Reforma Constitucional: por qué cada mendocino necesita de la autonomía municipal

Escriben las senadoras radicales Mercedes Rus y Mariana Zlobec.

M. Rus y M. Zlobec

La reforma a la que se niega el peronismo, tiene entre sus bases modificaciones que repercuten directamente en la vida de cada ciudadano de la provincia, y que con ellas se podría garantizar mejor calidad de vida. La autonomía municipal por ejemplo, beneficiaría a los habitantes de cada departamento en particular, ya que cada municipio tendría alcance para satisfacer las demandas de sus habitantes, dar abordaje a los servicios locales como el alumbrado, barrido y limpieza, entre otros.

Muchísimo lleva la doctrina y la academia tratando este tema, imponiéndolo como una deuda o una necesidad, pero... ¿se ha explicado cómo esto impactaría en beneficio de los ciudadanos?

Partimos de algo básico, un municipio "realmente autónomo", es un municipio con poder real y más capacidad, ¿pero qué quiere decir esto?

Así como un menor de edad está limitado en sus derechos y deberes antes de la mayoría o la emancipación, la falta de reconocimiento de la autonomía municipal ha hecho que sus realidades sean semejantes a aquellos hijos menores con capacidades relativas y limitadas respecto al "padre Estado provincial", que todo lo concentra y que todo lo gestiona.

La autonomía confiere garantías de funcionamiento y autodeterminación, ¿y qué es esto? Básicamente, no recibir presiones o controles políticos externos y -menos que menos partidarios- que tornen ilusorios los objetivos y proyectos municipales más urgentes y prioritarios. Es ganar en independencia, sin importar el color político de quién maneja el gobierno provincial contra el local, si este tiene autonomía de acción y gestión.

Así como la provincia de Mendoza pudo diferenciarse de otras y de la nación, acortando la cuarentena estricta, auspiciando apertura económica y presencialidad en las escuelas, invocando competencias propias, así también puede ser importante en un determinado caso, o ante situaciones que pongan en tensión los intereses locales y los provinciales, que el municipio pueda decidir a favor de sus provechos por encima de la provincia.

Conservar facultades de disponer y gestionar diferencialmente cuando los intereses y particularidades locales así lo indiquen, es un valor superlativo a ganar.

Este mayor poderío se vuelve fundamental sobre todo en un contexto donde existen nuevas necesidades: esparcimiento, entorno ambiental no contaminado, derechos digitales, etc., que no deben ser una realidad solo de las grandes capitales, sino existir fundamentalmente en las comunidades locales.

Los municipios deben tener más capacidad para avanzar del "esquema de gestión por rutinas" -o alumbrado, barrido y limpieza- a una "gestión por resultados", ¿para quiénes?: para sus locales, beneficios y servicios directos y cercanos.

Esto supone abrirse por encima de las típicas funciones regladas, a actividades requeridas, mayor prevención, más preventores y más involucramiento en seguridad ciudadana que es la primera red de contención, actividades no lucrativas, como planes de asistencia social y prestación de servicios no rentables, pero satisfactorios para el vecino, como también hacia funciones "estratégicas" para la comunidad departamental, como gestión de servicios públicos propios, realización de grandes obras de infraestructura etc.

La autonomía también supone la posibilidad de regular sistemas de revocación de mandatos de funcionarios locales así como el llamado a participar, con carácter consultivo, en la designación de funcionarios no municipales pero responsables de servicios vinculados a la vida local inmediata: directores de escuelas, de hospitales, jefes de salud, comisarios, jefes de bomberos, así como otras autoridades etc. Es lo que se conoce con el nombre de "autocefalía de cuarto nivel".

También en administración, gestión y ejecución de obras en áreas de influencia provincial contra la asignación de recursos por parte de ésta.

Hablando de recursos, la autonomía en lo económico se conoce como "autarquía", al menos en una concepción. ¿Y esto qué significa? Supone la posibilidad de tener recursos propios y poder para gestionarlos a su puro interés. Y aquí la participación ciudadana cobra más protagonismo, habilitándose sistemas donde ésta decide directamente en qué bienes o servicios aplicar estos medios económicos.

Ojo, que esto no debe malentenderse como que los municipios pierden recursos del reparto provincial, o por el contrario, que deben cobrar más impuestos para obtenerlos.

Por lo expuesto, se puede hablar de autonomía, junto con un razonable sistema de coparticipación municipal. Inclusive sistemas donde el municipio recauda y envía a la provincia después. Todos son modelos debatibles.

Y si quiere asignar recursos al desarrollo de un área productiva local, hacerlo, y si desea generar puestos de trabajo directos para los conciudadanos, allí invertir. De esto se trata.

Lo cierto es que sistemas que concentren mayor poder y capacidad de acción en los gobiernos locales, los más próximos a la ciudadanía estarán, supondrá desburocratización y cercanía para trámites y para servicios.

Y esto porque hay una identidad local, barrial y de la comunidad que conoce mucho mejor el gobierno municipal que el provincial. Esto asegura una gobernanza directa y contacto asiduo con el núcleo de representantes y quienes tomarían -mayor poder mediante- decisiones de impacto diario y directo.

Por último aclarar que hablar de autonomía no puede reducirse a un "encuadre jurídico", ni tampoco puede pensarse como un enlatado cerrado e igual para todos. La homogeneización normativa de municipios diferentes sería un crimen nocivo. Por ello constituye a dar trato distinto antes condiciones y circunstancias distintas, que atienda las diferentes realidades -grandes y pequeños municipios, urbanos y rurales, de gran base poblacional y de menor, conectados y aislados, etc.- legislando en su momento una estratificación razonable, autonomía plena, semiplena o relativa, según los casos y necesidades.

Es de vital importancia la reforma de la constitución provincial, sin politizar partidariamente el tema, sino llevando la discusión a la forma más sensata de dar resolución y garantía a cada mendocino para mejorar, desde distintos aspectos, la calidad de vida.

Mercedes Rus

Mariana Zlobec

Senadoras provinciales UCR