Laura Horta, tocando el cielo con las manos

La historia de Laura Horta y su proyección en muchos otros: una verdadera "sherpa" que quiere acompañar a jóvenes para que terminen su carrera universitaria.La innovacion no tiene por qué ser siempre tecnológica. Una historia que cuenta Rodolgo Guro en su serie "Mendoza, tierra del conocimiento".

Rodolfo Giro

Somos un pueblo de montaña. La cordillera forma parte de nuestra esencia y vivimos junto al cerro más alto de América. Por ello, historias de andinistas notables tenemos muchas. La innovación encuentra muchas formas de expresarse y creo que esta singular historia es una de ellas.

La protagonista de hoy es de una mujer mendocina que contra todo pronóstico logro hacer cumbre en los Himalayas en el cerro Manaslu de 8.163 metros en Nepal. Para entender lo que esto significa, de los picos "8000" el Manaslu es el tercero en el orden de cantidad de muertes y dificultad, donde comparando su peligrosidad el Everest se encuentra bastante más atrás en la lista en el orden número diez.

La protagonista es Laura Horta, una destacada profesora de Matemáticas, Física y Cosmografía que fue decana de la Facultad de Educación de la Universidad Juan Agustín Maza. Sin embargo, cuando te cuenta su historia siempre comienza hablando de su familia, se presenta como una madre que quiso hacer una locura.

Laura Horta, tocando el cielo con las manos

Esposa y madre de tres hijos, a sus "cuarenta" no los hubiera dejado solos y de tener solamente unas horas como profesora en la Universidad Maza y en el Colegio Universitario Central. A sus "cincuenta", tomó el Decanato temporalmente de la Facultad de Educación, un desafío difícil porque no era la candidata esperada, pero gracias a su trabajo persona a persona ganando su confianza, logro transformar su cargo temporal de seis meses en cargo de decana permanente, cargo que ha concluido recientemente.

De la misma forma, fue invitada a entrenar al "Team Aventura" y se presentó con un pantalón patas de elefante. Recuerda que en ese momento el costaba poder ponerse una "calza", y una cosa fue llevando a otra y paso a paso, también fue invitada a subir el Aconcagua.

"Fui al Aconcagua a rencontrarme con mis raíces, de niña solía salir con mi padre a la montaña...".

Laura Horta junto a Rodolfo Giro, autor de esta nota.

Laura Horta junto a Rodolfo Giro, autor de esta nota.

De un grupo de 14 fue una de los 5 que lograron hacer cumbre en el techo de América y las palabras de su padre, "vos sos fuerte", resonaron nuevamente en su mente. Esto la impulsó a buscar desafíos cada vez más exigentes, como correr la carrera Trial de 120 Km El Origen en Caviahue. Recuerda que a esa travesía la acompañó su marido, quien mientras el sendero se lo permitió, fue a su lado en bicicleta.

Luego continuó con "La Misión", carrera de autosuficiencia de 200 Km, ella la define más que como una carrera como una experiencia de vida. Cada una de estas "experiencias" la modificó profundamente. Para ella el mérito comienza en entrenar para poder enfrentar el desafío, "llegar a estar en largada es ganar, no me importa en que categoría o puesto termine".

En todos sus relatos se mezclan sus anécdotas del "camino", donde la cumbre del Manaslu termina siendo más bien una consecuencia. Siempre nos detenemos en los detalles de cada experiencia, en cada obstáculo por superar, y varias veces repite: "Para mí la meta es estar en la largada", "llegar a la largada de estas carreras o la base de estos cerros es un desafío en sí mismo", claro que la sociedad es exitista y finalmente, el reconocimiento viene por el logro, no por el intento.

Laura Horta, tocando el cielo con las manos

En un viaje a la base del Everest en abril del 2022, tras visitar el Monasterio Tengboche, situado a casi 4000 metros de altura, conoció a un Lama que digo que dejara que la vida la sorprenda y luego de esto conoció al dueño de Dream Carrier Trek empresa de expediciones que la invitó a subir un 8000. Esta empresa buscaba llevar a su primera mujer a una de esas cimas, entonces impulsada por la ilusión, el deseo y su convicción interna, aceptó...

Decisión compleja, a sus 53 años, sin experiencia en ese nivel y con solo 3 meses para entrenarse. En agosto debería regresar a los Himalayas, se puso en campaña. Llegar al 8000 implicó grandes sacrificios familiares, conseguir fondos (en el orden de USD 20.000), aprender técnicas de escalada y entrenarse fuera de sus límites. Recuerda que en vísperas de un temporal su entrenador la mandó a Vallecitos sola para que armara su carpa durante la nevada y pasara la noche en las peores condiciones, para que entendiera en que se estaba metiendo.

Laura se refiere al Manaslu como un "viaje a otro mundo", no solo por la "zona de la muerte" (en montañismo cuando se superan los 6000 metros las condiciones de vida son insostenibles). Era un lugar de "profesionales del montanismo" donde ella no encajaba. "Todos eran gladiadores", incluso había otros argentinos subiendo, también algunas mujeres, pero la mayoría la veían "frágil". Los primeros días siempre preguntaban por la radio si Laura había podido llegar al campamento, pero luego de la segunda rotación comenzó a ganarse el respeto de quienes veían su esfuerzo y determinación.

Laura Horta, tocando el cielo con las manos

Durante la charla pude ver fotos y videos de momentos terribles, en su ascensión al Manaslu realizando su tercera rotación (se sube y baja entre campamentos para lograr aclimatarse a la altura) una avalancha se llevó su carpa con todas sus pertenencias, en el video se puede ver pasar su carpa, pero lo más tremendo es ver caer otros dos montanistas que se deslizan sin freno hacia el vacío, en este alud al que me refiero falleció la famosa esquiadora y montanista Hilaree Nelson (ver aquí quien fue). Realmente este es uno de los mayores peligros de los "8000", por lo escarpadas de sus laderas los aludes son permanentes e impredecibles, siendo una de las principales causas de sus muertes.

El Manaslu, la llevó a enfrentar todos sus "demonios y temores", en condiciones normales no entraría en un espacio pequeño, pero el cerro tuvo que pasar una noche tormenta en una carpa pequeña con 16 personas. Perdió casi todas sus pertenecías cuando el alud se llevó su habitáculo. Mendigaba por señal para saber de su familia. Sufrió congelamiento en varios de sus dedos, enfrentó también incluso burlas de quienes no creían en su fortaleza interior. Incluso el día de la cumbre todos le decían que bajara y ella, con su determinación implacable, decidió seguir acompañada por Tomas su amigo polaco de la expedición y su sherpa Pasham, y siendo a las 11:45 de Nepal, el 28 de septiembre 2022, pudo tocar el cielo con las manos desde la cumbre del Manaslu.

Su historia inspira a muchas mujeres demostrando que un espacio dominado por hombres (montañismo de más de 8000 metros), las mujeres también pueden, además un ejemplo para las personas de cincuenta en los que me incluyo.

Laura Horta, tocando el cielo con las manos

Hoy, dos años después del Himalaya, los desafíos no terminaron. Con su fuerza y convicción trabaja impulsando un programa al que bautizó "Si alguien creyera en mí" para generar un fondo de becas para dar posibilidades universitarias para alumnos vulnerables. Busca poder ayudar a cambiarles la vida a chicos a los que su realidad socio económica igualando sus oportunidades. Tomando la metáfora de los Himalayas, se transformó en "sherpa" para ayudar a otros a cumplir su desafío académico y poder ayudarlos a hacer cumbre obteniendo su título universitario.

Esta nota habla de: