¿Tenemos tendencia a compararnos con los demás?
El profesor José Joerge Chade introduce un tema de discusión y reflexión.
Compararse con los demás es una tendencia natural que todos, como seres humanos, tenemos.
Esta comparación puede ser totalmente neutral, como cuando se limita a detectar similitudes y diferencias, y también productiva, cuando algunos aspectos del otro nos impactan de manera positiva hasta el punto de impulsarnos a mejorar día tras día, descubriendo así cosas nuevas sobre nosotros mismos.
Sin embargo, la comparación con los demás también puede ser disfuncional, cuando se tiende a vivirla como una comparación constante y desmotivadora, en lugar de como una fuente de inspiración. Basta pensar en cómo, desde pequeños, en la escuela o en el deporte, se compara a las personas entre sí. Por citar un ejemplo, ¿cuántas veces los adultos, dirigiéndose a los niños, formulan preguntas como: "¿Quién es más inteligente? ¿Quién es más lindo? ¿Quién es mejor entre...?".
La sociedad actual es muy competitiva. El tema de la comparación está constantemente presente. Y esto puede llevar, a veces, a una pérdida o dispersión de la propia identidad, hasta llegar a creer que el valor personal de cada uno está fuera, únicamente en los resultados, en los éxitos o en la aprobación de los demás. Y, cuando estos no llegan, se cree que se vale poco o nada. En cambio, se alimenta mucho menos la búsqueda de un valor personal que sea tal, independientemente de todo lo demás. ¿Cuánto esfuerzo cuesta distanciarse de los resultados como medio de evaluación y creer que cada persona tiene valor por sí misma?
A la luz de esto, es posible afirmar que la comparación, vivida de manera disfuncional, se convierte en el sistema de medición de las supuestas carencias, asumiendo así la función negativa de autosabotaje, en lugar de la positiva de punto de partida para estimularse a mejorar.
El autosabotaje es un mecanismo cognitivo en el que se ponen en práctica estrategias que conducen al fracaso o que impiden realizar una determinada acción, alejando a las personas de sus objetivos.
Las formas más comunes de autosabotaje incluyen conductas como la indecisión, la procrastinación y las adicciones de cualquier tipo (como, por ejemplo, en los trastornos alimentarios: «la adicción a la comida»).
La autosabotaje, en la mayoría de los casos, es totalmente inconsciente. Por lo tanto, las personas a menudo se encuentran en el punto de partida sin entender por qué y terminan culpándose a sí mismas, a las circunstancias o a los demás.
Este mecanismo no es más que una resistencia al cambio. La falta de confianza en uno mismo está directamente relacionada con la autosabotaje inconsciente y este vínculo es muy difícil de romper.
¿Cómo manejar esta la comparación con los demás?
Para hacer frente a determinados mecanismos disfuncionales, hay que intentar ir más allá de la comparación.
En primer lugar, sería útil tomar conciencia de por qué a menudo es tan fuerte la necesidad de compararse con los demás. Por lo tanto, puede ser útil aprender a conocerse a uno mismo, explorar los propios pensamientos y creencias sobre este tema, tratando de establecer una mayor conexión con uno mismo. Conectarse con uno mismo es un aspecto importante para llevar una vida serena y armoniosa. Por lo tanto, a pesar del estrés de la vida cotidiana, es importante que cada uno se reserve tiempo para sí mismo.