Vaticinios 2021

Una serie de "profecías", si se quiere, son racionalizadas por Eduardo Da Viá en esta nota del primer domingo de enero de 2021.

Eduardo Da Viá

Así como en mi reciente escrito anterior, al que denominé 2020 Colofón, hice un resumen de los acontecimientos a mi juicio más relevantes acaecidos tanto en el orden internacional, como nacional y personal, ahora me propongo una tarea mucho más engorrosa.

Me dispongo a escalar la colina Vaticana y una vez en la cumbre, coincidente con su historia y etimología, tratar de adelantarme a los hechos por venir durante el año que se inicia.

Al estudiar la etimología del término vaticano nos encontramos con el monte homónimo, el cual probablemente recibió su nombre del término latino vaticinium, que puede traducirse como "vaticinio" o "predicción", o bien de vaticinatio, "profecía".

Esto puede deberse a que dicha colina solía albergar un oráculo de origen etrusco, pero también se atribuye a la existencia de un pueblo llamado Vaticum.

Es frecuente la acepción equivocada de esta palabra que la relaciona con la predicción de hechos nefastos, cuando simplemente puede entenderse como anticipación de fenómenos que, basado en hechos concretos, tienen grandes posibilidades de acaecer.

El final de una año y comienzo del siguiente, como dijera antes, marcado por una línea inexistente, nos hace asumir que todo lo malo, lo negativo, lo doloroso, habrá de quedar detrás cual si del Muro de Berlín o de la Valla fronteriza mejicana de Trump se tratara, y sólo transpondría esa línea lo que de rescatable, bueno y benéfico haya deparado el año que fenece.-

Nada más lejano a la realidad, dado que por el momento todo sigue igual e incluso peor a pesar de habernos gastado unas pocas horas del supuestamente promisorio nuevo año.

Si pudiésemos contar, al estilo griego, de la mirada inquisidora de Jano bifronte, que con sus dos cabezas podía contemplar simultáneamente el pasado y el futuro, otra cosa sería. Pero lamentablemente era un ser mitológico que desapareció junto con la cultura griega. Sin embargo persiste como raíz etimológica en numerosos idiomas como Januar en alemán, Janvier en francés, January en inglés, Janeiro en portugués, y hasta el mismo Enero español que deriva de Mensis Ianuarius, o sea mes dedicado a Jano.

Qué bien nos habría venido Jano a los argentinos cuando a propósito de las últimas elecciones presidenciales nos hubiera advertido de lo que se venía.

Me propongo pues actuar de Jano y hacer predicciones en base a lo sucedido en 2020.

Seguramente esto no le va a gustar a ninguna persona de los millones que se aferran a la esperanza de una mejoría.

Pero lamentablemente, la esperanza no es sino una expresión de deseos alimentados generalmente por la fe en cualquier divinidad superior, o bien en la confianza en alguna autoridad gubernamental, pero sin fundamentos pragmáticos válidos.

En el ámbito internacional solo se avizoran cambios en ese gran país del norte que fuera Estados Unidos, y que hoy ya no es la mayor potencia del mundo, gracias a una sucesión de administraciones que se dedicaron a la guerra en vez de al progreso, primero para ellos mismos e indirectamente para el mundo todo.

Personalmente me ha agradado la actitud calma y respetuosa de Joe Biden, especialmente frente a los ataques psicóticos por parte de Trump, que no lograron alterarlo ni que cayera en la trampa de discusiones en términos indignos para la personalidad de un candidato a presidente

Norteamérica está mal social y económicamente y por si fuera poco carece de una buena imagen para la mayoría del resto de las naciones.

En la actualidad está involucrada en nada menos que 7 conflictos bélicos que se libran extramuros, todos motivados por intereses económicos casi siempre alrededor del petróleo o de puntos geográficos estratégicos militarmente para futuras e imaginarias contiendas.

Creo que ninguna de estas guerras gozan del beneplácito de una gran mayoría de ciudadanos que ven, cómo el expolio económico que significan para el país, juega en contra de una vida más pacífica, confortable y segura en sus propias casas. Hay alrededor de 25 millones de personas sin ningún tipo de cobertura médica, cifra similar a la población de Australia.

Por más que intenten disimularlo, la discriminación racial no sólo persiste sino que ha aumentado como lo demuestran los frecuentes hechos de sangre que a menudo suceden basado simplemente en el color de la piel o en la nacionalidad o credo religioso.

Biden ha dado un gran paso adelante al limar algunas de estas asperezas con los integrantes de su flamante gabinete, de diferentes orígenes y colores, pero tan norteamericanos los unos como los otros.

La guerra fría con Rusia iniciada allá por la década de los cuarenta, sigue vigente a pesar de no haber intercambiado un solo disparo hasta el presente. El delirante Putín vive jactándose de su tremendo poderío militar, mostrando orgulloso su increíble misil hipersónico cuyo único objetivo es impactar en EE UU desde una distancia que lo haga indetectable. Ésto en personalidades como la de Trump es una provocación que sólo acarrea más gastos militares inútiles por parte de Norteamérica, en detrimento de destinos benéficos de los dineros públicos.

Es de esperar que Biden no caiga en la trampa de la réplica porque la guerra entre ambos nunca va a suceder, dado que sería el fin de la humanidad.

Putín es el dueño de Rusia, en cambio Biden es el representante de más de 300 millones de dueños, ante los cuales debe rendir cuentas.

No guardo esperanzas porque carezco de fe, pero sí confío en la inteligencia y la prudencia del nuevo presidente americano-.

A mi parecer, el resto del mundo seguirá avanzado en el tiempo a los tumbos, acuciado por la pandemia, la desocupación, la pobreza, el analfabetismo y las ambiciones de quienes teniendo mucho quieren más y más, y las lógicas reacciones a veces muy dañinas, de quienes nada o muy poco poseen.

La esclavitud no ha desaparecido ni mucho menos, lo que ocurre es que en ciertos países es evidente, pero en los occidentales está disfrazada de lo que los millonarios multinacionales llaman "puestos de trabajo", en realidad celdas sin barrotes visibles, de las que resulta muy difícil salir, sino imposible.

Trabajo en negro, sin cobertura de salud y sin aportes jubilatorios, condenados desde jóvenes a una vejez miserable.

Nada de esto va a cambiar porque significa "desperdiciar" millones de dólares en respeto a la dignidad humana, sin necesidad alguna, por cuanto lo mismo las víctimas habrán de bajar la cerviz acuciados por las necesidades básicas para sobrevivir.

Este tema me lleva como por un tobogán a mi pobre país, un mundo aparte dado que suma a las generales de las leyes del abuso internacional, los defectos propios siempre en perjuicio de los más necesitados.

Los mandamás en la Argentina han encontrado la solución a los problemas de la pobreza, la desocupación y la subocupación; y el remedio no es otro que la dádiva, de funestas consecuencias para el "beneficiario" y para la población en general.

Las dádivas gubernamentales eufemísticamente llamas asignaciones, en los casos en que grupos familiares son beneficiarios de varias de ellas simultáneamente, transforman al otrora obrero útil y necesario para la sociedad en que se desenvuelve, en un ocioso rentado con divisas aportadas por los que continúan trabajando. Y el ocio es terreno propicio para el desarrollo de todo tipo de acciones antisociales, desde la conformación de grupos de choque infiltrados o no en manifestaciones pacíficas que terminan por ejemplo en el incendio de la Legislatura, hecho vandálico que lógicamente requirió de una adecuada planificación, para lo cual hay que disponer del tiempo que el verdadero trabajador no dispone.

Esas mismas manifestaciones, tan frecuentes en nuestro país, que convocan a miles de personas y muchas veces pernoctan frente a los edificios donde deliberan o guarecen los que habrán de decidir destinos, son desocupados en una buena proporción, pero justamente de la variedad ocioso rentado.

El hombre debe ganar su sustento con el sudor de su frente, y no me refiero con esto a las supuestas palabras divinas cuando la primera pareja fue expulsada del paraíso, sino a la convicción de que el esfuerzo dignifica al trabajador y lo hace merecedor del descanso.

Una de las sensaciones más gratificantes que experimenté durante mi largo período de actividad como médico, fue, al final de la jornada, el saber que la labor había sido cumplida, y que afortunadamente mañana habrá más y mejor para hacer.

La primera gestión del gobierno central en el día inicial del año fue aumentar el monto de las dádivas, con lo que tácitamente reconoce la absoluta incapacidad para encontrar soluciones de fondo que no pasan por cierto por la actitud paternalista/maternalista (Fernández y Fernández) del ejecutivo, sino por la creación de puestos de trabajo seguros y estables, por parte del estado y de las empresas privadas, con los correspondientes aportes jubilatorio y ciertamente con la adecuada cobertura médica.

Yo me pregunto si a alguien de entre los diputados y senadores que aprobaron la ley IVE, se le ha ocurrido siquiera la posibilidad de que ocurra y se multiplique la secuencia: embarazo - subsidio - aborto legal y gratuito; borrón y cuenta nueva.

Recuerden lo que asevero: esto va a ocurrir.

La llegada de una nueva ola de contagios covid es inevitable, fundamentalmente por la conducta irresponsables de los argentinos que irrespetan normas absolutamente vigentes, tales como el distanciamiento social, uso de mascarilla y acatamiento del número de participantes según la reunión de que se trate.

El velatorio de Maradona, las manifestaciones verdes y celestes y los primeros contingentes de turistas claramente abigarrados en las playas de Mar del Plata, incluida violencia de por medio; y vuelvo a mencionar el incendio de la legislatura, los destrozos en la Casa Rosada y la gresca de ayer entre monstruos futbolistas en una de las playas del atlántico, no pueden traer otra consecuencia que el recrudecimiento de los contagios.

Me pregunto por qué no hay contención policial de esos desmanes, será porque a los responsables no les interesa o son órdenes de "arriba" para mostrarse el gobierno con la tolerancia necesaria para futuras elecciones

Esto se evita con educación cívica y trabajo, dos asignaturas sempiternamente ausentes en nuestro país y que seguramente no habrán de implementarse este año.

De la misma manera, con educación y responsabilidad, no sería necesaria una ley que autorice a matar niños, frutos de la carencia de ambas condiciones.

Como les resultará fácil deducir, mi vaticinio para la Argentina es totalmente pesimista, no he logrado encontrar una sola razón que me haga no serlo; lo mismo vale para el mundo todo, con la excepción de los EE UU a quien le concedo al menos la posibilidad más que teórica, pero posibilidad al fin, de que comience a desfacer sus entuertos, aun cuando no sea la expresión original del Quijote.

EL AUTOR. Eduardo Atilio Da Viá es lector de Memo. DNI 6890012.


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