El vino y el agua en los rostros de la esperanza

En su "Columna Líquida", la escritora Marcela Muñoz Pan se abraza a las actividades de su querido municipio de San Martín.

Marcela Muñoz Pan

Dice Galileo Galilei: "El vino es la luz del sol unida por el agua", energías naturales que los mendocinos gozamos cotidianamente y que muchos aprovechan para fusionar con los oficios transformando su medio ambiente, su vida laboral, el sustento, el comercio, el agro, la tecnología, la robótica, vivienda, es decir la vida simplemente. Pero en este momento de la historia donde se han dejado de lado varias actividades que requieren sí o sí de la mano humana, es que se han perdido las escuelas de oficios, si bien la DGE las lleva a cabo hay que fomentar más escuelas de formación para los oficios para educar, educar para trabajar, trabajar para dignificar esas energías naturales que como decía anteriormente gozamos los mendocinos.

El Departamento de Gral. San Martín avanza con la construcción de su Escuela de Oficios con más de 15 especialidades, es un proyecto que ha señalado el intendente Dr. Raúl Rufeil señalando "Con ella, la Comuna colaborará en la capacitación de personas en una época en la que nos hace falta mano de obra calificada". El objetivo del municipio es impartir clases y talleres en oficios como plomería (para cuidar el buen funcionamiento del agua que llega a nuestras casas, entre otras cosas) albañilería, electricidad, gasistas, etc. El edificio se está construyendo en calle Islas Malvinas casi ruta 7 de 1200 metros cuadrados de aulas y talleres, proyectado con módulos lo que permitirá agregar más según la demanda. Rufeil firmará un convenio con la UNCUYO, DGE siendo la primera vez que un departamento de articula de esta forma, para generar perfiles de empleabilidad ya que será una formación integral con certificación.

Estas herramientas que han desaparecido de alguna manera, son la matriz socio productiva de una sociedad, volver a las fuentes siempre es la mejor opción, aunque el mundo siga evolucionando las manos de mujeres y hombres que con sus oficios mejoran la calidad de nuestras vidas, ésto no va a desaparecer. Necesitamos los catadores de vinos y aguas para contar los episodios más intensos y sólidos de la vida cotidiana, con sus catas a ciegas, verticales, horizontales, como si fuera una cita de amor. Necesitamos esa agua como alimento y los constructores de acueductos que transportan el agua en sus tuberías y colectores impulsados por bombas, cuánta mano calificada se necesita para esta perfecta ingeniería humana, increíble! Un bodeguero por ejemplo, que es el nexo final del Agrónomo, Viticultor, Recolector, Vinicultor, Tonelero, Soldador, Calderista, no podría hacerlo solo sin las personas que preparan el entretejido de su función final; El vino. La cadena sigue porque también se necesitan los catadores, los artistas del vino como son los enólogos que fecundan su sabia precisión y el astuto sommelier que estimula los banquetes para los amantes el vino.

¡Luz, vino, agua y acción! Se abren nuevos horizontes de esperanzas en el Este, ojalá los jóvenes comiencen a comprender que nada se obtiene caído del cielo que dure mucho tiempo, hay que volver a reeducar, reivindicar la enseñanza de esas manos calificadas y que no sea un vacío sus horas anodinas, un sin sueños en la maravilla de la vida, que encuentren color y sabor en vez de drogas y alcohol, que vean esa tierra en la que trabajaron bajo la luz de la luna con su amada, que suelden los cimientos de la casas de sus hijos, que no se vayan a otros países en busca de no ser ellos mismos, tal vez, que bien sabido que el que se educa, forma, se completa, se suma, es suma, ahora y siempre de la mano de la esperanza.

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