Una de cal y una de arena: el cambio, en marcha

Se pregunta ISabel Bohorquez, la autora de esta nota: "¿qué creen que están haciendo en el Congreso además de los jueces, los sindicalistas, los que se dicen representantes de algún sector, los grupos que se oponen montados en un aura de legitimidad? ¿Habrán leído el documento completo al menos? ¿Sabrán sobre lo que están opinando? ¿Miraron a su alrededor? ¿Son conscientes del clima social que reclama el cambio?".

Isabel Bohorquez

Por esto días voy, poco a poco, intentando leer los textos del DNU y de la Ley Ómnibus con todas las derivaciones que supone, ya que se mencionan allí muchísimas leyes que desconozco, incluso -recién ahora me entero- algunas de las cuales son de la época de la última dictadura militar en Argentina. Y después nos vanagloriamos de los cuarenta años de democracia...

Avanzo despacio, hago derivaciones en la lectura buscando los ítems mencionados que me bifurcan y me demoran. Probablemente debería remitirme a leer sólo aquello en lo que pueda considerarme en condiciones de opinar, tal como es el caso de los cambios en Educación. A ello me abocaré especialmente apenas tenga un panorama general. Por el momento, aspiro a ser una lectora curiosa y atenta de lo que en términos generales, expresan el DNU y la Ley Ómnibus. Quiero entender.

Aun no he concluido mi lectura pero ya escucho y leo por los medios y las redes las reacciones de los diferentes sectores a los que se les nota claramente la animadversión y el repudio al paquete global de las medidas así como el entorpecimiento que prometen llevar a cabo.

Cuestiones que a mi me parecen claras en contraste con el clima imperante de aquellos que niegan la legitimidad del planteo de Milei:

- La sociedad argentina, el Pueblo, estuvo consciente al momento de elegir presidente que la crisis argentina había llegado a un extremo insostenible y que por lo tanto era necesario un cambio profundo, de raíz y sin el gradualismo que ya se había intentado sin ningún éxito.

- La sociedad argentina, el Pueblo, supo también que el ajuste era inevitable. Cualquier presidente que hubiera ganado debía hacerlo de un modo u otro. El plan platita fue un parche más entre tantos otros innobles recursos de campaña con los caudales del Estado.

- La sociedad argentina, el Pueblo, eligió un horizonte en base al hartazgo por la vieja política; por la ineficacia de los poderes vigentes; por la corrupción reinante; por el deterioro en la calidad de vida de todos nosotros: nuestra seguridad pública, nuestra salud pública, nuestra educación pública; por el espectáculo perverso y obsceno de años y años de gobiernos que dilapidaron nuestros recursos en complicidad con los políticos opositores así como con los diputados, senadores y jueces que admitieron que ello sucediera. Tantos personajes, algunos que ni conocemos y otros resonantes que han vivido a costa nuestra, trabajando bien poco en función del bien común y más bien haciendo rosca para su partido o su conveniencia personal. Los diputados y senadores en general deberían tomar conciencia de que la gente de a pie, no los aprecia, no les tiene confianza, ni siquiera los consideran capacitados para ocupar ese lugar...Sobre muchos de los jueces podría afirmarse lo mismo.

- La sociedad argentina, el Pueblo, decidió poner un parate a gobiernos indolentes, inútiles (o socios) de incontables penurias reflejadas en el sufrimiento de tantas familias que han perdido seres queridos en manos de delincuentes; en el miedo a transitar por las calles mirando de reojo en un país que poco a poco se volvió tierra de nadie...en fin, en el sentimiento intolerable de que nuestro propio territorio dejó de ser nuestro hogar para convertirse en una cueva de ladrones donde cohabitan desde los que te arrebatan el celular de un golpe hasta los grandes maleantes de guante blanco que tienen una voracidad sin límites y se quieren quedar con absolutamente todo, inclusive con nuestra identidad y nuestros valores para suplantarlos por aquéllos que fueran convirtiéndonos en títeres fáciles de manipular.

- La sociedad argentina, el Pueblo, le dijo basta a la realidad política y social argentina, a las cosas mal hechas, a un Estado despilfarrador en cuanto nicho le convenga para dejar siempre a los más débiles -como son los jubilados con la mínima- en la más profunda carencia mientras los vociferadores de siempre se envuelven en las banderas de los derechos...le dijo basta a los peronistas, a los radicales, a los de izquierda, a los de derecha, a los de centro, a todos. Las diferentes agrupaciones políticas deberían estar mirando con profunda autocrítica el fenómeno argentino actual. Ya que -fundamentalmente- el suceso Milei lo provocó la gente con su hartazgo.

- La sociedad argentina, el Pueblo, también le dijo basta a los sindicatos, a todas las organizaciones intermedias entre los que dicen defender o proteger y el Estado. Le dijo basta al curro, a la trampa, al abuso, a la mentira disfrazada de virtud y de verdad, al relato, a toda ideología despótica y opresiva, que encarnada en personajes ya demasiado conocidos, considera que solamente ellos pueden detentar el poder y sino sobreviene el caos. Hartos de gremialistas gordos, ricos y vetustos gritando en las calles en nombre del Pueblo -que no los tolera más- con aires de soberbia por sentirse capaces de parar un país; hartos de personas que se creen con la potestad de representar al resto y a la primera de cambio, operan en su beneficio y viven a costa de los que dicen representar.

- La sociedad argentina, el Pueblo, harta de estar harta, expresada en esa mayoría soberana que lo votó a Milei quiere el cambio aunque no sea experta ni entendida en todos los tópicos que están involucrados en ello. Y lo quiere sin demora, aunque duela y cueste sacrificios.

Entonces... me pregunto: ¿qué creen que están haciendo en el Congreso además de los jueces, los sindicalistas, los que se dicen representantes de algún sector, los grupos que se oponen montados en un aura de legitimidad? ¿Habrán leído el documento completo al menos? ¿Sabrán sobre lo que están opinando? ¿Miraron a su alrededor? ¿Son conscientes del clima social que reclama el cambio?

Yo no puedo discernir si el DNU y la Ley Ómnibus presentada tienen flancos inconstitucionales. Lo que le da legitimidad en principio, para mí, es que expresa la voz de quienes reclaman el cambio de fondo y que encontraron a través de Milei el canal de concreción. Ese es el primer escalón a reconocerle al paquete de medidas.

Los expertos de cada área reunidos en un esfuerzo mancomunado ¿estarán analizando punto por punto cada medida para discernir lo positivo y lo negativo de ellas? Porque una cosa es cierta: hay un montón de cosas que tienen que cambiar en Argentina.

Sacar a los intermediarios de los planes es una por ejemplo, reducir el poder de los sindicatos es otra, dejar de pagarle la universidad a los extranjeros es otra, y la lista sigue. Necesitamos hacer un sinceramiento de que la plata -así como veníamos- no alcanza y de que hay que buscarle la vuelta entre todos, necesitamos ordenar el caos en el que estuvimos sumidos por años, por culpa y responsabilidad de todos.

Nos debería interesar el debate que provoca semejante revolución copernicana.

Y aprender a cambiar en paz, sobre la base del disenso constructivo y democrático. Cortar calles y escupir gente no es el camino.

Quizá Milei quiera hacer una transformación -que impacta en décadas de rutinas y modos de llevar adelante un país- de un solo golpe de página.

Tal vez ese sea el sendero...instalar de una vez en la conciencia colectiva que vivimos mal debido a muchas causas que podemos revertir.

Aprender/recordar de nuestros ancestros que la cultura del esfuerzo común y que la austeridad así como la transparencia deben ser modos habituales y posibles de administrar nuestros bienes. Recuperar la argentinidad que nos fundó.

Hoy todos los legisladores en Argentina deberían suspender sus vacaciones y estar quemándose las pestañas con los documentos en sus escritorios. Buscándole la vuelta, rescatando los aspectos valiosos y corrigiendo los defectuosos. Ninguna propuesta es perfecta. Nadie debería rasgarse las vestiduras por ello.

Más de un prepotente con traje y corbata debería bajarse de su podio y estudiar con humildad cuales son las auténticas chances que tiene este camino de transformación. Porque en el fondo, todo el mundo sabe que era necesario el stop y el empecemos de nuevo que estamos frente al abismo.

¿El Pueblo? Aquella mayoría que lo votó, hoy tiene estado de ánimo para acompañar un cambio, tiene paciencia y tiene convicción. Tiene voluntad y tiene esperanzas, tiene miedos y tiene sueños de una Argentina mejor para sus hijos.

El Pueblo quiere que la marcha del cambio no se detenga ni se demore.

Aunque en el DNU y en la Ley Ómnibus haya una de cal y otra de arena.

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