En Mendoza, la oposición vendrá por dentro

Ante la ausencia de una oposición con volumen electoral, y con las candidaturas casi todas abrochadas para el futuro, empieza una rebelión dentro de la UCR y Cambia Mendoza, que puede ser real o solo una amenaza.

Periodista y escritor, autor de una docena de libros de ensayo y literatura. En Twitter: @ConteGabriel

Ya se lanzó el desterrado Luis Petri a la gobernación para 2023, en un acto que era "cantado" luego de no se le otorgara espacio para continuar en el Congreso de la Nación. En principio disputado como alfil propio tanto por la UCR (su origen) como por el PRO (su contención), ambos terminaron pasándolo como pelota, hasta que rebotó y ahora busca hacer su propio gol reclutando voluntades a su favor, con dos años de anticipación.

Días atrás, un veterano dirigente político analizaba, café mediante, que lo que le va a pasar a la UCR y a Cambia Mendoza, es un fenómeno extraño: "La oposición vendrá por dentro", graficó. Y la justificación está clara, con un peronismo al que lo abarca el Teorema de Baglini y, mientras no se distancie de lo nacional y construya un proyecto mendocino y además, mendocinista, al que solo le cabrá disfrazarse de FIT y chillar por todo, sin más.

Vuelto un movimiento, el oficialismo local de "Cornejo, Suarez y Cobos", empieza a ver que los casilleros están llenos por al menos los próximos 8 años. Militantes y dirigentes sienten postergadas sus vocaciones de competir por una intendencia, un cargo legislativo y hasta la Gobernación, por un acuerdo largo y duradero que se impone y ya ha otorgado turnos ganadores por todo ese tiempo, si no más.

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Lo de Petri es un emergente. Pero intendentes como Daniel Orozco, Marcelino Iglesias, Gustavo Soto y Walther Marcolini levantan la mano para hacerse ver. Ya hemos contado cómo el otrora silencioso Raúl Rufeil levantó el perfil para reclamar: "¡Qué fácil que es ser intendente de Capital o Godoy Cruz y catapultarse a la gobernación!", a la vez que puso en valor el sacrificio propio de hacer resurgir del quebranto a San Martín, de la corrupción a Guaymallén o flirtearle el territorio al peronismo como hizo Orozco.

Algunos de aquellos que empezaron a ejercer el poder en 1983 ven en la situación actual un buen momento para la UCR, con muchos nombres potables y hasta identifican un proyecto de provincia. Pero también observan un fenómeno de amesetamiento: surgen nuevos "valores" que quedan inscriptos en un círculo cerrado que ya está completo y que sorteará a futuro su posibilidad de jugar electoralmente.

A los radicales les resulta difícil criticar a una conducción ganadora, pero no lo es identificar que los que vienen detrás o van quedando postergado, se potencian desafiantes, ya no como era antes, en los tiempos del internismo, como bronca desatada en su ambición, sino como aternativas válidas que adhieren al mismo modelo de gestión provincial.

Podría decirse que hay una gentil guerra por conseguir lugares antes de que la conducción actual les abra las puertas. Piensan entrar sin pedir permiso y usando los mecanismos existentes, fundamentalmente las Primarias (PASO).

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Claro que a primera vista hay una dispersión y una cantidad de aspirantes a suceder a Rodolfo Suarez. Desde su entorno ya colocaron una pieza para no perder chances y hablan de "una mujer", que no sería otra que Mariana Juri. Se suma a la carta del cornejismo que es Tadeo García Zalazar y que solo vería frustrada su participación si es que Alfredo Cornejo volviera a insistir con aspirar al cuarto piso de la calle Peltier. A la lista siempre hay que sumarle a Omar de Marchi, si es que sigue por dentro. Y nadie descarta ya a un nuevo jugador que ha hecho alarde masivamente de los resultados electorales en Luján de Cuyo, Sebastián Bragagnolo. Al capitalino Ulpiano Suarez le queda una chance más de gobernar la Ciudad, pero cuando puede se suma a la quiniela por la Gobernación. Y entre los díscolos de Juntos por el Cambio que se echan a rodar por sí solos apareció ahora Jorge Difonso.

Como se dijo en Memo esta semana, con el terreno fertilizado y sembrado por unos, son muchos los que quieren ser parte de la cosecha, ahora. Y en la UCR, centralmente, no ven un adversario externo con potencial para ganarles terreno en 2023. De allí que los realineamientos serán: subordinación total a Cornejo o reunir fuerzas contra Cornejo, el eje central.

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Solo una reorganización potenciadora y en tiempo y forma del peronismo podría unificar su personería y bancarse las decisiones verticalmente, pero no hay en la dirigencia radical perspectiva de que el PJ encuentre nuevos nombres, con más poder que el que hoy tiene Anabel Fernández Sagasti, para armar equipos sustentables capaces de dar una pelea electoral.

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Por lo tanto, en Cambia Mendoza ya no hay una "danza de nombres", como suele decirse, sino un ballet completo sobre el escenario de un Got Talent político menduco que tendrá su gala más temprano que tarde, rumbo al 2023.

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