El Gobierno y el mercado, en una pulseada con final abierto
A la espera del resultado electoral bonaerense, los mercados estuvieron muy alterados. El análisis de Rodolfo Cavagnaro.
En vísperas de las elecciones bonaerenses, hemos vivido una semana llena de tensiones, con la oposición tratando de presionar al gobierno con nuevos rechazos a vetos antes de que cambie la composición de las cámaras, y el mercado presionando para tratar de sacar dólares, mientras la economía está casi parada por falta de inversiones y por el altísimo costo del crédito.
El gobierno anunció el martes que el Tesoro intervendría en el mercado para darle la liquidez que fuera necesaria. Había trascendido que tenía un caudal de us$1700 millones para intervenir y, por los datos disponibles, habría utilizado unos 600 millones. El ministro Caputo aspira a recuperar los dólares vendidos comprándolos más baratos después de las elecciones. No obstante, con las tasas por las nubes, sigue habiendo dinero disponible y eso no sería explicable si el gobierno realmente hubiera cumplido con su compromiso de no emitir. Algo un funcionó.
El economista Miguel Angel Broda criticó el alto grado de discrecionalidad con el que se manejó el gobierno, señaló muchos desvíos que se contradicen con los principios de un mercado libre. Así, explicó que "En cuarenta días subimos cuatro veces los encajes. Hicimos dos veces bonos para utilizar en los encajes. Hicimos dos licitaciones que no estaban programadas. Abrimos y cerramos la ventanilla de dar liquidez o tomar liquidez del sistema bancario y la frutilla del postre: decidimos vender en el mercado spot los dólares para que el dólar no suba".
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El economista, en una nota concedida al portal Infobae, explicó que "cuando subió Milei, la base monetaria eran ocho billones, hoy es cuarenta y cuatro. Todos los agregados monetarios se multiplicaron por cuatro en pesos". También dijo que "la política monetaria ha venido cambiando con un altísimo grado de discrecionalidad". Como ejemplo mencionó: "El 8 de julio la base monetaria era treinta y tres billones y el 10 de julio era cuarenta y cuatro billones. Treinta y tres por ciento en un día".
Lo que le ocurrió al gobierno es que, al no poder refinanciar la deuda en dólares, pactó con muchos acreedores renovarla por deuda en pesos, cuyos intereses eran más caros. Para pagar esos intereses debió recurrir a emisión monetaria, que no quedaba registrada porque no era para financiar al Tesoro. Un artilugio contable, de los tantos que abundan en el Estado.
Lo cierto es que esa emisión fue creciendo a medida que vencían los préstamos, que eran de corto plazo, pero, últimamente, el problema se complicó porque hubo mucha plata y tuvieron que inducir la suba de las tasas que vemos ahora y que, así como complica a los particulares y empresas, multiplica la deuda del gobierno, que deberá tomar decisiones al respecto para que lo le estalle un problema.
Por ahora, el mercado está muy alterado y el dólar terminó la semana en $1380 a la espera de los resultados electorales del domingo. Al respecto, el banco JPMorgan publicó una estimación de los escenarios posibles a partir del lunes. En principio, los analistas del banco creen que los dos escenarios posibles se dividen entre un resultado muy ajustado con una pequeña ventaja para cualquiera de los contendientes o un escenario donde el oficialismo nacional reciba una paliza histórica frente a un contundente triunfo del justicialismo.
Lógicamente, se especula con la reacción de los mercados y, como es de prever, se avizora un escenario caótico en si se da una victoria del justicialismo. Los analistas del JPMorgan estiman, no obstante, que se dará el primer escenario, es decir, una suerte de paridad, con pequeñas ventajas para uno o para el otro, pero asegurando una situación que es la esperada por los mercados.
La economía paralizada
Basta caminar en los comercios o los centros comerciales para darse cuenta de que la actividad económica está muy mal. La mayoría de las personas compra solo lo necesario. En muchos casos, hay familias que recurren a pagar las compras de alimentos con tarjetas de crédito y, cuando pueden, en cuotas.
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Otra cosa distinta es el rubro textil y calzado y también en tecnología, donde hay una feroz competencia con sitios chinos que inundan el mercado productos muy baratos y que, al decir de quienes lo han experimentado, la calidad es muy buena. Esto, lógicamente, es una variable de mucho riesgo porque si el gobierno decidiera que el dólar valiera el doble que ahora, los productos chinos seguirían siendo baratos.
Estamos frente a una disparidad no cambiaria sino de escalas, mayor avance tecnológico menores cargas impositivas y facilidades crediticias de los vendedores, que aquí es imposible soñarlas. Este problema de la integración al mundo no es tan fácil. De hecho, los países europeos y el mismo EEUU has tomado medidas restrictivas respecto del comercio chino acusándolo de "dumping social", pero ni así han conseguido igualar las condiciones para sus empresas.
El sector el turismo se quejaba por la falta de turistas por el atraso cambiario, pero el dólar creció un 40% y se siguen quejando de lo mismo. No crean que el dólar llegará a $3000 para que a ellos les vaya bien. Es razonable que comiencen a revisar costos, a negociar con fuerza con los gobiernos nacionales, provinciales y municipales para bajar impuestos y conseguir la escala para sobrevivir. Pero atención, las condiciones han cambiado y el negocio no será como antes.
Por estos días se espera una nueva reunión de la Reserva Federal de Estadios Unidos y se especula con que bajaría la tasa un 0,25 para llevarla a 2,75% anual. Si esto se produce, hay que esperar un alza del precio internacional el dólar, mayor flujo de capitales hacia mercados externos, y eso podría favorecernos, si los resultados electorales son los que calcula el JPMorgan.