La clase media ya sabe que después del 20 se viene un Zonda de aquellos

A una semana del balotaje la ciudadanía se prepara para lo que sucederá después de la elección del nuevo presidente. No necesitan de analistas o intelectuales, cada uno sabe lo que le va a tocar.

El ciudadano de a pie de la Argentina, ese que se levanta a laburar todos los días sin importar el resultado de una elección, ese ciudadano ya tiene muy claro lo que sucederá el 20 de noviembre. No necesita de analistas, de expertos, de curas, de pastores, de intelectuales, de artistas o influencers para saber lo que será su vida el día después de las elecciones.

Sigamos haciendo la fila, no les importamos un carajo

Las dos opciones que están sobre la mesa pueden llevar por diferentes caminos, pero lo único que está claro -por una u otra razón- es que el 20 de noviembre se iniciará un largo y duro proceso para todos los que habitamos el territorio argentino. Para hacerlo bien gráfico y mendocino, después de las elecciones se viene un Zonda de aquellos, de larga duración y con ráfagas que van a ir volteando árboles y cortando la luz por tiempo indefinido.

El laburante tiene claro que la Argentina iniciará un período muy duro que tendrá, como mínimo de cuatro años, por lo que el que vive de su trabajo (léase clase media que se rasca con sus propias uñas y nunca califica para ayuda y que tampoco le sobre) tendrá que volver a ponerle el hombro al país, sea cual sea el rumbo que se tome.

El ciudadano de a pie ya se está preparando y como si fuera el Zonda, en lugar de cubrir las ventanas blindan sus ahorros -lo que tienen algunos- y buscan refugio para que cuando vengan las ráfagas (que en el corto plazo van a ser de índices durísimos) no logre voltearlos. Saben que siempre que estén en pie la pueden seguir luchando de una u otra manera, como ya lo hicieron la mayoría de los argentinos alguna vez durante su vida.

Los escenarios

Si se da lo más probable y gana Massa, tendremos un país -y espero equivocarme en esto- que no va a corregir los problemas estructurales que llevaron a la Argentina a la crisis actual. Esto significa vivir "atando con alambre" todo y remando en dulce de leche con indicadores que van a ser muy similares a los actuales.

De hecho, sólo el "plan platita" que incluso los militantes más necios se dan cuenta que es rociar nafta sobre las brasas, va a significar que los índices inflacionarios sigan altísimos y tengamos un panorama muy complejo para la actividad económica, especialmente la privada, en el corto y mediano plazo.

Si se da lo menos probable y gana Milei, tendremos un panorama de política de shock -con o sin dolarización- que es el primer paso para comenzar a corregir los problema estructurales. Sin embargo, no hay medidas correctivas que sean indoloras (como han dicho muchos expertos), por lo que igualmente el ciudadano medio va a sufrir el golpe de ese proceso y va a tener que enfrentarlo en soledad.

Dentro de una eventual victoria de Milei también hay que considerar que de inmediato se iniciará un proceso para desestabilizar la administración libertaria, incluso antes de que se inicie. Hay sectores a los que sabemos no les importan los procesos democráticos, porque se creen los dueños de la verdad y el poder.

Sea quien sea el que gane, el Zonda se viene y va a comenzar a voltear árboles. Como el temido viento que baja de la cordillera le va a pegar a todos, pero algunos lo enfrentarán con techos firmes, agua de reserva y hasta equipos electrógenos. Otros, en cambio, van a tener que estar siempre pendientes, cubriendo las ráfagas que se cuelan y afirmando el techo para que no se vuele.

Gane el loco o el ventajita, el que labura y se rasca solo sabe que la única forma de mantenerse en pie después del viento es por su esfuerzo y sus medios. Conoceremos los detalles del escenario después del 20, pero las líneas gruesas están claras, todo va a ser durísimo y sólo falta ver hacia dónde se encamina la Argentina, hacia dónde la lleva el que gane el próximo domingo. 

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