¿El GPS policial es el mejor aliado del delincuente?
"La seguridad no se construye con movilidad automática, sino con inteligencia territorial y contacto humano", sostiene el criminólogo Eduardo Muñoz en este artículo.
Cuando el patrullaje predecible debilita la prevención del delito
En un contexto de creciente demanda social por seguridad, muchas administraciones adoptan la tecnología como una respuesta rápida y visible. La incorporación de sistemas GPS en patrulleros policiales ha sido presentada como una solución moderna para optimizar los recursos, asegurar el cumplimiento de recorridos y monitorear la actividad de las fuerzas.
Pero desde una mirada criminológica, esta tendencia encierra un riesgo: confundir control con prevención, y datos con presencia real.
Tecnología sin criterio: una ilusión de seguridad
El uso del GPS ha transformado el patrullaje en una tarea medida por kilómetros, tiempos y rutas trazadas desde una central. En teoría, esto permite eficiencia. En la práctica, muchas veces se traduce en móviles que recorren zonas, sin detenerse, sin observar, sin interactuar. Están presentes, pero no de forma efectiva. La seguridad, sin embargo, no se construye con movilidad automática, sino con inteligencia territorial y contacto humano.
Desde la criminología ambiental, sabemos que la presencia policial solo disuade si se percibe como capaz de intervenir. La patrulla que no se detiene, que no baja del vehículo, que no conoce el barrio, pierde sentido preventivo.
El GPS mal aplicado vuelve predecible lo que debería ser sorpresivo, estructurando rutinas que incluso pueden ser aprovechadas por los delincuentes.
Cuando el mapa reemplaza al territorio
La gestión policial basada exclusivamente en datos numéricos crea una ficción de efectividad. Se premian recorridos completos y se penalizan desvíos, incluso si esos desvíos responden a una intervención legítima. Así, la herramienta pensada para mejorar el trabajo termina vaciando de contenido al patrullaje.
La paradoja es evidente: cuanto más previsibles y automatizados son los recorridos, mayor es la ventaja que obtienen quienes planifican el delito. Saber cuándo la policía no va a pasar puede ser más útil para un delincuente que saber cuándo sí. El algoritmo no sustituye el criterio ni la presencia atenta.
Lo viejo también funciona: prevención con criterio humano
Un patrullaje efectivo no se mide solo en metros recorridos, sino en capacidad de anticipación, contacto con la comunidad y lectura del entorno. Para que la tecnología funcione, debe ser acompañada por:
- Indicadores cualitativos que valoren la intervención, la prevención y la relación con los vecinos.
- Presencia imprevisible, con patrullas a pie o móviles que no repitan rutinas fijas.
- Formación continua, que permita a los agentes y supervisores priorizar la prevención real por sobre el cumplimiento mecánico.
- Análisis criminal dinámico, que adapte recorridos y estrategias según las particularidades de cada zona.
Más humanidad, menos automatismo
En seguridad, más tecnología no siempre significa más prevención. El GPS puede ser una herramienta valiosa si está al servicio de una estrategia inteligente. Pero sin criterio humano, sin presencia real y sin vínculo con el territorio, es solo una línea en un mapa. Y las líneas, por sí solas, no protegen a nadie.