El costado keynesiano de Milei
"Somos libertarios, no libertarados", sostiene el presidente cuando le hablan del cepo y la rigidez cambiaria. Resulta que este tipo de ancla busca contener las expectativas inflacionarias, pero, paradójicamente, requiere un rol activo del Estado, altamente intervencionista y dirigista.
El ascenso de Javier Milei al poder en Argentina fue marcado por una narrativa que prometía eliminar el déficit fiscal, reducir la intervención estatal y desregular la economía, entre otros. Y si bien ha cumplido con la mayoría de estos puntos, parte de su estrategia para enfrentar la inflación parece contradecir estos principios: una fuerte intervención en el mercado cambiario para subvaluar el dólar, utilizándolo como ancla nominal para contener los precios. Este enfoque recuerda más a las políticas keynesianas tradicionales de intervención estatal que a las propuestas de laissez-faire propias del liberalismo extremo.
De esta forma, el presidente Milei mantiene una política de intervención en el mercado cambiario que implica un dólar oficial cuasi fijo. "Somos libertarios, no libertarados", sostiene el presidente cuando le hablan del cepo y la rigidez cambiaria. Resulta que este tipo de ancla busca contener las expectativas inflacionarias, pero, paradójicamente, requiere un rol activo del Estado, altamente intervencionista y dirigista, ya sea a través del Banco Central o mediante acuerdos estratégicos con actores del mercado (dólar blend), lo que se aleja de la filosofía de no intervención que el libertarismo tanto defiende.
La estrategia de subvaluar el dólar no es nueva en la economía argentina.
Desde fines de los '70 con Martínez de Hoz, pasando por la Convertibilidad de los ‘90, las políticas de tipo de cambio fijo o controlado se han utilizado como anclas nominales. Lo novedoso, en la actualidad, es que proviene de un líder que ha prometido abolir el Banco Central y liberar toda la economía.
El pragmatismo de Milei lo lleva a adoptar una herramienta que históricamente han usado gobiernos con enfoques mucho más intervencionistas, demostrando que incluso las ideologías más rígidas pueden ceder ante la realidad económica (Teorema de Baglini).
En Economía nada es gratis
La subvaluación del dólar, combinada con equilibrio fiscal, es una estrategia útil para generar cierta estabilidad en los precios a corto plazo (la sociedad lo valora altamente en las encuestas de opinión). Sin embargo, esta política no es inocua: al mantenerse un tipo de cambio artificialmente bajo (vía intervención estatal por el lado de la oferta), se generan distorsiones en el sector transable de la economía, impactando en la asignación de recursos productivos de las principales cadenas de valor del país.
Para finalizar
Para los puristas del libre mercado, la intervención en los mercados usualmente es calificada una herejía. Según esta visión, el mercado debe autorregularse, y cualquier intromisión estatal distorsiona los precios relativos, generando ineficiencias. Sin embargo, el presidente ha optado por una política cambiaria claramente intervencionista, lo que pone en cuestión la coherencia de su modelo económico. ¿Estamos ante un Milei pragmático que prioriza resultados, o ante una contradicción inherente en su discurso político? Probablemente sea más lo primero que lo segundo, el tiempo lo dirá.
Sin embargo, queda flotando en el aire un inesperado "costado keynesiano" de Milei, que no solo es una paradoja ideológica, sino también un recordatorio de que la política económica muchas veces obliga a los gobernantes a alejarse temporalmente de sus principios para lograr objetivos políticos de corto plazo.