¿Está en tela de juicio la credibilidad?
Mauricio Castillo lanza una serie de reflexiones para motivar el autoanálisis.
Situaciones que cada día vivimos, en el trabajo, en el hogar, en el estudio, nos lleva a pensar y analizar sobre la verdad o la mentira, lo real o lo irreal.
Mentiras, ficciones, falsedades, disimulos, hasta puede ser un sinónimo la hipocresía, convive en todos los actos en donde se presentan relaciones humanas, es como la corrupción. Existen las que, por razones de humanidad, se las justifican, las "piadosas" o "blancas", y están justo aquellas que son las más peligrosas, que se disfrazan de lo contrario, y que le dan sentido a la descripción de la persona destinataria como "no hay peor ciego que, el que no quiere ver", o "peor sordo que el que no quiere oír", son las que también envenenan a una comunidad.
Empiezo por las personas que hoy toman como oficio o profesión a la actividad política: dirigentes, funcionarios, y cargos políticos de segunda línea. Preguntate: ¿les creés a quienes hoy ocupan este tipo de cargo o función en tu comunidad? Me imagino tu respuesta. Te invito a que puedas pensar si en algún momento o lugar, ¿le escuchaste decir algo contrario a la verdad?; no me refiero a solo cuando hay una campaña previa a una elección, sino cuando en pleno ejercicio de sus funciones, por tal o cual situación hacen declaraciones o informan algo que hacen o hicieron para mejorar la calidad de vida de sus representados, ¿pudiste identificar alguna mentira?
Continuando con otro rol de nuestra sociedad, el periodismo, o quienes tienen o ejercen ese oficio o profesión. Los escuchas todos los días y por ahí durante muchos minutos en un medio de comunicación, sea radio, tv, o lees en un medio gráfico digital como un diario, blog, etc.; te detuviste y lo escuchaste de manera activa, y te preguntaste, ¿dice la verdad? ¿Habla sobre la realidad?, o simplemente escuchamos su impactante voz, su intensidad y su opinión que nos identifican, al igual que sus creencias y valores que parecen coincidir con los de uno y te convencen hasta hacerte sentir, alegría, bronca, ¿o indiferencia?, y resultan todo lo contrario a lo real.
Y luego siguen...
¿Quiénes siguen? Empresarios, profesionales, comerciantes, artistas de los mas variados, bohemios, esas personas de perfil bajo en la exposición pública, que de seguro son los que mas pueden llegar a sentir y vivir como ciudadanos comunes, que te lo encontrás en el café, o si vas al club y practicas algún deporte y forma parte de un equipo o simplemente en una reunión de amigos, o familiar donde siempre hay temas no solo políticos sino de cuestiones culturales, sociales, y hasta ontológicos respecto al ser o poder ser, como personas y seres humanos en sociedad o comunidad.
Y en tercer orden, existen en cada pueblo o comunidad, muy pocos, pero todavía perduran aquellas personas, en su mayoría hombres, los que alguna vez por circunstancias de la vida, pasaron de estudiantes prodigiosos o habilidosos artistas, a piezas que no encajan en nuestra sociedad, por cierto grado de "locura" o desequilibrio "emocional" o "mental", pasan a ser justamente los mas juzgados como una piedra en el zapato, un violento verbal, que por su conducta física, y su verborragia intempestiva, nos incomoda, nos avergüenza y hasta nos hace poner de mal humor, y se expresan y dicen verdades y realidades negadas rotundamente por el subconsciente por su condición, la que acabo de describir.
Vivimos conscientes, e inconscientes en un mundo, nuestro mundo cotidiano, donde hay infelices, felices e intermedios, haciendo lo que les tocó, eligió o simplemente quienes transcurren; esos momentos que disfrutamos o los sufrimos, y que, en nuestras relaciones sociales y humanas, ponemos en "tela de juicio" cuando nos afecta negativamente, o creemos hasta con los ojos cerrados y los oídos tapados, todo cuanto vemos o escuchamos, sin siquiera dudar o desconfiar.
La toma de decisiones, en estos momentos de cambios vertiginosos y disruptivos, en el parámetro útil cultural que permite que podamos cambiar de energía, y que nos hace notar su paso, me lleva a analizar y comprender el pasado, pensar un mañana con esperanza y beneficioso; pero con un presente de actitudes sin prejuicios que nos permita, disminuir las distancias, buscando y encontrando ser sinceros con nosotros mismos, y actuar, sin poner tanto en "tela de juicio" la verdad de los demás sino reconocer la mentira sin tolerarla, o al menos intentarlo. A lo mejor nos resulta y nos va un poco mejor.