Deporte argentino en Tokio 2021: retroceso y evaluaciones
¿Qué se requiere para acompañar y fortalecer el esfuerzo de deportistas, entrenadores y dirigentes deportivos, tanto de clubes como de federaciones? En este artículo, la apreciación de un especialista. Escribe Carlos Iparraguirre.
Ante el final de los Juegos Olímpicos, postergados en este caso por la pandemia, debemos reconocer a tod@s l@s deportistas argentinos que alcanzaron el sueño olímpico en esta oportunidad, y de manera muy especial a quienes accedieron al podio o lograron algún diploma, en competencia de tamaña magnitud.
También es oportunidad para hacer algunas apreciaciones. En cada juego olímpico, nos queda la sensación de gusto a poco, cuando miramos el medallero de Argentina.
Aquí tomo las palabras del "Chapa" Restegui, al señalar que "es más importante sacar un chico de la calle, que ganar una medalla de oro".
Sin embargo, la más alta competencia deportiva mundial, genera cada cuatro años, una posibilidad para deportistas que se sacrifican gran parte de su vida, para mejorar sus marcas y convertirse también porque no, en modelos a seguir, que incentivan a miles y miles de otros más jóvenes en sus mismas disciplinas.
No puede analizarse solo por las medallas, la perfomance colectiva de nuestros deportistas. Será cada federación, la que deberá contemplar las variables y causas, con vistas al inicio de un nuevo ciclo olímpico, en este caso, más breve que el anterior.
Sin embargo, si vemos que en toda nuestra historia deportiva, llegamos a 77 medallas olímpicas, concluiremos, por una parte, que no podemos compararnos con potencias deportivas (no menos de cinco) que han conseguido solo en estos juegos, esa misma cantidad y por otra, que las tres medallas, representan solo una menos que las de los últimos juegos (cuatro en Rio 2016 y Londres 2014) y la mitad de las logradas en los dos anteriores (seis en Pekin 2008 y Atenas 2004)
Parece más interesante otro parámetro para medir nuestra representación olímpica. Ganar con su marca, un lugar en los juegos, implica un esfuerzo y sacrificio descomunal, sobre todo en los deportes individuales, que lleva generalmente entre cuatro y ocho años, de dedicación en la vida de cada deportista y su equipo de preparación.
En esa cantidad de olímpicos en cada competencia, vemos mejor el esfuerzo hecho por el deporte en esos años previos.
En Tokio tuvimos menor cantidad de olímpicos que en Rio 2016, para disputar incluso mas disciplinas
Veamos:
- Atenas 2004: 152 deportistas, 22 disciplinas
- Pekin 2008: 138 deportistas, 19 disciplinas
- Londres 2012: 133 deportistas, 21 disciplinas
- Río de Janeiro 2016: 213 deportistas, 25 disciplinas
- Tokio 2020: 181 deportistas, 31 disciplinas
Y lo mismo pasa con la delegación para los Juegos Paralímpicos que están por comenzar. Mientras tuvimos 82 deportistas en Río 2016, que fueron más que los 60 que habían estado en Londres 2012, solo habrá 57 en Tokio 2021.
Este número menor de deportistas con marcas olímpicas podemos mirarlo como un retroceso, después de la participación en Río de Janeiro.
No olvidemos que incluso, fuimos sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 en Buenos Aires. Algún legado en lo deportivo, debería habernos hechos crecer. Sin embargo, eso no ocurrió.
En Río de Janeiro 2016, todos nuestros deportistas destacaban la tranquilidad con la cual habían podido entrenar y competir, por el respaldo tenido particularmente en lo económico. No fue lo mismo en esta oportunidad.
La desfinanciación del deporte federado, a partir de diciembre del 2017, cuando la Ley 27430, derogó la afectación del 1% de lo recaudado por telefonía celular, para el sostenimiento del ENARD, según se había creado por ley 26673, volvieron las limitaciones, en cuanto a ese sostenimiento, que en base a becas, competencias, viajes de entrenamiento, mejoramiento de infraestructura, había generado expectativas de futuro.
Más allá de la pandemia, que afectó a todos. En este aspecto, como en tantos otros en el país, aquí también hemos retrocedido, en vez de avanzar.
¿Qué se requiere entonces para acompañar y fortalecer el esfuerzo de deportistas, entrenadores y dirigentes deportivos, tanto de clubes como de federaciones?
Políticas de Estado, reconocer al deporte como un derecho; destinar e invertir recursos suficientes, para todos sus subsistemas. Tanto para promover el deporte comunitario y escolar, ampliando las bases de la práctica deportiva, como garantizando el acceso a infraestructura de calidad. Sostener y fortalecer a los clubes, columna vertebral del deporte en el país. Así como garantizando también la práctica competitiva de nuestros deportistas de elite.
Pero la falta de un debate maduro, alejado de la grieta que nos afecta, nos impide contar con una Ley del Deporte, eficaz y aplicable como marco institucional serio que permita una "cooperación responsable pública-privada, entre el Estado y las Federaciones Deportivas" Esto no se hizo previo a la sanción de ls 27202 a fines del 2015, y mucho menos con la sanción del Decreto 92/19
Los vaivenes en los últimos 10 años, del área de Deportes a nivel nacional, sirven de muestra para la falta de seriedad por parte del Gobierno Nacional hacia el Deporte argentino.
El primer paso sería afrontar el debate para contar con una nueva y eficaz Ley Nacional del Deporte. Que salde las diferencias entre la 27202 y el Decreto 92/19.
Que entre otras cosas, haga efectivo el Derecho al Acceso al Deporte; reestablezca el financiamiento del ENARD; garantice un Organismo de aplicación estatal, fuerte y participativo, sustentable en el tiempo; haga realidad las bonificaciones y exensiones que nuestros clubes necesitan en relación a tarifas de servicios públicos; ponga en marcha el régimen previsional especial ya previsto para el deporte, y jamás reglamentado; que amplíe a todos los clubes los beneficios que hoy solo tienen los de futbol profesional. Que mejore y amplíe los beneficios de la Ley 27098 de protección y sostenimiento a los clubes.
Son solo algunos de los primeros trazos que habría que dar, para no desaprovechar el ciclo olímpico que se inicia, con la esperanza de que el deporte se desarrolle de manera mas equitativa y sostenible, que nuestros clubes sigan sacando pibes de la calle, y por que no ilusionarnos con mayor numero de olímpicos en los próximos juegos, y quizás, también en algún momento, mejorar el número de medallas.
EL AUTOR. Carlos Iparraguirre. Abogado. Ex subsecretario de Desarrollo Deportivo de la Provincia de Santa Fe.