Familiares, amigues, peluquera y... Lula

Sergio Gómez, dirigente del Partido Demócrata de Luján, opina aquí sobre los "privilegios" que tiene Cristina Kirchner mientras purga una exclusiva prisión.

Sergio Gómez

La Justicia, como valor, es esencial para el funcionamiento de una sociedad justa y equitativa, promoviendo el respeto mutuo y el bienestar general. Es un valor fundamental que implica dar a cada uno lo que le corresponde, basado en principios de equidad, honestidad y rectitud. Es la virtud de actuar conforme a la razón y el derecho, buscando el bienestar común y respetando los derechos de los demás.


Analizando esta definición de Justicia vemos que quienes deben administrar, distribuir y resolver conflictos, en pos de dar a cada uno lo que le corresponde, equivocan el camino -o toman un atajo- beneficiando a personajes de la vida política, y siendo rigurosos con el resto, que en igualdad de situaciones, se ven afectados por que están obligados a cumplir al pie de la letra lo que se resuelve en una sentencia, en tanto punible.

Veo las noticias y pienso, el trabajo que va a tener la doctrina jurídica a partir de ahora. No puede tener una mirada sesgada, impropia de la realidad.

Parece que la sentencia genera más que un alivio procesal, ya que no existe la presión del "qué me pasará, qué me espera"; sino que provoca nuevos beneficios que disminuyen el grado de culpabilidad que dio origen a la responsabilidad penal, haciendo mucho más fácil y llevadera la vida de condenada.

Es decir que, con artilugios y lagunas procesales, algún Juez permite que una condena pase de ser ejemplar a mediática y totalmente improcedente.


Lejos de generar jurisprudencia que permita administrar mejor justicia, logrando que nos encaminemos a ser un país serio, donde prevalezca el respeto por las leyes y que eso nos sirva para desterrar a dirigentes y funcionarios corruptos, con este tipo de situaciones y concesiones -de tipo judiciales- alimentamos aquello que dice "en Argentina ningún político va preso"
Estar con una bijou (tobillera) en su casa (hasta ahí, conforme a derecho), pudiendo recibir a quien se le plazca, salir al balcón y saludar a la barra es la mejor de las condenas. El problema lo tiene el Poder Judicial que deberá justificar este desmán jurídico porque a partir de ahora en cada sentencia condenatoria con beneficio de prisión domiciliaria se buscará gozar de estos beneficios extraordinarios.

La doctrina establecía (por lo menos hasta hoy) ciertas excepciones a condenados a prisión. Mayores de 70 años o con alguna enfermedad que requiera cuidados especiales o que ésta sea de carácter terminal, se podía conceder la prisión domiciliaria.

Finalidad de la pena: La pena de prisión, en todas sus modalidades, busca lograr que el condenado/a adquiera la capacidad de comprender y respetar la ley, promoviendo su reinserción social. (¿?)... FIN


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