Hipocresía y sociedad

Señala José Jorge Chade en esta nota de su autoría: "La hipocresía, aunque a menudo se considera un vicio privado, puede tener importantes consecuencias en la sociedad, socavando la confianza, la cohesión social y la posibilidad de una confrontación abierta y honesta".

José Jorge Chade
Presidente de la Fundación Bologna Mendoza Dr. en Ciencias de la Educación.

Si consultamos el diccionario observaremos que: hypocriìa (ant. hypocreìa y pocriìa) s. f. [del gr. , forma rara de «simulación», der. de «separar, distinguir», y en el Medio «sostener una parte, actuar, fingir»]. - Simulación de virtud, de devoción religiosa, y en general de buenos sentimientos, buenas cualidades y disposiciones, para ganarse la simpatía o el favor de una o más personas, engañándolas: no es humildad genuina.; ocultar algo bajo la máscara, bajo el manto de ..... En sentido concreto, acto o manifestación de un hipócrita; comportamiento hipócrita

La hipocresía es un fenómeno omnipresente en la sociedad actual, que se manifiesta de diversas formas y contextos. Se caracteriza por la práctica de profesar creencias, valores o normas morales que luego no se reflejan en el comportamiento real de las personas. Esto puede dar lugar a relaciones interpersonales superficiales y a conflictos, así como socavar la confianza dentro de la sociedad.

He aquí algunos aspectos de la hipocresía en la sociedad contemporánea:

- Doble moral: Individuos que critican ciertos comportamientos en los demás, pero que ellos mismos los practican discretamente.

- Falsa adhesión a los valores: Declarar que apoyan ciertos ideales, como la igualdad o la justicia, pero actúan de otro modo.

- Necesidad de aprobación: Intentar agradar a todo el mundo, incluso a costa de renunciar a las propias creencias, especialmente en las redes sociales.

- Falsedad en las relaciones: Expresar sentimientos u opiniones que no son ciertos para evitar conflictos u obtener beneficios.

La hipocresía, aunque a menudo se considera un vicio privado, puede tener importantes consecuencias en la sociedad, socavando la confianza, la cohesión social y la posibilidad de una confrontación abierta y honesta. Es importante reconocer y abordar la hipocresía para promover relaciones auténticas y una sociedad más transparente y responsable.

Además, la hipocresía puede vincularse a otros fenómenos como el narcisismo y la obsesión por la imagen, especialmente en las redes sociales. La búsqueda del consenso y la exhibición de una «belleza» idealizada, a menudo a expensas de la autenticidad, pueden considerarse formas de hipocresía social.

Una frase de Molière para reflexionar sobre la hipocresía de la sociedad actual es:

«Estimar a todo el mundo es no estimar a nadie»

La hipocresía de querer agradar a todo el mundo

Estimar a todo el mundo es una forma extrema de indiferencia hacia las personas, como lo es el afán de querer agradar a todo el mundo y a cualquier precio. En la sociedad actual, el consenso es algo que se obtiene por cualquier medio, y la mayoría de las veces se mide por los «me gusta» que uno recibe en las redes sociales.

Pero hay que ser consciente de que no se puede (con razón) agradar a todo el mundo, ni hacer creer a todos los conocidos que siempre se está de acuerdo con ellos: eso sería hipócrita. Tener puntos de vista y preferencias diferentes es legítimo, además de indispensable, y está en la base de la confrontación entre puntos de vista diferentes, que, si se hace de forma constructiva, puede llevar al enriquecimiento personal y colectivo.

El narcisismo actual no puede sino recordarnos la idea de belleza que con demasiada frecuencia transmiten en las redes sociales hombres y mujeres obsesionados con su aspecto físico: una belleza falsa y artificial que no tiene nada del esplendor de una belleza auténtica, que abraza los defectos y fragilidades que la hacen única e inimitable.

Como decía Franca Sozzani (Franca Sozzani fue una periodista italiana y desde 1988 hasta su muerte la redactora jefe de la revista Vogue Italia), la versión italiana y la maestra del estilo y la elegancia: «No se puede complacer a todo el mundo y, sobre todo, no se debe». No debemos, ante todo, ¡por nosotros mismos!

Jean-Baptiste Poquelin, alias Molière,el autor de la frase que nos ocupa, fue uno de los dramaturgos y actores de teatro franceses más importantes del siglo XVII. Hijo de un estimado y acaudalado tapicero, fue introducido en el teatro por su abuelo materno, gran aficionado a las obras. A los veinte años, tras finalizar sus estudios de Derecho y obtener la licencia en Orleans, abandonó su puesto de tapicero real para fundar una compañía teatral.

Moliere analizó como nadie la sociedad humana y sus vicios; encarnó la esencia misma del teatro, reaccionando con fuerza ante los fracasos, las críticas, las vicisitudes y los tormentos de la vida. Tras su muerte, la Academia de Francia se negó a colocar su tumba en el cementerio de Pere Lachaise por considerarlo un comediante, culturalmente inferior.

¿De qué sirve que el primero que llegue te abrace y te jure amistad eterna, lealtad, cariño, estima, afecto y la más encendida alabanza sobre ti, cuando sabes que hará lo mismo con el último mendigo? La verdadera estima debe basarse en alguna razón, y estimar a todo el mundo es no estimar a nadie. "

FUENTES CONSULTADAS

  • Salvatore Galeone, Universidad de los estudios de Bari- Italia, 19 de mayo de 2024

  • Libreriamo Il media digitale dei consumatori di Cultura, Milano-Italia 2024