En busca del bien común y el bienestar general

La plena vigencia de los principios democráticos y republicanos son la base necesaria e innegociable, aunque no única y suficiente, para asegurar los objetivos máximos a los que aspira cualquier sociedad.

Juan Marcelo Calabria

La democracia en su acepción primigenia es el "gobierno del pueblo". Recordemos que deriva de las palabras griegas "demos" (pueblo) y "kratos" (poder o gobierno). De allí entonces la interpretación que a lo largo de la historia se le ha otorgado.

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Además, de esta significación general, debemos destacar que el término posee también un significado amplio y otro restringido. En efecto, desde el enfoque político, Democracia refiere a la forma de organización política convalidada por diferentes mecanismos de participación ciudadana ya sean directos o indirectos. 

Pero en un sentido mucho más amplio, Democracia es también la forma de organización social y un estilo de vida que acuerda una comunidad para el desarrollo y el bienestar general, donde deben primar la igualdad ante la ley, la participación, el respeto mutuo, la plena vigencia de los derechos y deberes individuales y colectivos, que permiten precisamente el desarrollo en armonía y en paz.

Ya en 1831-1835, Alexis de Tocqueville, jurista e historiador francés, a partir de su viaje de estudios a EEUU junto a su colega Gustave de Beaumont, expondría en su obra clásica y fundacional "De la Démocratie en Amérique", conocida por nosotros como "La Democracia en América", un análisis pormenorizado del sistema democrático estadounidense y su impactante éxito, en contraposición al Antiguo Régimen que daba sus últimos coletazos en el viejo mundo. 

De Tocqueville destacaba en su obra, respecto a la Democracia en Estados Unidos, que: "las personas son quienes crean la ley y la ejecutan" (Tocqueville, 1835 - 1840; p. 206), lo que constituye uno de los pilares del sistema y que ve reflejado en el poder legislativo: el Congreso, su máxima expresión. Así el autor reconocía en la democracia representativa y republicana las ventajas del cambio en la vida en sociedad y su progreso, al tiempo que también advertía sobre los riesgos y peligros en los que podía degenerar, como el despotismo suave.

Tocqueville.

Así, la Democracia moderna se asienta en una serie de principios que deben respetarse a rajatabla para que el sistema funcione y rinda sus frutos, algunos de los más importantes son: 

- la igualdad ante la ley: teniendo en cuenta que todas las personas deben tener los mismos derechos y obligaciones, así también como oportunidades, 

- la división e independencia de poderes como uno de los principios fundamentales de la república que evita la concentración de poder y asegura el funcionamiento independiente de los mismos, 

- la participación ciudadana a través de diferentes mecanismos que legitiman el sistema y que tiene en las elecciones periódicas uno de los más importantes, 

- la plena libertad para el funcionamiento de las agrupaciones y/o partidos políticos, la pertenencia libre a ellas y la posibilidad de elegir y ser elegidos para los cargos a través del voto, 

- la rendición de cuentas: entendida como la obligación de nuestros representantes, como la de cualquier persona que desempeñe la función pública de rendir cuentas de sus actos y decisiones de gobierno y someterse a los mecanismos legales de control, 

- la libertad de expresión: la que debe ser completa y sin restricciones con la libertad de prensa como vigencia plena de la libertad de opinión que abren la puerta además al escudriñamiento y control ciudadano de los actos de gobierno, y finalmente 

- la alternancia en el poder: o en su acepción más cercana alternancia política, como principio fundamental para fortalecer la democracia, ya que sin duda no es saludable para el sistema democrático que una misma persona o grupo político detente el poder por períodos ilimitados, incluso aunque esta continuidad surja de elecciones libres.

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Precisamente, el hecho de que los cargos públicos sean ocupados temporalmente por períodos determinados por ley es un principio republicano que contribuye al recambio y estabilidad democrática, por citar algunos de los muchos principios que deben asegurar el pleno funcionamiento de la democracia.

Lo cierto es que si hoy en día, a modo de balance, hiciésemos un control a través de una simple check list de la plena vigencia y aplicación de estos y demás principios que rigen nuestra vida democrática, quizás nos encontremos con grandes falencias que en parte explican muchos de los problemas actuales de nuestras sociedades. 

Tal como expresamos, la Democracia es una manera de ser de la sociedad que surge a partir de un acuerdo o contrato social, al tiempo que la soberanía del pueblo es la que determina la forma de gobierno, ambos como grandes hilos conductores, que junto a la plena vigencia de los principios descriptos y su libre ejercicio aseguran que el sistema democrático en su conjunto funcione.

En la historia de nuestro país, incluso en muchos de los cortos períodos democráticos previos a 1983, muchos de esos principios fueron vulnerados, pausados podríamos decir, a veces incluso en nombre del mismo orden democrático: los abusos de poder, la intromisión de un poder sobre otro, y en más de una ocasión el avasallamiento de las libertades individuales que derivaron en violencia e inestabilidad, han sido una imagen repetida que como un círculo vicioso inexorablemente terminaron en gobiernos despóticos.

A partir de 1983, desde la vuelta definitiva a la democracia, sin duda la estabilidad del sistema comenzó a afirmarse, y aún en momento de crisis sociales, económicas y políticas, como por ejemplo la más reciente del año 2001, los mecanismos institucionales funcionaron y permitieron converger en salidas siempre dentro del sistema, aunque no sin grandes costos sociales, políticos y económicos con secuelas hasta nuestros días. 

Esta experiencia de décadas previas, e incluso con los problemas que enfrentamos actualmente donde la pobreza y la exclusión de grandes sectores sociales, es una permanente herida abierta y el saldo negativo quizás más palpable de las últimas décadas en nuestro país, pero que no ha sido un proceso exclusivo de Argentina, ya que la región, especialmente en la última década, vivió la movilización y fuertes reclamos sociales, con el "pueblo en las calles" pidiendo a gritos mejores oportunidades y una mejor calidad de vida.

En definitiva, el cumplimiento del objetivo final del bien común, el bienestar general, o en un término más actual el buen vivir, como promesa firme de la Democracia, debería ser la base estándar de nuestras realidades y en línea con los ODS -Objetivos de Desarrollo Sostenible- de la Agenda Mundial 2030, que precisamente hacen hincapié en poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo, poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible, garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades, en el marco de sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitando el acceso a la justicia para todos y a partir de instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles, a modo de una somera síntesis de este gran acuerdo mundial, que debe ser la guía de la agenda públicas y el horizonte de las políticas públicas en todos los países, especialmente en la región donde gran parte de estas premisas están por desarrollarse, y son materias pendientes de nuestros gobiernos.

Una verdadera agenda de Estado que supere los períodos o mandatos de gobiernos y que a través de planes estratégicos de largo alcance y políticas públicas de Estado que trasvasen los gobiernos y las personas aseguren ese mentado bienestar general y desarrollo sostenible que aún parecería estar pendiente.

EL AUTOR. Juan Marcelo Calabria. Docente de la Universidad Nacional de Cuyo. Miembro correspondiente por Mendoza de la Academia Nacional Sanmartiniana y Miembro Adherente del Instituto Nacional Belgraniano. Autor de los Libros: "San Martín Modelo de Líder Americano" y "San Martín más allá del Bronce", entre otros. Habitual columnista en El Auditor, que se puede leer con un clic aquí.

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