Expectativa por el Consulado de Chile en Mendoza

La entrega de la representación diplomática de Chile en Argentina al Partido Comunista, con Bárbara Figueroa como embajadora, generó incertidumbre en torno al perfil que adoptará la tarea diplomática de un país con el que el país y centralmente Mendoza, mantienen un estrecho vínculo.

Es que el las características militantes de la nueva representante chilena dejan abierto el terreno a que se genere una gestión más cargada de simbolismos que de hechos reales, cuando está vigente un acuerdo bilateral que por la pandemia poco se ha aprovechado, y que permitiría impulsar asociaciones y encadenamientos de empresas de ambos países en beneficio mutuo.

El hecho de que Figueroa ya haya anticipado que sus vínculos son partidarios y militantes, genera desazón, a la luz de que podría ocurrir algo similar a lo que sucedió con el Consulado de Bolivia con la gestión de Evo Morales: más que trámites consulares, su tarea fue de reclutamiento de votantes en el exterior para el partido de su presidente.

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Mendoza, con su tradición de vínculos con Chile y los chilenos, requiere la continuidad de un consulado general abierto a lo administrativo, lejano de las exclusiones políticas y partidarias, además de atento a nuevas posibilidades de intercambio, de todo tipo y no solo comercial, pero fundamentalmente en ese orden, ya que es lo que garantiza prosperidad.

En ese sentido, la gestión de una embajadora abiertamente anticapitalista ha generado una frustración en los sectores que esperaban un apalancamiento económico con Chile, país que mantiene tratados bilaterales con casi 90 países.

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Asimismo, miles de chilenos residentes aguardan servicios consulares en Mendoza igualitarios, sean o no partidarios del gobierno de Gabriel Boric.