De qué no habló Cristina Kirchner en TV, que se vuelve una Maslatón más

La vicepresidenta y dos veces presidenta desaprovechó el espacio en la TV de sus amigos: fue llana, apocada, final. Se terminó equiparando a un exdirigente e influencer que se vuelve meme, Carlos Maslatón.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

La aparición de Cristina Kirchner en TV, tras seis años de no participar de shows televisivos como el de C5N del jueves pasado, pudo ser un hito histórico, pero no sucedió.


Chau, chau, adiós: el show pobre de CFK en TV

Cristina Kirchner no le habló al país. Ni siquiera a los peronistas. Se dirigió al núcleo duro que la adula y le perdona todo para bajarles línea en forma masiva. Entrelíneas se escuchó algo que no dijo textualmente, pero que dio a entender con numerosos ademanes faciales y algunas frases encriptadas: "No insistan, que si soy yo la que me hago cargo de este gobierno siendo candidata presidencial, pierdo. Y ustedes también".

La actual vicepresidenta evitó tanto hacerse cargo de la impopularidad de lo que en su círculo íntimo porfían en mentir definiéndolo como "gobierno popular", como de hundirlo. Hasta tiró un manto de piedad sobre quien fuera uno de los principales denunciantes en su contra en el pasado no tan lejano, Sergio Massa, cuando dijo que "recibió una papa caliente".

El asunto es que esa "papa" la calentó el anterior ministro, Martín Guzmán, que asumió con su aval, o bien no la supo enfriar si lo que quiso decir es que la recibió de "ah pero Macri". Le comprenden las generales de la ley: la impericia del actual gobierno es propia.

Lo que creó Néstor no fue igual a lo que alimentó Cristina

Pero la oportunidad de que la ex dos veces presidenta trazara una línea como horizontes fue desperdiciada. Quedará para el futuro, para historiadores, documentalistas, analistas o para alguna autopsia institucional histórica, descular si lo hizo a propósito, por incapacidad, desprecio, desinterés o qué.

Lo único evidente del repaso de su show televisivo es que:

- No habló del dato colosal de que un tercio de los niños sufre hambre -ya no solo pobreza- en la Argentina que deja su tercer gobierno (cuarto si se suma al inicial de Néstor Kirchner), a pesar de recibir ayuda alimentaria del Gobierno.

- En ese mismo orden, podría agregarse una serie de definiciones no dichas  por CFK sobre cómo salir de la actual situación, algo que se esperaría de una líder de las condiciones en las que ella se autopercibe.

- No dio indicios sobre los problemas y soluciones para el país, sino que en lugar de ello, se embarcó en un intríngulis de "unidad básica" sobre cómo hacer para no salir terceros en las presidenciales de este año, cuando dijo que el esfuerzo hay que ponerlo en llegar al balotaje. Poroteó con las encuestas en la mano, y poco más, como cualquier panelista de programa televisivo.

- No solo utilizó a "los pobres" como algo con qué tirarle a sus adversarios políticos, como si conformaran una pelota discursiva. Tampoco demostró empatía con la enorme cantidad de gente que está siendo desclasada, los que se caen del sistema de consumo, los que tienen menos ingresos. Su preocupación se centró en no vincular su nombre al paso frustrado y frustrante de Alberto Fernández por la Casa Rosada y en no ponerlo en una boleta presidencial para este año.

Cristina Kirchner, además, no fue recibida por una masa popular en la entrada al canal. Salvó el chasco con las chanzas cruzadas con Carlos Maslatón, un meme viviente que entretiene desde todos los lugares de exposición pública a los que tiene alcance y que rifó su influencia en los jóvenes por razones gemelas a las del proceso de extinción político de la actual vicepresidenta: exceso de espejo, ausencia de ventanas a la sociedad.


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