¿Ruptura o circo?
Miguel Alguacil analiza la tensión dentro de Cambia Mendoza, y ofrece su opinión personal en torno a los objetivos de Omar De Marchi y la situación frente a Rodolfo Suarez y Alfredo Cornejo.
La provincia de Mendoza, es el escenario, de lo que algunos denominan crisis en el oficialismo, pero nada de ello es cierto, salvo para un sector del mismo, que pareciera apelar a las críticas disruptivas y mal intencionadas, cuyo basamento es el poder por el poder mismo.
De Marchi levanta el brazo triunfal de Suarez.
Desde diciembre del 2.015 la provincia de Mendoza, es sede de un gobierno producto de una alianza, cuyo sustento ha sido la gestión.
En el período de gobierno de Alfredo Cornejo, se llevaron a cabo varias reformas institucionales, que le permitieron a la provincia, salir de la crisis institucional en la cual se encontraba. Dichas reformas fueron llevadas a cabo con el consenso no sólo de los partidos que integran Juntos por el Cambio (JxC), sino que también fueron refrendadas por la mayoría de los mendocinos, quiénes dieron su aval en las urnas.
Durante ese período, la provincia logró recuperar la tan ansiada institucionalidad, la cual fue el puntapié inicial, de un proyecto político a largo plazo, que le permitiría a los mendocinos, mejorar la calidad de vida, con instituciones fuertes y saneadas.
Es legítimo el reclamo de un sector de la sociedad, pero es imposible, en ocho años de gobierno, culminar un proceso de reforma política e institucional, sino se cuenta con una clase política, comprometida, cuyo fin debe ser mejorarle la calidad de vida, a los ciudadanos de la provincia de Mendoza.
Es imposible culminar un proceso, que requiere, años de trabajo y compromiso para lograr que Mendoza, sea la provincia más importante de la región de Cuyo. Pero a este proceso que se inició a fines del 2.015, con un frente fortalecido y comprometido con los mendocinos, hoy le deviene una "crisis interna" agitada por aquellos que hoy dicen ser díscolos, pero que durante años, avalaron lo realizado por las autoridades provinciales, sobre todo en época electoral.
No resulta extraño que Omar De Marchi, en un último intento por gobernar a la provincia, apele a ciertos mecanismos, que no son aceptados por la mayoría de los mendocinos. Ciertos mecanismos obedecen más a una vieja forma de hacer política, similar al kirchnerismo y muy lejos de lo que se impera en el Pro. Pareciera que su anhelo de ser gobernador es más importante que el bienestar de los mendocinos.
Si hay algo que rechaza la sociedad mendocina, son los políticos oportunistas, aquellos que se han visto beneficiados por el voto del ciudadano para luego volverse contra aquello que representó su plataforma electoral, no hemos de olvidar lo sucedido con Protectora y José Luis Ramón. O será que Álvaro Martínez y Omar De Marchi, hoy ya no se sienten parte de JxC y apelan a las chicanas como un medio para liderar un espacio que se emparente más con el kirchnerismo que con su propio partido.
Es verdad, resta mucho por hacer, pero también es cierto, que el camino al que apelan De Marchi y los suyos, no hacen más que generarse un daño ellos mismos, la pérdida de credibilidad y el oportunismo no pasan desapercibidos, es por ello que ante tanta estupidez, sería sensato apelar a una ruptura definitiva, o seguir presenciando un espectáculo cirquense, que nada le suma al ciudadano mendocino.
El espectáculo al que se prestan los díscolos, entre ellos, tiene como finalidad, sentarse en el sillón de San Martín, difícilmente logren su cometido, si no encauza un camino de diálogo con sus socios políticos, tal como le expresaba, Álvaro Martínez en su twitter el 13 de julio de 2.021. La imagen de De Marchi y Álvaro Martínez, empieza a ser analizada en detalle, ya que sus actitudes, se contraponen al sentir de la mayoría de los mendocinos, en más, antes de pensar en el sillón de San Martín, deberían enfocarse en su propio partido, en razón de que la casa o sea su propio partido, no está en orden.
Ciertas actitudes han llevado a Omar De Marchi ha perder credibilidad y lejos está de generar empatía con el ciudadano mendocino, no solo se muestra como un díscolo sin razón ante sus socios políticos, sino que también, supo darle la espalda a los suyos, a aquellos que durante años, trabajaron codo a codo, para que el Pro, se convirtiera en una alternativa política y creíble, tal es el caso de Hebe Casado, Pablo Priore y tantos otros.
¿Ruptura o circo? Dependerá del camino por el cual opten, si eligen circo, la historia los juzgará y no hay peor sentencia para un político, que las urnas.