Uso, mal uso, abuso y desuso de la palabra inclusión

Inclusión significa ampliar la mirada, por que medirnos con la diversidad nos implica a cada uno en los cimientos de nuestro ser, en nuestros prejuicios, en nuestros miedos arraigados, en las barreras que hemos construido para protegernos.

José Jorge Chade
Presidente de la Fundación Bologna Mendoza Dr. en Ciencias de la Educación.

Mirar al otro sin apreciar su riqueza y su luz, pone al desnudo la discapacidad del entorno, la enfermedad de la sociedad, los obstáculos culturales, políticos, económicos a la solidaridad y a la ecología de la convivencia.

La calidad de la inclusión no es un absoluto. Depende de lo que pensemos detrás de la palabra «calidad». Puede depender de la importancia del contexto. De considerar que el aprendizaje en el caso de la inclusión escolar es una acción individual pero no solitaria. O de considerar el aprendizaje como un proceso reproductivo y repetitivo. Y que, como consecuencia, no a la inclusión sino la separación como oportunidad de crecimiento y desarrollo del aprendizaje

Habría muchas preguntas. Pero para acompañar una encuesta sobre el estado de la inclusión, los lectores no quieren preguntas. Por eso es mejor buscar claves de interpretación. Las buscamos en las tres palabras que han acompañado estas décadas de experiencia: inserción, integración, inclusión. Los tres términos son también signos indicadores de un camino que se despliega. 

La inserción indica una presencia física y pone de relieve que se ha superado una exclusión inicial constituida por la separación física. Aunque no representa un objetivo avanzado, no es desde luego un hecho desdeñable, sobre todo por los nuevos conocimientos que posibilita. El hecho de poder interactuar con sujetos no excluidos permite conocer de una forma nueva a sujetos que en el pasado sólo se identificaban a través del parámetro de la discapacidad/déficit. 

La inserción abre una dinámica que no se detiene y pone en marcha procesos de integración. Lo que concierne a una mejora de la dinámica de adaptación entre el sujeto individual y el contexto próximo. El seguimiento de los proyectos permite documentar bien estos procesos. 

Pero el tercer término - inclusión - es a la vez bello y desafiante. Podemos hablar de «buenas prácticas de inclusión» o mejor como me gusta más y prefiero decir "prácticas potenciales para la inclusión"

Intentemos comprenderlo. Me parece útil partir de una distinción hecha por un maestro del pensamiento jurídico como Gustavo Zagrebelsky, que distingue entre dos lógicas: la de los valores, que tiende a lo absoluto y a la imposición; y la de los principios, que opera orientando y no imponiendo, por convicciones generalizadas y no impuestas. Inscribimos la inclusión en la lógica de los principios y no en la de los valores.

La inclusión es tener una perspectiva ecosistémica amplia. Aquí se trata de la capacidad de contaminar, de 'degenerar', es decir, de realizar la misma función y producir el mismo resultado, pero con elementos estructuralmente diferentes. El cerebro puede hacerlo y también el bricolaje, querido por François Jacob. 

El cerebro puede hacerlo. Esto significa pensar en los estudios de los neurocientíficos. Nos referimos en particular a Edelman, que es capaz de explicar incluso a los no especialistas, comunicando una pasión contagiosa y muy simpática. 

Edelman habla de degeneración del cerebro en un sentido muy positivo: de la posibilidad de que el cerebro no experimente una especialización absoluta de sus componentes -las células-, sino que se organice para «degenerarse» respecto a tareas que no estaban previstas. Es la posibilidad no sólo de diseñar, sino también de sobrevivir.

Trabajar sobre estos conceptos resulta interesante porque nos hace darnos cuenta de lo útil que es abordar problemas reales y, desde luego, de la posibilidad de ser solidarios, competentes y capaces de aprender abordando problemas reales como los de las personas en situación de desventaja, aquí nos detenemos para hablar más específicamente de "personas en situación de desventaja". 

¿Porqué detenernos aquí? 

Es muy común que cuando mencionamos la palabra discapacidad nos confundamos y pensemos a una persona que tiene un déficit y no es así. Discapacidad, significa "desventaja", esto indica que todos podemos tener desventajas y de consecuencia una discapacidad. Para ejemplificar pensemos que pueden existir desventajas provenientes de un déficit y de consecuencia puede tratarse de una discapacidad. motora, sensorial o psíquica. 

Para hacer aún más práctico el ejemplo: Deficit significa falta, algo que no está, un hecho concreto, que no se modifica. Discapacidad es una desventaja que se puede reducir y en algunos casos se puede hacer desaparecer. Una persona amputada de un miembro inferior, por ejemplo, el déficit sería la falta de la pierna y la discapacidad sería la desventaja que eso produce, (caminar normalmente, subir escaleras, etc) Pero si a esa persona yo le coloco la prótesis, sean estas cinemáticas o mioeléctricas la discapacidad se reduce, pero el déficit (la falta de la pierna)no se modifica.

La discapacidad debemos mirarla desde tres puntos de vista:

Biológico (Cuando la discapacidad proviene de un déficit)

Sociocultural (La percepción que la sociedad y la familia tiene de la persona en situación de desventaja. ¡Pobrecito! Es un castigo de Dios...etc.

Psicológico Individual (La percepción que posee la persona en situación de desventaja sobre sí mismo. Que puede ser muy diferente a las otras miradas

También, sé preguntar seguido a los grupos en formación "si podemos tener una discapacidad sin déficit" Un alto porcentaje me responden que NO. Y en realidad sí, porque siendo la discapacidad una desventaja, todos tenemos discapacidades, por ejemplo, yo no sé la lengua rusa, por lo tanto, si voy a Moscú seré un discapacitado lingüístico y así vía. Pero si estudio el ruso, ¿qué sucede?, sucede que reduzco esa discapacidad y hasta la puedo hacer desaparecer.

Nuestro principal supuesto -la adecuación de las necesidades a las competencias útiles para ellas, en la perspectiva inclusiva- tiene una función histórica, y no es un absoluto. Actualmente es una necesidad que hay que construir y garantizar, porque estamos lejos de ello. Habrá que revisarlo y corregirlo continuamente sin perder ni sacrificar el importante papel de las competencias en la perspectiva inclusiva.

Cuando se trata de discapacidad, de desventaja, las palabras pueden ser pedruscos, pero si utilizamos las adecuadas, pueden convertirse en los cimientos del mundo inclusivo en el que todos convivimos.

La discriminación puede definirse como una conducta sistemáticamente injusta contra un determinado grupo humano que adopta la forma de prejuicios, estereotipos e intolerancia. Tengamos en cuenta que las personas no pertenecemos a categorías, ya bastante hemos pasado, en tiempo no muy lejano, cuando se pusieron las personas en grupos de categorías, los gitanos, los judíos, los negros, los homosexuales y vimos como terminó todo.

El derecho a la no discriminación se afirma en varios documentos internacionales, desde la Declaración Universal de Derechos Humanos hasta la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), desde la Carta Europea de los Derechos Fundamentales hasta la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), donde el artículo 5 habla del derecho a la igualdad y a la no discriminación:

Cada uno de nosotros puede contrarrestar los comportamientos y acciones discriminatorios, en primer lugar, analizando conscientemente nuestro propio comportamiento y trabajando en el respeto a los demás. 

Sobre todo, teniendo en cuenta que lo diferente en un grupo y en una sociedad es siempre un elemento analizador de la situación, en positivo, nunca en negativo. Tratando además de reducir siempre nuestras propias discapacidades. "La diversidad es nuestro mayor recurso».

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