Cuatro años sin Viviana Luna y sin avances de la investigación

El 7 de diciembre de 2016 fue vista por última vez la mendocina Viviana Luna. Hoy, en un nuevo aniversario de su desaparición, solicitamos que la justicia avance y la familia tenga una respuesta.

Hoy 7 de diciembre hace cuatro años que desapareció Viviana Luna. Tal vez para muchas personas no signifique nada eso. En lo personal, luego de pasar por diferentes etapas en los más de seis años que transcurrieron hasta tener una respuesta en el caso de Johana Chacón (que milité desde el comienzo) me di cuenta de que no todo el mundo tiene por qué movilizarse. Acepté que no a todos los habitantes de este mundo las desapariciones los movilizan de la misma manera. ¿Está mal?, ¿está bien? Es un debate que puede llevar años y aún así no resolverse. Prefiero quedarme con que simplemente es así, cada quien se moviliza por lo que le pinta y por lo que no, no.

A quien no puede serle indiferente esta fecha es a la justicia mendocina. Y para no quedarnos en la entelequia voy a poner nombre y apellido. A quien de ninguna manera puede serle indiferente este nuevo aniversario es a la fiscal que está a cargo de la investigación y que se llama Claudia Ríos. Para ella sí que no puede ser un día más, un lunes feriado, una jornada de finde largo para disfrutar. Porque ella tiene la responsabilidad judicial de saber qué fue lo que sucedió con aquella mujer que un día como hoy de 2016 salió de su casa rumbo a una entrevista laboral en Potrerillos y nunca más se supo de ella. Y tiene la responsabilidad moral de darle una respuesta a su familia. 

Cuatro años sin Viviana Luna y sin avances de la investigación

Porque no, no alcanza con que desde ámbito judicial digan que recuerdan los rastrillajes que hicieron aquel diciembre 2016. ¿Y los 3 años y 11 meses subsiguientes? Ah sí, ofrecieron una recompensa que si no me equivoco está aún vigente. Bien, dos hechos puntuales. ¿Es suficiente? No, claro que no. Internamente hay quienes creen, por ciertos indicios (dicen) que Viviana Luna se suicidó. No niego la validez de la hipótesis aunque desconozco sus argumentos. Lo que sí niego es que eso sea suficiente para no seguir adelante con la investigación. Porque si la mujer se suicidó, pues encontremos el cuerpo. Nadie se evapora de este mundo, eso sólo en las películas de ciencia ficción.

"...Y acá voy una vez más exigiendo justicia, porque no puede ser que ya llevemos cuatro años así, y como siempre, me refiero a la fiscal que lleva el caso de mi mamá. ¿No le da, culpa o algún sentimiento saber que tiene una causa ahí sin resolver, que detrás de esa causa hay una familia devastada...?", dice parte de una carta abierta que escribió Ayelén Luna, la hija más chica de los cuatro que tiene Viviana.

Está bien, yo como periodista y como una mortal cualquiera puedo ser racional y comprender que Ríos tiene otras mil causas por investigar y que lógicamente no pasará su vida ni su carrera exclusivamente abocada a saber qué pasó con Luna. Pero sí debería seguir investigando, rever toda la causa, desempolvar el expediente, hacer nuevos rastrillajes, meter buzos profesionales en el lago de Potre, no tengo la más mínima idea de qué más pero no me voy a conformar con los rastrillajes de 2016.

Y menos cuando, de excelente fuente, me llega que recientemente la fiscal Ríos quiso volver a hacer algo en esta causa pero (vaya a saber por qué motivo) no lo hizo. Estuvo a punto, lo pensó, lo está planeando, lo dejó para más adelante, lo va a evaluar. Nada de eso sirve si ya pasaron cuatro años y mientras escribo estas líneas el tiempo avanza y la investigación sigue durmiendo en algún armario del Ministerio Público Fiscal de Mendoza. No llamo a nadie a la reflexión, eso lo hacía de adolescente en un mundo de ingenuidad. Pido, concretamente, que la fiscal Ríos agilice la investigación y sepamos, de una vez por todas, dónde está Viviana Luna.

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