La grieta del arco opositor

Comunicado de Unión Por Todos Mendoza, un grupo que se identifica con Patricia Bullrich.

UPTM

El arco opositor presenta una grieta entre los que consideran que el Frente de Todos (FdT) es una coalición con la cual pueden disentir en la ideología e incluso en la praxis, pero que actúa dentro del marco democrático y profesa valores compatibles con una república, y los que han advertido lúcidamente que es una caterva de fanáticos con procederes antidemocráticos y delictuales, orientados al propio beneficio, so pretexto de luchar por una sociedad más justa, haciendo viva la genial frase del jurista y filósofo austríaco Hans Kelsen "el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones".

Para entender esta situación es necesario preguntarse si existen criterios objetivos de valor. Conforme al relativismo cultural que impera, todo depende del prisma con que se mire. Nada está bien ni está mal, básicamente "todo da igual". Para una mirada desde el humanismo más auténtico, existen valores universales -como la libertad- que deben ser respetados para que la vida merezca la pena ser vivida. Desde esta óptica, defender valores como la mencionada libertad implica claramente oponerse políticamente al "populismo k".

En el actual estado de cosas, ya no se trata de interpretar discursos. El kirchnerismo ha explicitado su vocación antidemocrática y antirrepublicana. ¿Qué hace entonces posible que un sector de la oposición no reaccione adecuadamente ante esto?

Tal parece que ese sector de la oposición no ha registrado como un hecho "traumático" la irrupción del kirchnerismo en la vida política del país, ni advertido como un hecho nefasto que un espacio político gravitante proponga abiertamente la desaparición de la Argentina democrática y republicana.

Quizás la respuesta correcta a esta peculiar actitud sea la más sencilla: Ellos mismos no son ni democráticos ni republicanos, por lo cual consideran que esas expresiones y acciones son una forma posible de conducta política y, en resumidas cuentas, sienten un grado de identidad con el populismo y el modelo que éste propone.

Y así, equivocándose en el análisis, planifican su propio fracaso, porque terminan siendo socios necesarios del kirchnerismo, al cual legitiman al reconocerlos como un espacio político más, y están siempre dispuestos a sostenerlos políticamente con argumentos efectistas como "el bien de la democracia", cuando en realidad es cinismo puro.

Bien puede pasarles a estos "socios k" que, de llegar al gobierno, encuentren una Argentina bien distinta a la que pensaron y sobre la cual establecieron su programa, porque en la medida que este populismo avance en el cambio cultural que propone, marcará puntos de difícil retorno.

Y es que ese proceso consiste en interrumpir todo proceso dialéctico (en el sentido que lo nuevo conserva algo de lo viejo), destruyendo los valores, las costumbres, el lenguaje y hasta la historia misma del País.

Por su parte, el sector republicano y democrático del arco opositor ha registrado adecuadamente tal fenómeno y comprende el sentido de urgencia que se requiere para detener a la Cámpora y otras agrupaciones afines. Y no se trata de una mera resistencia al cambio por temor a lo desconocido, ¡El resultado es bien conocido! Se llama Venezuela.

La visión del sector republicana implica dos puntos centrales para detener al populismo. El primero es la convicción democrática que es a través del voto popular que debe cambiarse el rumbo de la historia argentina. El segundo es que, para hacer esto posible, se requiere la alianza de todo el sector republicano, y que sus dirigentes asuman que quizás su mejor aporte a la Argentina no consista en aspirar a la presidencia, sino en apoyar la mejor opción para enfrentar al FdT.

De quien se imponga en esta puja dentro del arco opositor depende que Argentina padezca una tiranía o sea tierra de libertad y oportunidades. Si se impone la noción de república, nuestro destino es de grandeza y sus Lideres serán bien recordados. De prosperar lo otro, sus Lideres serán recordados en la historia escrita en libros que serán obviamente prohibidos en territorio argentino, como "los esbirros de CFK".

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