La importancia de conocer la composición de la corteza terrestre
El geólogo Eddy Lavandaio da cuenta aquí del increíble error de no enseñar ni aprender de qué está compuesto el planeta, a la vez que urge a que el sistema educativo se de cuenta de ello.
La Geología es la ciencia que estudia la composición, la estructura, el origen y la evolución de la Tierra. De los objetos de estudio de la Geología el menos conocido a nivel educativo es la composición de la Tierra.
Este es un defecto de los diseños educativos y hoy podemos decir, con gran beneplácito, que la actual gestión de la Dirección General de Escuelas ha recibido con una muy buena predisposición y ha tomado en consideración el pedido hecho por la Asociación Geológica de Mendoza para incorporar en los diseños curriculares contenidos mínimos relacionados con la corteza terrestre y con su composición.
En esta nota queremos resaltar cuales son las consecuencias que ha tenido la ausencia del tema mencionado y de qué manera ese desconocimiento ha producido, en algunos casos, problemas de bastante gravedad.
Si bien el campo de la Geología es de una enorme amplitud, ya que hoy se extiende a los demás planetas, el principal ámbito de estudio es la corteza terrestre que es la capa sólida más externa y en cuya superficie estamos parados.
Esa corteza terrestre es parte del ambiente y está compuesta por 92 elementos químicos. Son los 92 elementos naturales que están ordenados y clasificados en la Tabla Periódica de Elementos Químicos o Tabla de Mendeleiev. El más liviano de ellos es el hidrógeno y el más pesado es el uranio. Es importante saberlo porque, como podrán imaginarse, en cualquier terreno no antropizado donde saquemos una muestra encontraremos todos o casi todos esos elementos porque son sus componentes naturales.
En la última edición de la Feria Argentina Mining realizada en Mendoza, y en un espacio educativo organizado por la Dirección de Minería, tuvimos oportunidad de exponerles a grupos de estudiantes secundarios un par de situaciones desagradables generadas por el desconocimiento de la composición cortical.
La primera situación que describimos corresponde a un juicio, una demanda por daños y perjuicios, iniciada en el año 2005 en el Juzgado Civil y Comercial Común II, de la ciudad de Concepción, provincia de Tucumán.
Los dueños de un campo iniciaron la demanda contra una mina metalífera por contaminación presentando como prueba el análisis de una muestra extraída del terreno mediante acta notarial. El análisis fue hecho en Canadá y detectó la presencia en ese terreno de 60 metales, incluyendo 17 tierras raras.
Conviene aclarar que hay laboratorios canadienses, de reconocido prestigio internacional, que ofrecen "paquetes" de análisis, muy útiles en investigación geoquímica, consistentes en la detección de hasta 60 elementos en una misma muestra, con precisiones que alcanzan a las "partes por billón" o "miligramos por tonelada". En consecuencia no cabe ninguna duda sobre la seriedad del análisis efectuado-
Con ese análisis, sumado a otro de la Comisión Nacional de Energía Atómica, hecho sobre un número menor de elementos, se inició la demanda.
El juez, atendiendo a la ya vigente Ley Nacional 25 675, ordenó a la empresa y al Gobierno tucumano a efectuar monitoreos acordes con el principio precautorio de esa Ley. Sin embargo, rechazó la demanda por no haberse comprobado la contaminación.
Surge de esta presentación que tanto los dueños del campo, como el escribano y el abogado patrocinante, desconocían cuál era la composición natural del terreno, como parte de la corteza terrestre. No se les ocurrió pensar que esos elementos hayan estado siempre en el terreno, y por el solo hecho de encontrar que tenía metales dedujeron que eran producto de una contaminación. Es decir que la ignorancia produjo esa confusión
La segunda situación que describimos se relaciona con un grave incidente ocurrido en la mina Veladero, de San Juan, el 13 de septiembre de 2015. Un derrame de agua cianurada produjo la contaminación del río Potrerillos, un afluente del río de las Taguas, en la alta cuenca del río Jáchal, generando gran alarma en las poblaciones ubicadas aguas abajo de la cuenca.
Intervino la Justicia, suspendieron toda la actividad del establecimiento, se procesaron a nueve empleados por negligencia y se hicieron cinco estudios para determinar el alcance de la contaminación y evaluar los daños.
En esos estudios se compararon los análisis con los de la línea de base y coincidieron en que no hubo alteración de la composición original de los ríos Blanco y Jáchal, donde se ubican las poblaciones más cercanas, aguas abajo. El 30 de septiembre, la información oficial dio por terminado el tema.
Tres días después, el portal Unidiversidsd (www.unidiversidad.com.ar), perteneciente al Centro de Información y Comunicación de la UNCUYO, publicó una extensa nota con el siguiente título: "...el derrame de la Barrick envenenó el agua de Jáchal" ..."un estudio técnico sobre el agua de los ríos de la zona detectó contaminación con metales en dosis de hasta 1400 % por encima de los valores tolerables".
Los químicos de la UNCUYO sacaron muestras y las compararon con las normas del Código Alimentario. Parece que los profesionales que intervinieron no conocían la composición natural de la corteza en esa zona y por lo tanto ignoraban cuales elementos y en qué cantidades podían disolver las aguas superficiales. Tampoco se dieron cuenta de que el patrón de comparación para demostrar una contaminación es la línea de base.
De haberlo hecho se hubieran dado cuenta de que los llamados "elementos en exceso" eran componentes naturales de ese curso fluvial. Por lo tanto, la información publicada por la UNCUYO era totalmente falsa, generada por la ignorancia de quienes la difundieron.
Dado que esa información falsa nunca fue desmentida y teniendo en cuenta el prestigio de la Universidad Nacional, su repercusión fue enorme y hasta el día de hoy hay personas que la consideran como algo cierto. Por esa misma repercusión, se llegó al extremo de la exageración cuando una Diputada Nacional hizo una denuncia ante la Justicia Federal para que se investigue una supuesta contaminación de cuatro provincias.
Estos ejemplos que hoy describimos, tomados del libro "Minería: Perón y después" (Editorial DUNKEN, 2021) muestran hasta que punto pueden llegar las consecuencias negativas que trae aparejado el desconocimiento de la composición de la corteza terrestre.
Esa misma ignorancia provoca que muchos chicos y adolescentes no se den cuenta de cuál es el rol de la minería en la sociedad. Si no se les enseña que las materias primas minerales, imprescindibles para el progreso tecnológico e industrial del mundo, deben extraerse de la corteza terrestre porque son sus componentes, seguirán pensando que la minería es una actividad ajena a su vida y a las de la población que integran.
Como dijimos al principio, hoy tenemos la firme esperanza de que la Dirección General de Escuelas encuentre la forma de solucionar este defecto y logre que nuestros chicos conozcan el origen de las materias primas minerales y comiencen a apreciar la importancia del trabajo y la producción de los mineros .