¿Hay rabia en nuestra sociedad?
El análisis y el planteo del Prof. José Jorge Chade.
Últimamente la ira, la rabia pareciera que fuera en aumento en nuestra sociedad. La encontramos cotidianamente en nuestro entorno y también en nosotros mismos.
La rabia es una emoción primaria, una respuesta instintiva a una amenaza o injusticia percibida. Se produce cuando nos sentimos frustrados, atacados o cuando se violan nuestras necesidades o valores. En esencia, la rabia nos indica que algo va mal y nos prepara para actuar, ya sea para defendernos o para intentar resolver la situación. La rabia en la sociedad puede tener su origen en diversas causas, La reacción de rabia puede ser un mecanismo de defensa, un intento de buscar el sentido de la justicia o una manifestación de angustia emocional.
Probemos ahora a recordar algunas razones más específicas por las que la gente se enoja en sociedad:
1. Falta de satisfacción de las necesidades: Cuando las personas encuentran obstáculos para alcanzar sus objetivos o satisfacer sus necesidades básicas, pueden experimentar frustración, que a menudo se transforma en rabia.
2. Darse cuenta de la injusticia y falta de respeto: Sentirse tratado injustamente, agraviado o faltado al respeto puede desencadenar reacciones de ira o rabia, especialmente si la persona percibe la acción como intencionada y/o malintencionada. Por ejemplo respuestas sin sentido o a veces incoherentes por parte de figuras públicas o personas que nos atienden en negocios, hospitales, oficinas, etc.
3. Ataque a la propia persona o a los propios valores: Las personas pueden enojarse cuando se sienten amenazadas física o emocionalmente, cuando se violan sus valores o cuando perciben un ataque a su identidad o territorio.
4. Sentimientos de impotencia y falta de control: Sentirse impotentes ante situaciones que perciben como incontrolables puede provocar rabia y frustración.
5. Conflictos interpersonales y dinámicas sociales: Las relaciones interpersonales, tanto amorosas como de amistad, suelen ser caldo de cultivo para la rabia. Malentendidos, traiciones, decepciones y dinámicas de poder pueden desencadenar reacciones de desaliento y rabia.
6. Acumulación de estrés y tensión: La exposición excesiva a situaciones estresantes, sin las herramientas adecuadas para manejarlas, puede conducir a una acumulación de tensión que se manifiesta en estallidos de rabia.
7. Sensibilidad individual y reacciones emocionales: Cada individuo reacciona de forma diferente ante las situaciones. Algunas personas son más sensibles a las frustraciones y provocaciones, y reaccionan con más rabia.
Es importante reconocer las causas de la propia rabia y tratar de afrontarla de forma constructiva, en lugar de reprimirla o dejar que se desahogue de forma perjudicial. La autoconciencia y la comunicación abierta pueden ser herramientas útiles para gestionar la ira y sus consecuencias.
A veces, puede que nos haya pasado cuando frente a otra persona que piensa distinto a nosotros sentimos rabia.
Es difícil analizar correctamente esta situación porque es muy general. El desacuerdo sobre un tema puede generar rabia por muchas razones. Puede que la opinión de la otra persona toque un punto en el que somos muy sensibles, o puede que simplemente sea la otra persona en su ser la que desencadene la ira en nosotros. O puede ser que uno tenga dentro de sí una propensión a enojarse con facilidad. Las respuestas a este conflicto pueden ser infinitas.
La rabia es una emoción fundamental, muy útil y demasiado a menudo criminalizada y censurada.
En realidad, sentir rabia dice mucho de nosotros, y habría que investigar qué es lo que nos activa tanto, qué personas, qué palabras, qué comportamientos nos desquician, para encontrar el origen de la activación emocional sin juzgarla, censurarla o inhibirla.
En este caso concreto, podríamos hipotetizar un problema vinculado a la baja autoestima, que corre el riesgo de debilitarse cada vez que se ve minada por una opinión externa que difiere de la nuestra.
Sin embargo, sigue siendo necesario comprender un poco mejor la personalidad de alguien que reacciona de forma airada ante una confrontación o un intercambio pacífico de opiniones. Un narcisista, por ejemplo, intentará lo imposible para defender sus puntos de vista y convencer al otro de la bondad de su opinión, basta pensar en muchas figuras políticas o de poder actuales.
Desde un punto de vista expresivo, existen diversas señales premonitorias de la ira, que uno puede reconocer en sí mismo y en los demás. Tales señales pueden ser físicas, emocionales o de comportamiento. Aprender a reconocer esas señales también permite captar los distintos matices de la rabia y reconocerla cuando se aproxima y también tratar de controlarlas
Señales físicas de la rabia
- Apretar las mandíbulas o rechinar los dientes;
- dolor de cabeza;
- dolor de estómago;
- aumento del ritmo cardíaco;
- sudoración, especialmente en las palmas de las manos;
- sensación de calor en el cuello/la cara;
- temblores o sacudidas;
- mareos.
Signos emocionales de la rabia
- Sensación: como si uno quisiera alejarse de la situación;
- irritación;
- triste o deprimido;
- culpable;
- resentido;
- ansioso;
- como si estuviera siendo agredido verbal o físicamente.
Signos conductuales de la rabia
- Rascarse la cabeza;
- apretar el puño con la otra mano;
- caminar a paso de tortuga;
- volverse sarcástico;
- perder el sentido del humor;
- comportarse de forma ofensiva o agresiva;
- sentir deseos de beber o fumar;
- levantar la voz;
- empezar a gritar o llorar.
Todos arrastramos una enorme carga de condicionamientos a nuestras espaldas, a menudo no nos comportamos exactamente como quisiéramos. El ser humano primitivo y el ser humano moderno coexisten en cada uno de nosotros. La conciencia puede ayudarnos a honrar a ambos y a hacer que esta coexistencia sea pacífica y fructífera. Por nuestro propio bien y por el bien de todos los demás.