#Malargüexit y la última carta para hacer minería en el departamento del fin del mundo

Es la tierra prometida de Mendoza y, a la vez, uno de los departamentos más desfavorecidos históricamente por las decisiones que se toman a 300 kilómetros de distancia. El plan simbólico para destacar los valores propios y una última propuesta para hacer minería en Malargüe: que coexistan dos leyes.

"Sentimos que no somos ciudadanos de Mendoza", fue una de las primeras reflexiones del intendente de Malargüe, Juan Manuel Ojeda, después de que el gobernador Rodolfo Suarez confirmara la derogación de la Ley 9209, decisión que posterga una vez más el desarrollo de proyectos metalíferos en el departamento con mayor potencial de crecimiento de la provincia.

De allí para abajo, el malestar en Malargüe es generalizado y de a poco se consolida, al menos en lo simbólico, la idea de diferenciar su territorio del resto de una provincia a la que aportan entre el 10 y 14% de los recursos financieros, principalmente con las regalías petroleras. Y en lo práctico, preparan el último tiro en una guerra casi perdida.

Por un lado, el intendente Ojeda (UCR) confirmó a Memo que, en el escenario actual, Malargüe no participará más de la Fiesta de la Vendimia. "No tenemos nada que ver con la vitivinicultura porque no podemos desarrollarla. Los vecinos me lo pidieron y voy a enviar mi propuesta al Concejo Deliberante para que se vote", explicó.

Efectivamente, la actividad vitivinícola en Malargüe es inviable. De hecho, en el esquema productivo, al estar sobre la Cuenca Neuquina, la matriz económica del departamento se asemeja muchísima más a la provincia patagónica que a Mendoza, gracias al petróleo. Hoy, muchos se sienten más neuquinos que mendocinos y reniegan al coparticipar sus riquezas.

Así, basados en los conceptos que justificaron aquella olvidada campaña #MendoExit, tranquilamente podría postularse el #MalargüExit. 

Decían los impulsores del #MendoExit: "No queremos seguir atados a un Gobierno nacional que no mira más allá del Obelisco, en donde toda su política social, económica, etc. gira en torno a lo que sucede en la capital del país, y no nos beneficia en ningún aspecto". Donde dice "Obelisco", léase "Plaza Independencia", y el resto aplíquese tranquilamente a Malargüe.

La paradoja de Malargüe, que para los capitalinos queda en el fin del mundo, es que aporta una gran parte de los recursos que utilizan todos los departamentos y a la vez es uno de los más desfavorecidos de la provincia: es el máximo productor de hidrocarburos y el único que no tiene gas natural, sumado a la falta de servicios esenciales como cloacas.

Por eso, ya hay quienes, empujados por la última decisión que se tomó en Casa de Gobierno, quieren destacar que sus valores y costumbres poco tienen que ver con Mendoza y remarcar que las riquezas naturales propias y el territorio (el doble de Tucumán) podrían hacer viable la "Provincia de Malargüe".

La última carta para hacer minería

Más allá de la batalla simbólica, el gobierno local, en lo práctico, quiere calmar los ánimos de los vecinos e impulsar una última negociación con el gobierno central para poder desarrollar minería metalífera. Este domingo, el intendente llegará al Gran Mendoza para reunirse con sus legisladores y el gobernador en post de una legislación salomónica.

Ojeda propondrá que siga vigente la Ley 7722, pero pedirá que se liberen las restricciones de esta normativa para parte del territorio malargüino, al sur de las cuencas del Atuel y el Salado.

"Si en San Rafael y General Alvear plantean que cuidemos las cuencas del Atuel y el Salado, perfecto. No utilizaremos agua de esos ríos", manifestó, y adelantó que le gustaría reunirse con los intendentes Emir Félix y Walther Marcolini para acordar al respecto. "Ahí ya no habría argumentos para que nos prohíban a los malargüinos hacer minería", agregó Ojeda.

En ese punto, desde Malargüe aseguran que con recursos del río Grande estarían en condiciones de impulsar los más de 60 proyectos mineros que tienen potencial de desarrollo, entre Chile y La Pampa y cerca del límite con la provincia de Neuquén.

Esta idea fue consensuada con distintos sectores del departamento, incluida la Cámara de Comercio local. Sin embargo, desde este organismo o no comprendieron la propuesta o la explicaron mal: habían señalado que impulsarían una minería sin cianuro, cuando los términos del proyecto eran otros: habilitar todas las sustancias previstas en la 9209 en territorios en los que no se afecte las cuencas del Atuel y el Salado.

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