Les hablan de un "salto al vacío", cuando ustedes los empujaron al fondo del pozo

Tanto pensamos Mendoza que llegamos a la conclusión que acá está todo bien y que cuando el país se ordene, la provincia va a volar. Mientras tanto, el pobre se las arregla como puede en el fondo del pozo.

El tiempo es tirano, pero lo es más aún para 1 cada 4 mendocinos que es pobre o indigente, muchos de ellos son niños que pasan hambre y que se levantan sin saber si van a tener algo para comer durante día. Las horas se hacen eternas cuando no hay comida en el estómago. Cuando hay algo para matar el hambre, la efímera sensación de bienestar se hace corta porque rápidamente se necesita más y muchas veces no da para comer dos veces en una jornada.

En el Gran Mendoza hay 437.497 pobres y 91.226 indigentes

Lo peor de todo es que la preocupación el día a día de gran parte de la población de Mendoza, no parece ser algo que necesite una solución urgente. Por lo menos eso se pensaría si tomamos en cuenta la importancia que le dan nuestros dirigentes, que parecen tomarse su tiempo para todo, como si acá estuvieramos tirando manteca al techo.

Desde el primero hasta el último de los "ganadores" de las elecciones carecen de ideas o planes concretos para terminar cambiar la realidad de más de medio millón de mendocinos que están bajo la línea de la pobreza. De hecho, las máximas autoridades te hablan como si en Mendoza estuviera todo maravilloso y que toda la culpa es de la Nación y lo que nos toca es por estar dentro del país. 

Ahora se acostumbraron a repetir que si la "macro" y la situación del país se ordena, "Mendoza vuela". Sin querer contradecir a los representantes que eligió el pueblo, me parece de un optimismo ciego y sin sustento en la realidad que alguien pueda decir que "Mendoza vuela". En más de una década no se ha creado empleo privado y la matriz productiva está floja y no tiene la capacidad de responder a las necesidades de la población. Mucho menos ha tenido éxito en uno de los objetivos principales que debería tener y que es sacar personas de la pobreza.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, pero es pero aún cuando no hay ceguera sino indiferencia. Estoy seguro que si tuvieramos la capacidad de analizar todas las declaraciones de dirigentes, todos los tuits, y toda la actividad pública de cada dirigente político en la última, no hay ningún plan o proyecto legislativo concreto para incentivar la inversión privada en Mendoza en el próximo período. Al contrario, sí lo pudieramos hacer vamos a encontrarnos slogan de campaña o festejos porque Boca pasó a la final de la Copa.

¿Y por qué apunto a proyectos para incentivar la inversión privada? Porque es con empleo en el sector privado que se comienza a cambiar el panorama de una sociedad, porque es con inversión genuina (los US$1.200 millones de Portezuelo no alcanzan para todo) que se mueve el motor que es capaz de comenzar a levantar a los ciudadanos desde la pobreza a una clase media.

En medio del miedo que genera Milei a la política, que es mucho mayor al que puede generar a la población, le hablan al votante de un "salto al vacío". El problema es que el dirigente político no entiende que el pobre no tuvo opción, porque las malas decisiones políticas y los malos manejos económicos lo empujaron al vacío. El pobre ya sabe lo que es golpearse al fondo del pozo. Lo peor que puede sentir es que vengan cayendo más personas y los aplasten más.

El reloj del dirigente político no marca las horas igual que las de los pobres, parecieran tener tiempos amplios y le dan vueltas y vueltas a decisiones que nunca llegan a tomar y que tienen a su alcance. Siempre hay tiempo para analizar, pero nunca concretan. Los pobres, en cambio, no tienen margen de nada, porque cada día es más difícil llegar a juntar lo necesario para un plato de comida sobre la mesa. Mendoza no tiene margen de nada, pero pareciera que eso nadie logra verlo en el gran edificio de calle Peltier, porque ya está todo hecho y lo único que falta es que en el país pongan los patitos en fila y comencemos a volar.