Confirmado: "dato mata relato"

La maniobra retorcida que quiso ejecutar Marco Lavagna por pedido de Sergio Massa de no informar los datos económicos desde el Indec para ver si consiguen engañar a algún puñado más de gente y seguir en el poder. Aunque no sepan para qué.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

No sucedió, pero lo intentaron. Esa frase que repite todo el mundo, "dato mata relato", como latiguillo de unos contra otros, cuando se quiere descubrir alguna mentira que surge de la política, encontró en la semana su momento de confirmación.

Fue cuando el titular del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) Marco Lavagna, ejecutó lo que desde la Casa Rosada señalan como una ocurrencia electoral de Sergio Massa de posponer la difusión de la información económica correspondiente a la agenda técnica de ese organismo.

La excusa fue tan ridícula ("para no afectar la veda política"), que ayudó a demoler la intención de evitar que los datos económicos fueran difundidos antes de las elecciones en 5 provincias y, con ello, morigerar el impacto que la información pudiera tener en el electorado.

Torpemente, (el hijo de) Lavagna admite, en nombre de Massa, el fracaso del Gobierno

Lavagna tuvo que desdecirse y dejar que los datos fluyan cuando estaba previsto. Con el recule, hasta pretenden que se les agradezca que no hayan hecho la trampa prevista y, el clima social -ya caldeado por la insostenible situación económica- se volvió denso, áspero, más disconforme y crítico.

En todo caso, el Gobierno y sus muchas corrientes internas busca escupirle el asado a toda la política. "Si no es para nosotros, que no sea para nadie", parece ser el pensamiento rector de sus actos, mientras alimentan a Javier Milei, que puede transformarse en un Pedro Castillo argentino al día siguiente de imponerse, o no, pero que canaliza hasta ahora el descontento contra una gestión nacional incalificable y cuyo resultado desastroso arrastra a toda una generación de políticos.

Pero hay algo bueno en todo esto: resultó verdad que "dato mata relato". A tal punto es fidedigna la fuerza de la frase, que hoy exhibir la realidad sin recortes interesados puede ser la forma más racional para saber en dónde estamos parados en "un país en donde ya no se sabe cuánto mide un metro", por usar una alusión que hizo el economista Carlos Ponce en el programa "Te digo lo que pienso" por Radio Nihuil.

Hay que buscar datos duros y exhibirlos, cual cruz ante los vampiros. 

Y pensar en planes con ellos como plataforma. Sin ilusionismos ni fantasías. Es el salvavidas que queda. Pero además, como hemos visto, la información crucial exorciza los fantasmas de la demagogia y el populismo: justo lo que realmente se necesita para encaminar en un canal de seriedad a la Argentina.

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