En una economía indexada, es imposible bajar la inflación

Mientras el gobierno quiere que las empresas actualicen precios al 4% mensual, devalúa la moneda un 6,5% y mantiene las tasas en 6,3%. La columna de Rodolfo Cavagnaro.

Rodolfo Cavagnaro

El Gobierno sigue errando con las herramientas para bajar la inflación. La publicación del índice de precios de octubre es una muestra clara que estamos en un proceso que se retroalimenta. Pero basta con analizar números. La inflación de octubre fue de 6,3%, el dólar oficial se devaluó un 6,5%, la tasa de interés de los bancos es de 6,3%. En promedio, la economía está indexada al 6,3%.

Pero hay otros números que complican más el futuro. Los bonos de la tesorería pagan tasas del 113% y las Leliq pagan tasas del 108%. Pero esto tiene un agravante. Ningún inversor quiere prestar más allá del mes de Julio porque existe una terrible desconfianza acerca del resultado electoral. En el caso de las Leliq, persiste el temor que pudiera el próximo gobierno hacer una especie de Plan Bonex, como el 1989. Esto sería, tomar todos estos bonos y canjearlos obligatoriamente por bonos a 10 años.

Los precios vienen montados en una lógica que se replica y está estimulada para seguir creciendo a un ritmo cercano al 6,5%. No obstante, el Tesoro sigue teniendo déficit a pesar del notable ajuste que está haciendo Sergio Massa. Además, el Banco Central sigue emitiendo para cubrir vencimientos y, últimamente, para comprar bonos del Tesoro que no quieren ser renovados por los inversores privados. Nada dice que el Gobierno pueda bajar la inflación, al menos de la forma que lo hace.

Ahora sacaron un programa nuevo, Precios Justos, por el cual congelarían (No están firmados los acuerdos porque las empresas piden cosas que el gobierno no quiere darles) los valores de 1.200 productos, mientras que al resto le ponen una restricción de aumentar un 4% mensual, a la vez que plantean un objetivo de bajar la inflación a razón de 2 puntos bimestrales. Todo voluntarismo puro, porque nunca han explicado las razones ni los mecanismos que les permitirían alcanzar dichos objetivos.

La única forma sería alinear todas las variables, pero en base a decisiones políticas vinculadas al gasto, la emisión y la devaluación del dólar, cosas que hoy no están alineadas más que a seguir el ritmo de la inflación. Pero con estos datos actuales también los inversores comienzan a mostrarse descontentos.

Dólar se escapa y tasas que no gustan

El mercado informal está cada día más demandado. En algunos casos porque las empresas tienen que recurrir al mismo para pagar sus importaciones ya que no consiguen los dólares a precio oficial del Banco Central. Pero, hoy la mayor presión surge de quienes viajan a Qatar para ver el Mundial de Fútbol. El dólar turista o dólar Qatar hoy está en el orden de los $335 y se actualiza a diario con la devaluación del oficial. A este precio, y con Contado con Liqui (CCL) en valores de $325, los compradores prefieren ir al blue o al MEP, donde lo pueden conseguir a $308.

Estos valores saltaron esta semana, porque la anterior había estado en $287/$290 y se mantendrá presionado mientras Argentina tenga alternativas de avanzar en el Mundial. Pero luego no tiene muchas alternativas de bajar porque los operadores ya están al dólar turista como referencia. Según el economista Salvador Distéfano, es probable que el dólar turista termine en noviembre en $350 y si el BCRA devalúa otro 7% la moneda en diciembre terminaría el año en $380. Del mismo modo, y pensando que el oficial puede terminar diciembre en $180, el dólar Qatar terminaría el año superando los $424. Los que viajen y paguen con tarjetas recuerden que les aplican la cotización del día que pagan y no la del día que gastan.

Hay que considerar que los dólares financieros estuvieron casi estables en los últimos tres meses, en los cuales se acumuló mucha inflación. Es decir, los dólares se fueron depreciando con la inflación. Si hubieran seguido el mismo ritmo, hoy debería estar por encima de los 430 pesos. Esto fue porque el gobierno decidió subir las tasas para desanimar a los inversores para ir al dólar y que fueran a tasas en pesos.

Todo este vuelco sobre el dólar es porque el Banco Central decidió no aumentar las tasas al entender que la presión de la inflación no es tan elevada, pero esto aleja inversores que comenzaron a ver que el blue estaba muy atrasado y así subió casi 16 pesos en 2 días. El mismo Distéfano considera que no es ajustada la decisión del BCRA de mantener la tasa porque ahora la misma debe competir con un dólar atrasado y las tasas no representan ningún atractivo. De mantenerse esta tendencia, la presión sobre los dólares alternativos seguirá y el economista no descarta que el dólar MEP alcance una cotización de $400 hacia fin de año.

La inflación no perdona

El proceso inflacionario está causando estragos en los sectores de menores ingresos. El caso es tan grave que, la caída de la economía, la falta de generación de riquezas y el exceso de gasto público, están empobreciendo a cada vez mayor cantidad de personas.

Más allá de los capítulos del índice lo que preocupan son los valores de las canastas, tanto la Canasta Básica Alimentaria (CBA), para medir la Indigencia, como Canasta Básica Total (CBT) para medir la pobreza. El mismo Indec midió que la CBA para una de una familia de 4 personas era de 61.000 pesos, mientras en Mendoza, la DEIE, midió una casta de 52.000 pesos. En ambos casos, por ejemplo, son valores que superan al salario mínimo de los jubilados, y mucho peor para quienes perciben pensiones.

Pero donde la preocupación aumenta es en materia de pobreza, porque en esa categoría entran muchos empleados en relación de dependencia, como empleados municipales y muchas categorías profesionales que no tiene mucha fuerza sindical. Mientras estos pelean por no pagar Impuesto a las Ganancias, otros luchan por salir de la línea de la pobreza.

Esto es un indicador de que las empresas no están teniendo la posibilidad de pagar mejor o que han decidido no hacerlo, como una suerte de sálvese quien pueda, donde el más perjudicado es el trabajador. Lo que deben entender es que, aunque los trabajadores se queden porque no hay mucho trabajo disponible, tener malos ingresos no los compromete y termina bajando la productividad de la empresa.

Este galimatías que armó el Gobierno no es fácil de desarmar. Pero si hay algo que está comprobado es que no se puede seguir indexando la economía y pretender que los índices bajen solo por presiones. Los índices no los inventan los empresarios, son el resultado del comportamiento y tienen que ver la variantes fiscales y monetarias, sumados a las expectativas, que arman un combo explosivo

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