Mientras Milei va contando sus planes, empiezan las quejas y planean la resistencia

Rodolfo Cavagnaro traza un panorama a partir de lo que se conoce del armado de Gobierno de Javier Milei y lo que planteó desde su posicionamiento.

Rodolfo Cavagnaro

Javier Milei ganó las elecciones el domingo pasado y le restan 15 días para asumir formalmente la Presidencia de la Nación. En los primeros días hace lo que cualquiera haría: armar equipos y preparar proyectos de leyes que deberán enviarse al Congreso en la primera semana a efectos de acelerar la búsqueda de herramientas para el cumplimiento de sus planes.

Mientras tanto, el presidente se conecta a través de la prensa anunciando sus medidas, que son exactamente las mismas que prometía durante la campaña. El eje principal es bajar el gasto público para eliminar el déficit fiscal, pero deberá hacer un esfuerzo mayor para conseguir superávit fiscal. Y en ese ejercicio de bajar gastos es donde comienzan a aparecer resistencias

El primer punto fue anunciar que el esfuerzo lo harán los políticos, pero no se sabe qué partidas serán alcanzadas. No obstante, anunció la decisión de entregar Aerolíneas Argentinas a su personal, financiándole el capital de trabajo durante un año. También anunció la privatización o cierre de la Televisión Pública, de Radio Nacional y de la agencia Télam.

Faltan varios temas por aclarar, pero la afirmación de "las cosas que puedan hacer los privados no las debe hacer el Estado". En esto van a caer empresas como Yacimientos Carboníferos Fiscales, Enarsa, YPF y, en nuestra provincia, el caso de IMPSA. 

Esta empresa es una muestra de lo que Milei quiere terminar, porque el Estado nacional participó con 20 millones de dólares de aporte. Incluso, al principio, Mendoza aportó 5 millones de dólares, pero prestados por el Estado nacional. Luego vendió esa parte, pero están los socios privados, que son todos bancos, que no aportan nada y pretenden que sea el Estado el que los auxilie para que ellos puedan recuperar su crédito.

Hay muchas empresas, fondos fiduciarios y diversos entes que se manejan con total independencia y casi no rinden cuentas y reciben fondos de la Tesorería. Sin duda las mayores cajas, que han sido refugio de tropa política, han sido el Anses y el Pami. Con seguridad, en ambos organismos sobre gente y todos los sueldos se pagan con los aportes de los trabajadores y de los beneficiarios, con lo cual la necesidad de eficiencia y productividad es fundamental.

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