Verdad y consecuencia: las mañas políticas generaron a Milei, y su Frankestein es Presidente

Los días por venir son cruciales para la defensa de las instituciones por parte de la sociedad, que esta vez está sola o, al menos, tiene pocos en quiénes confiar. Milei debe reaccionar rápidamente con un plan de estabilización que contenga la confianza obtenida y sume más.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

Javier Milei es el nuevo presidente de la República Argentina.

El hartazgo por el ideologismo del kirchnerismo y la falta de respuestas concretas y prácticas a los problemas de los argentinos, demolió al peronismo y, como daño colateral, liquidó a Juntos por el Cambio.

No hubo lugar para términos medios: aquellos que se subieron al pedestal de la democracia, solo la desprestigiaron o bien, terminaron representando a todas sus deudas con la sociedad.

Mendoza votó masivamente por Milei

Las expectativas de futuro, el trazado de una línea de horizonte, no estuvieron al alcance de la mano de los profesionales de la política en Argentina.

Eso generó el surgimiento de un emergente raro, diferente, fuera de lo común, si se quiere, inconsistente, pero al que se le vieron "uñas de guitarrero" para competirle a quienes terminaron siendo vistos masivamente como "usurpadores" de la democracia a través de sus mañas e incapacidades.

Milei es lo que ya sabemos: todo lo bueno y lo malo que se ha dicho sobre él. Pero por otro lado, es una creación de ese Dr. Frankestein que es el peronismo y que, esta vez, no pudo mutar camaleónicamente hacia las ideas del libertario, una habilidad que lo hizo sobrevivir a lo largo de toda su historia con piel de derecha, centro, izquierda o cualquiera otra que le sirviera para su objetivo: conquistar la manija del poder.

Ahora, además, tendrá que ser presidente, ejercer la presidencia y defender la primera magistratura, con un Congreso que no le responde.

El peronismo y sus "primos" de otras fuerzas que se creen los únicos capaces de gobernar, tienen dos caminos: unírsele (y eso dependerá del propio nuevo mandatario, de sus fortalezas y debilidades) o poner en marcha lo que está en el manual de estos grupos y que aplicaron contra Fernando de la Rúa, derribarlo o hacer todo lo posible para sacarlo del medio.

De allí que los días por venir son cruciales para la defensa de las instituciones por parte de la sociedad, que esta vez está sola o, al menos, tiene pocos en quiénes confiar.

Y por otro lado el nuevo presidente, Javier Milei, debe ofrecer un plan que primero estabilice al país y luego lo ponga en marcha. Y esta vez no valen las bravuconadas. La ausencia de hechos le pude quitar toda la legitimidad obtenida en las urnas, como ya sucedió con tantos otros mandatarios del "vecindario" latinoamericano no bien asumieron y se mostraron abatatados.

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