Correr la coneja

Moverse es el inicio de una buena y mejorada nueva longevidad. Pero me hace pensar en los múltiples casos de adultos mayores que de repente se encuentran viviendo más a costa del avance médico pero carentes de calidad de vida

Diego Bernardini
Es un académico, investigador y divulgador de la salud de las personas mayores. Considerado una de las personalidades más influyentes por su visión sobre la transformación social que realizan los +50

Correr para mi es un acto de liberación. No corporal sino mental. No compito contra nadie, por momentos tal vez conmigo mismo, y por momentos no; por momentos es un momento en el que me conecto con mi "aquí y ahora" y simplemente disfruto del contexto. Es justo ahí donde mi mente se libera y la creatividad aparece. Tengo ideas, sueños, recreo momentos. Y pienso mucho. Y agradezco también.

Moverse es un bien preciado al que damos por sentado hasta que no lo podemos hacer más. Soy de esos +50 que todavía puede mover sus rodillas sin sufrir demasiado. Soy de ese grupo que va haciendo su click personal y sabe que moverse es el inicio de una buena y mejorada nueva longevidad.

Pero también me hace pensar en los múltiples casos de adultos mayores que de repente se encuentran viviendo más a costa del avance médico pero carentes de calidad de vida. De aquellos postrados en camas que se ven encerrados dentro de su propio cuerpo y circunstancia. De los que están en residencias de las que ya no salen y de los que, su sociabilidad es tan pequeña que están encerrados consigo mismos.

Este límite en el que convivimos los que son y también los que seremos nos lleva a mirar con otros ojos cada uno de los pasos que damos. Hoy tenemos el ejemplo vivo de cómo no queremos seguir, y las claves para torcer esos pasos. Si podremos o no, nadie lo sabe. Solo depende de nosotros mismos.

Te imagino mientras lees esto diciéndome que tus huesos ya no son lo suficientemente fuertes para moverte. O que no tenés músculos porque nunca lo hiciste. Y justo ahí, sale esa frase que tan mal nos viene: "Doctor, ya es tarde".

Por suerte del otro lado, somos muchos mostrando que podemos elegir vivir mejor hasta el último momento. Y no, tal vez no podemos hacer la actividad que queremos de la forma que queremos (no señora, yo tampoco puedo correr una maratón todo el tiempo) pero así como hay un libro para cada lector, hay una actividad para cada cuerpo y es tanto mejor hacer que no hacer, que las excusas se diluyen en cada párrafo.

Corro y me acuerdo de esas claves que van a forjar mi futuro: mover el cuerpo, comer balanceado, tener actividad social de calidad y elegir. Siempre elegir: cómo vivir, cómo morir, qué hacer. Ya no pedimos permiso para ser. Y eso, no tiene precio.

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