Elecciones en Chile: hartazgo social y una derecha fortalecida que llega con ventaja al balotaje

El politólogo Rodrigo Pérez de Arce analizó en Radio Post un escenario electoral atravesado por fragmentación, temor por la seguridad, desgaste institucional y una derecha que llega con ventaja al balotaje. Jeannette Jara lidera la primera vuelta, pero todo indica que perdería frente a cualquier candidato opositor.

A pesar de las llamas

A horas de que Chile vuelva a definir su rumbo político en las urnas, el politólogo y periodista Rodrigo Pérez de Arce delineó en diálogo con el programa "A pesar de las llamas" por Radio Post un panorama complejo, marcado por la fragmentación electoral, el desencanto ciudadano y un profundo giro hacia las demandas de seguridad, orden económico y estabilidad. La elección presidencial del domingo será la primera desde 2022 con voto obligatorio, un factor que suma incertidumbre en un país exhausto tras años de convulsiones políticas, crisis institucionales y dos procesos constituyentes fallidos.

La ley chilena prohíbe la publicación de encuestas durante las dos semanas previas a los comicios, por lo que los datos que circulan provienen de mediciones privadas. Aun así, la tendencia es consistente: la candidata oficialista Jeannette Jara, militante comunista y exministra de Trabajo, llega primera a la elección con entre 25% y 30%, exactamente la base electoral que ha sostenido al presidente Gabriel Boric durante todo su mandato.
"Boric no baja del 25% ni sube del 30%. Jara se mueve dentro del mismo margen", resumió Pérez de Arce. Esa fidelidad es, para el analista, un límite: garantiza un piso sólido pero también un techo difícil de perforar.

La derecha dividida pero competitiva: Kast, Matthei y Kaiser disputan el balotaje

Detrás de Jara aparecen tres candidatos de derecha que representan diferentes sensibilidades dentro del mismo espectro:

  • la centroderecha tradicional vinculada al expresidente Sebastián Piñera,

  • la derecha dura liderada por José Antonio Kast,

  • y la derecha nacional-libertaria encarnada por Johannes Kaiser, una figura de rápido ascenso con un estilo confrontativo y una fuerte presencia digital.

Según Pérez de Arce, todos ellos rondan entre 15% y 25%, aunque el mejor posicionado para enfrentar a Jara en segunda vuelta es Kast.
"Lo más probable es que pase José Antonio Kast. Y en las condiciones actuales, cualquier candidato de la derecha le gana por amplio margen a la candidata del gobierno", aseguró.

La explicación no es solo electoral sino emocional: el ciclo político chileno se reconfiguró desde el estallido social de 2019, la frustración del proceso constituyente y el deterioro de la seguridad. Si en 2021 la campaña de Kast se centraba en posiciones valóricas conservadoras, hoy el discurso viró hacia lo que el politólogo denomina "un gobierno de emergencia".
"Se enfocará solo en seguridad, crecimiento y empleo, dejando atrás la agenda moral", dijo.

Jeannette Jara: candidata de un oficialismo amplio en partidos, pero débil en respaldo social

Para comprender la posición del oficialismo, Pérez de Arce trazó una descripción detallada de Jara. Militante histórica del Partido Comunista, ganó la primaria de la coalición de izquierdas frente al Frente Amplio y a sectores de la exConcertación. Representa formalmente a 11 partidos, pero eso no implica fortaleza electoral.
"Es una coalición grande en número de siglas, pero pequeña en representación real", explicó el analista. Esa debilidad estructural se combina con un elemento adicional: la tensión permanente entre Jara y la dirigencia comunista, a la que describió como "muy radical, con una conducción casi soviética".

Jara intenta desmarcarse tanto del Boricismo como de su partido, aunque sin romper totalmente. Ese equilibrio frágil la sostiene en primera vuelta, pero la deja con pocas herramientas para crecer en un balotaje donde los sectores moderados e independientes son decisivos.

El largo fracaso constituyente y el giro del país hacia el orden y la seguridad

Para entender el clima electoral, Pérez de Arce repasó los últimos cinco años de historia política chilena. Recordó que el estallido social de 2019 -una de las movilizaciones más grandes desde la dictadura- derivó en una salida institucional: redactar una nueva Constitución.
El primer intento, protagonizado por independientes, ambientalistas, pueblos originarios y movimientos sociales, terminó en un fracaso rotundo: el texto fue rechazado en el plebiscito de salida por 62% de los votos.

El segundo proceso, esta vez con mayoría del Partido Republicano de Kast, tampoco prosperó.
"Gana la derecha, pero aun así pierde el plebiscito. Esa salida constitucional ya no tiene ninguna centralidad. El clima cambió completamente", sintetizó.

Según el politólogo, los problemas que detonaron la crisis social -costo de vida, desigualdad, empleos precarios, acceso a servicios- no podían resolverse mediante un cambio constitucional. "Le pusimos demasiada esperanza a un camino desconectado de las soluciones reales", evaluó. Ese desencanto terminó alimentando la desafección política y el voto castigo.

Kaiser, el fenómeno inesperado: discurso duro, batalla cultural y un electorado que busca revancha

Uno de los fenómenos más llamativos es el ascenso de Johannes Kaiser, diputado, fundador del Partido Nacional Libertario y figura polémica. Pérez de Arce lo describió como "una mezcla chilena del Milei argentino", con el respaldo digital de su hermano, un youtuber vinculado a la Fundación FAR y al ecosistema intelectual de Agustín Laje.

Kaiser capitaliza la bronca contra la izquierda y ocupa deliberadamente el espacio más radical. "En su cierre de campaña entonaron una estrofa del himno nacional ligada a la dictadura. Busca romper consensos", relató.

El politólogo también señaló su historial de declaraciones misóginas, comentarios violentos y reivindicaciones implícitas del régimen militar.
"Tiene al menos cinco años de tuits lamentables, una vergüenza. Pero una parte de su electorado quiere castigar a la izquierda. Es rabia emocional, no política", explicó.

El peso persistente de Pinochet en la memoria de un sector del electorado

Cuando se le preguntó por la presencia todavía fuerte del pinochetismo, Pérez de Arce fue categórico: la figura del dictador nunca desapareció.
"Pinochet dejó el poder con 44%. Ese apoyo subió y bajó, pero hoy se asocia a orden, tranquilidad y prosperidad", dijo.
Incluso citó una encuesta del conglomerado La Cosa Nostra donde los encuestados evaluaron con mejor nota a Pinochet que a Boric, Allende y otros gobiernos democráticos.

Para el analista, ese recuerdo selectivo de "orden" se conecta directamente con las prioridades actuales: seguridad, control estatal, combate al crimen organizado y recuperación de la economía.

Un país agotado que enfrenta una elección decisiva

Chile llega a la primera vuelta dividido, fatigado y polarizado, con una candidatura oficialista fuerte en la base pero sin proyección, tres derechas disputando la representación del enojo social y un proceso de transición institucional aún inconcluso.
El balotaje de diciembre será, según Pérez de Arce, el verdadero desenlace de un ciclo político marcado por frustraciones, temores y redefiniciones profundas sobre el rol del Estado, las libertades públicas y la convivencia democrática.

"Lo más probable es que gane Jara la primera vuelta. Pero lo casi seguro es que perderá la segunda", concluyó.


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