La humillación: la bomba emocional que puede detonar en crimen

El cuarto capítulo de la saga de las emociones que está desarrollando en Memo el criminólogo Eduardo Muñoz.

Eduardo Muñoz
Criminólogo. Autor del libro "El Género de la Muerte". Divulgador en medios. Análisis criminológico aplicado a temas sociales de actualidad y seguridad. linkedin.com/in/eduardo-muñoz-seguridad IG: @educriminologo

La química del desprecio: el modo avión de la razón

La humillación deja una marca profunda. El cerebro la siente como un golpe físico. Según el Dr. Daniel López Rosetti, el dolor emocional y el físico se superponen: cuando alguien es humillado, el cuerpo reacciona como si estuviera siendo agredido.

Frente a esa amenaza, nuestro freno interno se desconecta. La emoción toma el control y la razón queda en modo avión. Las decisiones se vuelven impulsivas y, a veces, peligrosas. 

Miedo: la emoción silenciosa que puede empujar al crimen

Si la humillación se acumula sin salida, puede transformarse en resentimiento y derivar en violencia. Thomas Scheff llamó a esto la "espiral vergüenza-rabia".

El caso Columbine: la necesidad torcida de recuperar poder

El ejemplo de Columbine (1999) muestra este patrón de forma extrema. Eric Harris y Dylan Klebold vivieron años de burlas, golpes y sensación de ser "basura humana". No buscaban caos por sí mismo: querían revertir la imagen humillante que la sociedad les impuso.

El documental Bowling for Columbine, de Michael Moore, muestra cómo el bullying y la humillación cotidiana calaron hasta lo más profundo de su identidad. 

La violencia fue su manera torcida de obligar al mundo a verlos y respetarlos, aunque fuera por miedo.

Ira: el segundo que convierte a un ciudadano común en agresor

Este patrón también aparece en contextos cotidianos y en la violencia de género: primero está la humillación emocional; burla, ridiculización, desvalorización, y luego puede surgir la agresión física. Entender estos factores ayuda a explicar la violencia, no a justificarla.

De la institución degradante al acelerador digital

La humillación puede ser invisible. Muchas personas que acuden a escuelas, hospitales o comisarías pueden sentirse maltratadas o menospreciadas por experiencias puntuales. Aunque no sea habitual, estas situaciones erosionan la confianza en el Estado y generan frustración.

Hoy, las redes sociales amplifican cada humillación. Un comentario burlón frente a compañeros, un meme viral o un video que se comparte sin parar puede quebrar la identidad de un adolescente en segundos. El ciberbullying no es un juego: es humillación pública y permanente. Comprender estos factores permite anticipar riesgos sin justificar la violencia.

La seguridad empieza en la dignidad

Debemos reconocer la humillación como lo que es: maltrato que duele igual que un golpe. La prevención no está solo en castigar; hay que enseñar a gestionar la vergüenza y eliminar prácticas institucionales degradantes.

Celos que matan: cómo la violencia de pareja comienza con una emoción

La filósofa Martha Nussbaum lo resume con claridad: sin dignidad no hay ciudadanía. Y sin ciudadanía respetada, la violencia siempre encuentra la excusa para encenderse. La verdadera seguridad comienza donde la dignidad está garantizada.


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