cómo el Gobierno combine ajuste fiscal, inversión y contención de la volatilidad.
Apenas pasada la mitad de 2025 y justo después de los pagos de capital e intereses de los bonos soberanos, queremos aprovechar la ocasión para profundizar en las principales amenazas para la economía de los activos financieros en los próximos meses. Las presentamos ordenadas, por lo que creemos que podría ser el impacto global de cada factor, ponderado por lo probable que nos parece que se materialice ese riesgo. Empezamos por lo obvio. Toda carrera electoral plantea un riesgo en términos de volatilidad y resultado esperado. Y esta no es la excepción. Cuando el presidente Javier Milei asumió el cargo en 2023, sabía que se enfrentaba a una batalla cuesta arriba, con muy poca representación en el Congreso y nulo apoyo de los gobernadores. Las elecciones legislativas de este año presentan una inmensa oportunidad para corregir lo primero. Del lado de enfrente, el peronismo ha encontrado nuevas fuerzas tras su gran derrota del 2023. El recientemente anunciado Frente Patriótico, que une a todas las ramas del peronismo en la provincia de Buenos Aires, podría resultar un obstáculo demasiado difícil de superar para el nuevo frente entre el partido La Libertad Avanza y el PRO.
En nuestra opinión, la política económica podría provocar una ralentización del crecimiento económico mayor de lo previsto. Tasas de interés reales muy altas, debido a una política monetaria contractiva, la austeridad fiscal y los topes en los aumentos salariales tienen como objetivo directo reducir la inflación. Esto ha resultado expansivo hasta ahora porque había una demanda restringida de años anteriores. sobre todo, y en bienes durables. Tememos que a medida que este efecto se desvanece, empiecen a aparecer las grietas. Los últimos datos sobre empleo tampoco han sido buenos y la vulnerabilidad percibida en este aspecto también podría traducirse en un ahorro preventivo. La inversión aún no está cerca de donde debe estar para sostener el crecimiento a largo plazo.
Con el levantamiento de la mayoría de los controles de capital, la economía se hizo más vulnerable a cualquier shock negativo procedente del resto del mundo. Esto es especialmente relevante en un momento en el que las guerras comerciales y las guerras de verdad parecen estar surgiendo por todos lados. Las tasas de interés más altas en el extranjero retrasan el acceso a los mercados internacionales de deuda en un momento en el que se necesita urgentemente. Los precios de materias primas son más importantes que nunca para la economía argentina, dado que el agro sale de 3 años de rentabilidad muy bajo y la producción de petróleo de Vaca Muerta sigue necesitando todo el impulso que pueda darse.
No nos preocupa el déficit de cuenta corriente, ya que nos parece fácilmente financiable, pero sí nos preocupa, en cambio, seguir atendiendo los vencimientos de deuda pública con reservas internacionales. Disminuir el riesgo país para recuperar el acceso a los mercados de deuda extranjera debería ser una gran prioridad. También sería muy positivo crear las condiciones para aumentar los flujos de inversión extranjera directa, aunque creemos que esto solo podría lograrse después de las elecciones.
Creemos plenamente que el gobierno mantendrá su postura de superávit primario lo suficientemente grande como para compensar los pagos de intereses, lo que se traduce en un equilibrio fiscal. Sin embargo, esto podría venir con algún dolor. La recaudación tributaria se resiente este año por la pérdida del impuesto país, que representaba el 1% del PIB. El Tesoro esperaba compensar en la pérdida con una mejora de los ingresos procedentes de impuestos ligados a la actividad económica. Pero, salvo en el caso de los ingresos por Seguridad Social, esto no ha sido así. Por lo tanto, el objetivo fiscal podría exigir mayores recortes de gasto que los previstos inicialmente. Esto podría repercutir en un alza de inflación o una caída del consumo.
Por último, llegamos a lo que, en nuestra opinión, son las fuentes de menor preocupación. El programa económico se ha establecido para reducir la inflación, obtener el tipo de cambio y mantener altas las tasas de interés reales. La volatilidad es siempre un riesgo debido a la naturaleza inestable de la demanda de dinero. Pero incluso esto está limitado por el programa económico, en particular el tipo de cambio con sus bandas de explotación.
Por lo tanto, aunque seguimos atentos a estas tres variables, debido a su naturaleza sensible para la economía argentina, creemos firmemente que se mantendrán en la senda establecida de cara al futuro.