En la primera misa por San Cayetano, Marcelo Colombo pidió solidaridad frente al dolor social
En el santuario de Orfila, el arzobispo de Mendoza y presidente del Episcopado argentino, Marcelo Colombo, habló del impacto de las desigualdades y cuestionó los altos precios de alimentos y remedios. También llamó a recuperar la "empatía" en un tiempo marcado por "la violencia verbal".
Con un mensaje centrado en la compasión, la justicia social y la denuncia de las desigualdades, el arzobispo de Mendoza y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Marcelo Colombo, celebró a medianoche la primera misa del Día de San Cayetano en el santuario de Orfila, en Junín.
"Solidaridad y empatía (...) a la comunidad y a también a los gobernantes", reclamó Colombo ante un templo colmado, que mantuvo sus puertas abiertas por la cantidad de fieles que se acercaron pese a las bajas temperaturas ya que Colombo debía viajar temprano a Buenos Aires por compromisos de su rol al frente del Episcopado.
Apoyado en el Evangelio del día -la parábola del buen samaritano-, el arzobispo insistió en el llamado a "hacerse cargo del dolor del caído, del abandonado" y valoró la escena bíblica como un "símbolo de la bondad universal". Invitó a reflexionar "sobre la bondad que habita en el corazón de todos los hombres, que es previa a todo lo demás".
En un tramo con referencias claras al presente social y económico, apuntó: "La solidaridad entre vecinos, frente a las desigualdades", es necesaria, y planteó un ejemplo concreto: "El precio de los medicamentos, el precio de los alimentos es indispensable esa solidaridad con quien no pueden acceder a esto".
Colombo también recordó que San Cayetano "supo hacerse cargo del dolor por profundas desigualdades de su época" y evocó una tradición argentina nacida en los años 70: "En lugar de llevarle velas o flores a San Cayetano, se comenzó a llevar alimentos y ropa para entregarla a los más necesitados".
Antes de concluir, hizo un diagnóstico que no esquivó la coyuntura política y cultural del país: "Tenemos un Dios que nos ama, que no nos trata mal, que nos elige, que nos da un hermoso mensaje en tiempos de tanta violencia verbal, de tanta agresividad".