La hora de los gremios

"Es la hora de esos gremios, de los que sin tapujos ni situaciones solapadas, se animen a discutir sobre la angustiante realidad de los y las sueldodependientes", escribe en esta nota el dirigente del PD Sergio Gómez.

Sergio Gómez

La crisis por la que atraviesa nuestro país es, en términos económicos, espeluznante producto de malas decisiones de un gobierno al que solo se le conocen divisiones y peleas internas. Que se recuesta en la absurda creencia de que "renunciando" a funcionarios o cambiando los diseños de los billetes pudiesen salvar a la Argentina con destacados ciudadanos convertidos en héroes.

Se han transformado en una especie de políticos mediáticos que solo toman un micrófono para mandar mensajes a la propia tropa (FdT), convirtiendo una nota periodística en infumables comentarios, propio de los brabucones entretenidos con el arte de lo imposible. El Teorema de Baglini, una vez más, cobra vigencia. Un gobierno alejado de la realidad, inventa pociones mágicas, y las vende como la mejor de las soluciones a los varias veces maltratados bolsillos de los argentinos.

No es una novedad que a este gobierno le sienta bien los niveles inflacionarios. Tampoco, que poco hace por fomentar un modelo económico de producción, de generación de empleos, ni siquiera le importa salir del estancamiento, y si aún así lo intentara, dudo que lo logre.

Claramente, las políticas públicas pasan por mantener los planes sociales como paliativo de la mala situación en los hogares. Queda en evidencia que el asistencialismo se ha transformado lastimosamente en clientelismo demostrando que la pobreza bien administrada (?) genera ganancias trasladable a las urnas. Patético.

Al otro lado, la clase trabajadora. Mujeres y hombres que producen, que invierten, que innovan, que se capacitan y que generan empleo. Son, sin dudas los más perjudicados con las malas decisiones del gobierno. Cada vez que hay una pifia, los perjudicados somos los trabajadores, tanto privados como estatales, y es allí la parte más fina del hilo. Quienes invierten pretenden obtener utilidades y eso muchas veces los hace desprenderse de mano de obra generando desempleo.

En tanto el Estado, como organización política, necesita llegar con Educación, Salud, Seguridad, etc, a atender las necesidades de la ciudadanía. Esa capacidad estatal también debe tener el recurso humano necesario para sostener semejante estructura administrativa y de gestión.

En todos estos casos, los sueldos están directamente relacionados a los éxitos o fracasos de los gobiernos, por lo que se entiende que últimamente se observe el deterioro salarial y este sea extremadamente preocupante. Salvo que hayan gremios que no estén observados y puedan realizar la titánica tarea de abrochar buenos acuerdos paritarios y logren al menos igualar los porcentajes de la inflación que ayuden a mitigar semejante deterioro en las economías familiares.

Es medular contar con gremios fuertes desde lo ético y moral, cuya conducta no pueda dejar dudas, y que en el campo de las negociaciones de mejoras para los trabajadores y trabajadoras no se vea empañada por carpetazos a los dirigentes gremiales. "Si hay buenos gobiernos debe haber buenos gremios, y si hay malos gobiernos inexorablemente debe haber buenos gremios".

Es importante contar con muchos afilados porque pone a los gremios en buena posición de discusión, pero también los hace fuertes tener una dirigencia que realmente quiera mantener las conquistas y mejorar las condiciones de todos y todas los trabajadores y las trabajadoras, tanto en la faz privada, como en ámbitos de gobierno. De lo contrario siempre vamos a estar en desventaja, nunca las negociaciones van a llegar a buen puerto, siempre habrá más 'peros' que buenas culminaciones.

Es la hora de esos gremios, de los que sin tapujos ni situaciones solapadas, se animen a discutir sobre la angustiante realidad de los y las sueldodependientes. Aquellos gremios que sin dilaciones y sin más que la noble tarea de conseguir mejoras salariales, produzcan cambios que nos saquen de esta desigualdad. Tengo pertenencia gremial y confío plenamente en los buenos resultados.