Cuenta regresiva en el Congreso: el oficialismo acelera por el Presupuesto 2026 y empuja la reforma laboral

Con sesiones extraordinarias hasta fin de mes, el Gobierno busca cerrar en pocos días la ley de gastos en Diputados y abrir en el Senado un debate exprés sobre cambios en el régimen laboral. Tensiones internas, negociaciones con aliados y una agenda al límite.

Tras la convocatoria a sesiones extraordinarias, el Congreso se prepara para una de las semanas más intensas del año. El Ejecutivo apuesta a un cronograma contra reloj para avanzar en dos iniciativas clave: la aprobación del Presupuesto 2026 y el inicio formal del debate sobre la reforma laboral. La estrategia oficial combina velocidad, acuerdos frágiles y una coordinación fina entre ambas cámaras, en un escenario donde ninguna mayoría está garantizada.

En Diputados, la prioridad es la ley de gastos. Dentro de un temario amplio habilitado para las extraordinarias -vigentes hasta el 30 de diciembre-, el Presupuesto aparece como el proyecto con mayores chances de convertirse en ley antes de fin de año. Sin embargo, el camino no es sencillo: La Libertad Avanza amplió su representación tras las elecciones de octubre, pero sigue lejos del quórum propio y depende de aliados circunstanciales y de una negociación permanente con los gobernadores.

El oficialismo acelera el Presupuesto 2026 y busca aprobarlo en Diputados la próxima semana 

El presidente de la Cámara baja, Martín Menem, consolidado como interlocutor central con la Casa Rosada, terminó de ordenar el tablero interno al asegurar el control oficialista de las comisiones clave. Legislación Penal y Presupuesto y Hacienda quedaron formalmente constituidas y bajo presidencias libertarias, un paso decisivo para encauzar el trámite del Presupuesto 2026 y también del proyecto de "inocencia fiscal".

Con esa estructura definida, el oficialismo confía en avanzar rápidamente: dictamen entre martes y miércoles y sesión en el recinto a más tardar el jueves. El objetivo es enviar el proyecto cuanto antes al Senado, donde el plan es replicar la celeridad y dejarlo en condiciones de sanción hacia el fin de semana del 27 o, como alternativa, el lunes 29.

Mientras tanto, la Cámara alta comenzará a transitar su propio desafío político. Este martes está prevista una reunión de Labor Parlamentaria para fijar el recorrido de la reforma laboral, un debate que promete fricciones. Antes, deberán resolverse las integraciones de las comisiones de Trabajo y de Presupuesto y Hacienda, una instancia sensible para un oficialismo que necesita respaldo externo y mide cada movimiento.

El viento de cola también puede producir mareos 

La discusión en comisiones arrancaría el miércoles, con un escenario cargado: más de un centenar de expositores solicitados por la oposición anticipan plenarios extensos y un debate denso. Aun así, Patricia Bullrich presiona para lograr un dictamen antes del viernes y llevar el proyecto al recinto en las mismas fechas que el Presupuesto, una apuesta ambiciosa que dentro del propio oficialismo algunos consideran difícil de concretar.

En las últimas horas, la jefa del bloque libertario en el Senado reforzó el argumento político del Gobierno con un caso testigo de una pyme textil de Junín, involucrada en un juicio laboral millonario. Desde esa experiencia, defendió la necesidad de modificar el sistema vigente y apuntó contra lo que definió como abusos judiciales que desalientan la inversión y ponen en riesgo el empleo.

El oficialismo sabe que, a mayor cantidad de expositores, más se dilata el debate. Y también que, puertas adentro, conviven miradas distintas sobre la conveniencia de acelerar o moderar los tiempos. Esa tensión interna se suma a las negociaciones externas y convierte a esta semana en una prueba de fuego para la capacidad del Gobierno de ordenar a sus propios bloques y sostener una agenda legislativa exigente, en el tramo final del año.

Esta nota habla de: