La lenta pero inexorable implosión de la iglesia católica

El Dr. Eduardo Da Viá y una opinión personal que va a fondo, con fuertes críticas.

Eduardo Da Viá

Selección de Pedro

En Mateo 16:18, Jesús continúa:

Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos.

En la Iglesia católica, las palabras de Jesús: "Sobre esta roca edificaré mi iglesia" son interpretadas como el fundamento de la doctrina del papado, por el cual la Iglesia de Cristo está fundada sobre Pedro y sus sucesores, los obispos de Roma.

Se considera que San Pedro fue el primer Papa de Roma. Se cree que fundó la primera Iglesia de Roma y que sentó las bases para todos los futuros Papas.

Si bien en ningún momento la Biblia da fechas, a tal punto que jamás menciona la fecha de nacimiento de Jesús.

A finales de diciembre se celebraban algunas festividades paganas, muy seguidas entre la población. Para incorporar esta popularidad al rito cristiano, en el año 354 el papa Liberio decretó el nacimiento de Jesús el día 25 de diciembre, que pudo haber sugerido su antecesor Julio I.

Si aceptamos que Jesús vivió alrededor de 33 años y que estas palabras las pronunció poco antes de su ascensión, es lógico que la construcción de la primera Iglesia haya tenido lugar en el S. I a.C. y que por tanto tenga una antigüedad de dos mil años.

Toda esta historia es tan confusa, que recién ahora, en estos días, pareciera haberse encontrado los restos de San Pedro, debajo del altar de la Iglesia homónima, en un nivel muy inferior al alcanzado previamente.

Lo cierto es que la intención aparente de Jesús fue que la Iglesia sirviera tanto para la congregación de creyentes como para la difusión de sus ideas.

Pero paulatinamente, a medida que se sucedían los papas, fue adquiriendo riqueza y poder y haciendo de la vida papal una existencia inmersa en el lujo más descarado y con acceso a todos los placeres de la vida, incluso aquellos estrictamente prohibidos por los mandamientos y los sacramentos divinos.

Creo vale la pena recordar unos y otros:

Mandamientos

Amarás a Dios sobre todas las cosas.

No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano.

Santificarás las fiestas.

Honrarás a tu padre y a tu madre.

No matarás.

No cometerás actos impuros.

No robarás.

No darás falso testimonio ni mentirás.

Sacramentos

Bautismo,

Confirmación

Eucaristía

Penitencia

Unción de los enfermos

Orden sacerdotal

Matrimonio

Estas normas estaban destinadas a la feligresía creciente y bajo advertencia que el no cumplimiento de las mismas era considerado PECADO y que la comisión de éstos implicaba un futuro y temible castigo cual era la imposibilidad de acceder al reino de los cielos y en consecuencia el pasaje al Purgatorio, albergue temporal de aquellos cuyos pecados fueron veniales, o bien al infierno donde el castigo era para siempre en clara exageración para quienes a lo sumo habían vivido 80 años, un soplo en el infinito del tiempo infernal.

Sin embargo, estas rígidas normas le eran perdonadas al transgresor mediante la aplicación del sacramento de la penitencia, previa confesión de los delitos a un sacerdote.

A pesar de todo y entre la posibilidad del perdón y la intangibilidad tanto del purgatorio como del infierno los pecados florecieron entre los humanos como flores en primavera, en especial en los niveles más altos de la sociedad entre los cuales la cultura sembraba la duda acerca de la real existencia de tales campos de concentración; no así en los niveles culturales más bajos donde la ignorancia y el analfabetismo hacían que el temor se apoderara de los supuestos pecadores que optaban por auto castigarse físicamente acudiendo para ellos a métodos insólitos, como la flagelación, el uso de cilicios, caminar sobre brasas, ayunar hasta el límite de la supervivencia, vivir en la más extrema pobreza renunciando a todo tipo de confort etc.

Pero la Iglesia, siempre atenta a los corderos desviados del rebaño y no contenta con la pecaminosidad de la contravención a las normas expuestas, le agregó el ser judío, homosexual, prostituta o musulmán.

La supuesta gravedad de los cuatro últimos en la particular escala de la cúpula clerical, hizo que los castigos debían ser aplicados en el aquí y ahora, sin esperar el paso a la eternidad, quizás porque ellos mismos siempre dudaron de la existencia real de tales centros de expiación celestiales.

Nació así una de las atrocidades más inicua, arbitraria y cruel, cual fue la paradojalmente llamada Santa Inquisición; valiéndose para ello de la privación de la libertad seguida de horrendas torturas y hasta la evolucionada ordalía que implicaba una más que teórica posibilidad de finalizar considerado inocente, pero en casi todos los casos, los remisos iban a para a la hoguera, bárbaro castigo ejecutado en público, se supone que como ejemplo pero también para alimentar la morbosidad implícita que todos padecemos, pero que la culturización logra mantener relativamente a raya.

El más preclaro inquisidor fue sin duda alguna Tomás de Torquemada, a cuya influencia se debió, al menos en parte la creación de la Inquisición, el 1 de noviembre de 1478, mérito del papa Sixto IV quien promulgó la bula Exigit sincerae devotionis affectus, por la cual quedaba constituida la Inquisición para la Corona de Castilla.

No contenta la SANTA Iglesia Católica con violar el quinto mandamiento, No Matar lo hacían con un nivel premeditado y programado de sufrimientos previos que solo psicópatas de la peor laya podían urdir.

No contentos con todas estas aberraciones, y en clara rebeldía hacia el famoso quinto mandamiento, fueron creados Los Caballeros Templarios, que se establecieron en torno a 1119, y recibieron el reconocimiento papal en 1129. Fue una orden militar católica medieval cuyos miembros combinaban la destreza marcial con la vida monástica y defendían los lugares santos cristianos y a los peregrinos en Oriente Medio y en otros lugares. Se caracterizaban por llevar una cruz patada dibujada sobre el hombro derecho.

Junto con los cruzados viajaron por orden papal a oriente, a tierra santa para recuperar el territorio perdido en manos de los musulmanes, librando descomunales batallas donde la muerte se enseñoreaba a despecho del mandamiento que la prohibía

El otro mandamiento que siempre transgredieron y hasta la más inmediata actualidad fue el de "no cometerás hechos impuros".

La homosexualidad y la pedofilia han sido desde siempre el entretenimiento preferido de los pobres monjes, en especial los de clausura, incluso con víctimas minusválidas como el atroz caso Próvolo en donde los abusados eran niños sordomudos o con grados distintos de oligofrenia, de tal suerte que no solo no entendían lo que veían sino que tampoco podían acusarlos dado que no se les enseñaba el lenguaje de señas como reaseguro de su impunidad.

La lenta pero inexorable implosión de la iglesia católica

El lesbianismo en los monasterios y abadías femeninos era cosa común, incluso se relata el caso de una abadesa que saciaba su sexualidad en presencia de las novicias bajo el pretexto de que era la forma más efectiva para que Dios las aceptara.

El Vaticano intertanto mantuvo siempre sepulcral silencio de estas aberraciones en una clara postura corporativa; pero a la larga hubieron filtraciones que incluso involucraban a las jerarquías eclesiásticas como el caso del Obispo de Boston o los mismos delincuentes del Próvolo, Corradi y Corbacho que iniciaron sus tropelías en Verona, Italia, razón por la cual fueron trasladados a La Plata Argentina, donde continuaron con su aberrante conducta y cuando nuevamente fueran denunciados, el Papa los trasladó a Mendoza, terreno fértil para proseguir actuando.   

La Corte dejó firme la condena contra un cura del colegio Próvolo por abuso sexual de alumnos

La prensa jugó un importantísimo y valiente papel en las denuncias y averiguaciones, por lo que el Santo Padre no tuvo más remedio que nombrar un "comisario investigador", el obispo Bochatey, cómplice en realidad, que nunca entregó a la prensa que lo solicitaba a viva voz, el resultado de su investigación.

Los dos culpables fueron juzgados por la justicia civil pero la Iglesia nunca los excomulgó.

Pero mucho antes, durante la edad media, loa Papas promiscuos y sexualmente activos fueron varios, a continuación una breve lista de los más destacados:

Papas sexualmente activos durante el pontificado

Sergio III (904-911) fue acusado por sus opositores de ser el padre ilegítimo del papa Juan XI con Marozia. Estas acusaciones las hizo Liutprando de Cremona en su libro Antapodosis, así como en el Liber Pontificalis. Las acusaciones son disputadas por otra fuente temprana, el analista Flodoardo (894-966): Juan XI era el hermano de Alberico II, siendo este último descendiente de Marozia y su marido Alberico I, por lo que Juan también puede haber sido el hijo de Marozia y Alberico. Bertrand Fauvarque subraya que las fuentes de la época que respaldan esta paternidad son dudosas, Liutprando era "propenso a la exageración", mientras que otros comentan que las menciones de esta paternidad aparecen en sátiras escritas por partidarios del papa Formoso.  

Intrigas en el Vaticano y la Casa Rosada: un pronóstico fallido y otro atinado de carambola

Juan X (914-928) tuvo relaciones románticas tanto con Teodora como con su hija Marozia, de acuerdo con Liutprando de Cremona en su Antapodosis.

Juan XII (955-963) fue acusado por sus adversarios de adulterio e incesto. El monje Benito de Soracte señaló en su volumen XXXVII que "le gusta tener una colección de mujeres". Según Liutprando de Cremona en su Antapodosis, "testificaron sobre su adulterio, que no vieron con sus propios ojos, pero sin embargo, sabía con certeza: que él había fornicado con la viuda de Rainiero, con Estefanía la concubina de su padre, con la viuda Ana, y con su propia sobrina, y él hizo del palacio sagrado una casa de meretrices". Según Chamberlin, Juan XII fue "un Calígula cristiano cuyos crímenes fueron particularmente horribles por el cargo que ocupó". Algunas fuentes afirman que se rumoreaba que había muerto 8 días después de haber sido golpeado mientras se encontraba en el acto de adulterio. Otras dicen que fue asesinado por el marido celoso, mientras estaba en el acto de cometer adulterio.

Benedicto IX se convirtió en papa en 1044, otra vez en 1045 y, finalmente, en 1047-1048. Fue acusado por el obispo Benno de Piacenza de "muchos adulterios viles". El papa Victor III se refiere en su tercer libro de los Diálogos a "sus violaciones... y otros actos atroces". Su vida inspiró a San Pedro Damián a escribir un tratado contra el sexo ilícito en general, y la homosexualidad en particular. En su Liber Gomorrhianus, Damián acusó a Benedicto IX de sodomía y bestialidad y de organizar orgías. En mayo de 1045, Benedicto IX renunció a su cargo para casarse.

Alejandro VI (1492-1503) tuvo una larga relación amorosa con Vannozza Cattanei antes de su papado, y con ella tuvo a sus hijos Juan, César, Jofre y Lucrecia. Una amante posterior, Giulia Farnese, era la hermana de Alessandro Farnese, quien más tarde se convirtió en el Papa Pablo III. Alejandro tuvo de siete a diez hijos ilegítimos.

Ya en tiempos presentes, el escándalo del Obispo de Boston ocupó el primer lugar en el podio.

Transcribo información periodística del afamado matutino The Boston Globe que se atrevió a llevar a cabo la investigación:

Law fue arzobispo en la diócesis de Boston (Estados Unidos) desde 1984 hasta 2002. Una investigación periodística posterior sacó a la luz las denuncias de víctimas de abusos y Law dimitió de su cargo. En 2004 el papa Juan Pablo II le nombró arcipreste de la Basílica de Santa María Maggiore en Roma y le mantuvo el rango de cardenal.

Bernard Law nació el 4 de noviembre de 1931 en Torreón (México) donde su padre trabajaba para el ejército. Fue ordenado sacerdote en 1961 y en 1973 se convirtió en el obispo de Springfield-Cape Giradeau (Misuri). En 1984 fue promovido como arzobispo metropolitano de Boston. Un año más tarde el Papa Juan Pablo II le nombró cardenal. Law se convirtió entonces en uno de los más influyentes purpurados norteamericanos gracias a su estrecha relación con el Pontífice polaco y a su amistad con el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger.

La lenta pero inexorable implosión de la iglesia católica

En 2002 una serie de reportajes de investigación publicados por periódico The Boston Globe dejó al descubierto uno de los mayores escándalos de pedofilia en la Iglesia católica de Estados Unidos. La investigación reconstruyó de manera detallada la historia de un centenar de curas pedófilos cuyos delitos fueron cubiertos sistemáticamente durante años por sus superiores eclesiásticos. Bernard Law, arzobispo de la diócesis de Boston, fue acusado de ser el principal "encubridor" de estos casos. En lugar de llevar hasta la justicia ordinaria a los curas pedófilos se limitó a trasladarlos de parroquia permitiéndoles seguir abusando de otros niños. La historia fue llevada a la gran pantalla en 2015 en la oscarizada película 'Spotlight'. Uno de los casos más graves fue el del padre John Geoghan, culpable de haber abusado de 130 menores durante más de 20 años en las distintas parroquias a las que fue trasladado como 'castigo' durante esos años.

Bernard Law era la máxima autoridad de la Iglesia católica en Boston. Se convirtió entonces en el símbolo del "pecado en el interior de la Iglesia", como declaró el Papa Benedicto XVI.

Law reconoció no haber denunciado públicamente a los sacerdotes y de haber enviado documentos confusos al respecto a Roma.

Si Benedicto los sabía, indudablemente lo sabía su sucesor Francisco.

Pocos días atrás, Bergoglio cometió un lamentable (para él) exabrupto al decir que en los monasterios hay mucha "mariconería" (sic), como si fuera un fenómeno reciente y sorpresivo, por lo que aconsejó impedir la entrada de homosexuales a esas instituciones, cuando poco tiempo atrás expreso que se podían bendecir las uniones homosexuales pero sin conferirles el sacramento del matrimonio. Una contradicción tras otra sin que medien castigos ejemplificadores para los comitentes de los más repugnantes abusos.  

El Vaticano beatificó a Juan Pablo I, Albino Luciani: ¿más beatos "gay friendly" para una Iglesia inclusiva?

Hoy todo el mundo lo sabe, por ello y por otras razones, el constante drenaje de feligreses decepcionados, muchos de los cuales siguen fieles a su cristianismo pero prescindiendo de la mediación clerical.

Además de la más que evidente desidia por parte del Vaticano para terminar con los delitos sexuales entre sus propias filas, ha demostrado ser absolutamente inoperante en lograr al menos una de las aproximadamente 10 guerras que se sostienen en este momento; resulta evidente que la oración por la paz, recurso habitual para enfrentar este gravísimo mal para la humanidad, ha resultado totalmente infectivo y los implicados siguen matándose sin que nadie medie para lograr al menos una detente.

La Iglesia Católica Apostólica Romana no es la única incapaz de lograr el alto el fuego en ninguna parte, sino, y peor aún, que el Patriarca Cirilo, máxima autoridad dela Iglesia Ortodoxa Rusa, tuvo el descaro de bendecir las armas rusas previo al inicio de las hostilidades contra Ucrania con lo cual le dio el visto bueno a la masacre que sobrevendría.

Para finalizar, si no la lista sería interminable yo pregunto a la sociedad en qué medida la influencia de los últimos Papas, ha logrado claros e indiscutibles beneficios a la humanidad, en cuanto calidad de vida, pacificación, pobreza, hambruna, difusión masiva del SIDA etc. etc.

Sólo Juan Pablo II logró su tan ansiado derrumbe del muro de Berlín, al respaldar en todo momento a Lech Walesa en sus aspiraciones de hacer desaparecer el comunismo de la tierra natal de ambos y las de derribar la muralla que dividía Berlín.

Pero no lo hizo apenado por los sufrimientos de los millones de cautivos en su propia tierra, Alemania y la vecina Rusia, sino como triunfo personal en su pública fobia a los comunistas y enemigos de la Iglesia.

El resto de los Papas, incluido por cierto el actual, y tal como lo expresara más arriba, se han limitado a orar, el más inoperante de los métodos para la pacificación del mundo; pero claro, el más cómodo y seguro. Desde la intimidad del más que lujoso Vaticano, el ruego da vueltas alrededor del baldaquino de Bernini y fenece antes de transponer la majestuosa puerta que separa la Catedral de San Pedro y la comunica con el mundo real, el que aguarda esperanzado los inexistentes resultados.

Confieso que con el párrafo anterior pensaba dar por terminado este escrito, pero fiel a mi conducta habitual decidí dejarlo descansar hasta el día siguiente para darle la última mirada y hacer las correcciones que nunca faltan.

Así me disponía a hacerlo hoy, cuando revisando diarios matutinos me encuentro con la siguiente "perlita":

AGUER CRUZÓ AL PAPA POR ECHAR AL ARZOBISPO MESTRE: "NO VA A VENIR A ARGENTINA PORQUE LE VA A IR MAL"

EL EX ARZOBISPO AGUER, DE LOS SECTORES MÁS DUROS DE LA IGLESIA, CUESTIONÓ A BERGOGLIO PORQUE ECHÓ AL OBISPO DE LA PLATA, GABRIEL MESTRE, EN MEDIO DE UNA FEROZ PELEA DE PODER. (sic)

He ahí entonces la aparición de las graves fisuras de la cúpula clerical por mí vaticinadas como inicio de la implosión, y por donde se filtran entresijos otrora muy bien disimulados pero que hoy gracias a la prensa, toman estado público.

Fisuras que, así como permiten el escape de la realidad interna, también allanan el camino para el ingreso de la desilusión y el descreimiento de la grey.

La lucha por el poder está a millones de años luz de las necesidades espirituales y físicas de esa grey empobrecida y hambrienta, siendo que la lucha para minimizar este calvario debiera ser la única, diaria y sincera tarea de estos falsos sacerdotes, palabra ésta proveniente del indoeuropeo con significado de "quien hace lo sagrado".

El poder no sólo no es sagrado, sino que es la máxima expresión de la mezquindad.

Espero asistir a la implosión.



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