El ministerio en el que las mujeres hoy ocupan lugares que siempre fueron de varones

Son cinco funcionarias del Ministerio de Planificación e Infraestructura Pública de Mendoza, que se desempeñan en cargos que históricamente han estado sesgados a los hombres. Quiénes son, cómo lo viven y cuál es la importancia de este logro estatal en la lucha por la igualdad de género.

Ni techo de cristal ni piso pegajoso. A este grupo de funcionarias no hay nada que las frene. Son todas profesionales, de entre 30 y 50 años, algunas también tienen hijos, conjugan trabajo y maternidad y avanzan en lo que sea preciso. El factor común entre ellas, además de que todas se desempeñan en el Ministerio de Planificación e Infraestructura Pública, es que son mujeres.

Pero, lo más relevante a decir verdad, es que se trata de mujeres profesionales que están ocupando cargos que históricamente han ostentado los varones dentro del ministerio que actualmente conduce Mario Isgro. Son cargos de poder, de decisión y en donde la perspectiva de género desde una mirada de crecimiento y de lucha está presente. El avance, es enorme.

Y, si no contáramos con un pasado marcado por el patriarcado, por la discriminación y por el sesgo de creer que la mujer tiene que quedar en su casa y es el hombre el que debe salir a trabajar, esta nota no sería necesaria.

Porque si bien seguro y lamentablemente más tarde que temprano se terminará naturalizando, actualmente todavía hay rubros en los que sigue primando la figura masculina.

Y el ámbito político, es uno de ellos. Pero allí, en la cartera de Planificación e Infraestructura Pública, está la excepción que genera esa verde luz de esperanza para que en un futuro, tal vez no tan lejano, consigamos como sociedad la equidad de género y el respeto que todos merecemos por el simple hecho de ser personas iguales.

Son cinco mujeres. María Marta Ontanilla (35), presidenta del Instituto Provincial de la Vivienda y arquitecta; Patricia Bueno (40), directora de Asuntos Jurídicos, Magister en Derecho Administrativo y mamá de 3 hijas; Yamila Arnosti (32), directora de Hidráulica, Ingeniera Civil y mamá de una hija; Verónica Fader (49), directora de Arquitectura e Ingeniería, arquitecta y mamá de 2 hijos y Ana Daher (33), directora de Planificación y socióloga.

A todas ellas les hacemos la misma pregunta que sirve como disparador para contar sus experiencias y ahondar acerca del lugar que el género femenino tiene hoy en la administración pública del Gobierno de Mendoza.

-¿Qué significa para ustedes como mujeres estar en lugares que siempre  han 'pertenecido' a hombres?

-María Marta Ontanilla, presidenta del IPV: Es la primera vez desde que existe el IPV que, en 73 años, hay una mujer a cargo de la presidencia. En mi caso, más allá de como mujer como persona y profesional siento que tengo un desafío por el hecho de estar al frente de una institución así. Si bien es un ambiente más masculino, porque tanto en el empresariado como en las constructoras, todavía está más masculinizado el rubro, siento que tengo más un desafío profesional que de género.

Sí creo que es una manera de visibilizar y de que luego otras mujeres puedan ocupar este rol u otros que se generen. Es abrir una puerta, marcando que tanto hombres como mujeres tenemos los mismos derechos de desempeñar cargos importantes dentro de la administración pública.

Para mí el hecho de estar en cargos altos implica que hacia abajo también se vayan generando más oportunidades. Creo que es nuestra responsabilidad como mujeres; ir abriendo distintas puertas en diferentes ámbitos.

María Marta Ontanilla, presidenta del Instituto Provincial de la Vivienda. 

-Patricia Bueno, directora de Asuntos Jurídicos: una siente que está abriendo caminos. Yo tengo tres hijas chicas y me gustaría que ellas sepan que no es algo extraño. Porque muchas veces cuando sos profesional y ocupás estos cargos, es como raro. Además, hay una cuestión transgeneracional de decir ‘si para mí no fue raro, como quizá sí para nuestras madres, que para mis hijas tampoco lo sea el hecho de que las mujeres ocupamos cualquier tipo de cargo gerencial y de decisión'.

Es muy importante que las nuevas generaciones lo visualicen, naturalicen y sigan el ejemplo. Usualmente, el tema maternidad y profesión por ejemplo, se ha visto como algo antagónico. Y no es así. Al contrario, se puede. Tejiendo redes, con apoyo y organización no es imposible. Hay que romper esa barrera porque es cultural: se puede ser mamá y ocupar un lugar gerencial.

Patricia Bueno, directora de Asuntos Jurídicos. 

-Verónica Fader, directora de Arquitectura e Ingeniería. (Sigue con el tema de combinar maternidad con profesión). Soy de una generación un poco más arriba que el resto de las chicas, estoy cerca de los 50, y lo vivo como algo natural. Si bien vengo de una familia con estructuras tradicionales, donde la mujer se quedaba en la casa y el hombre proveía, en lo personal a mí trabajo siempre lo viví como algo natural. Es decir, nunca fue un apoyo, siempre fue una parte del sustento de la familia.

Desde el minuto cero trabajé. Tal vez el tener hijos de joven me permitió llevarlo porque trabajaba en la actividad privada independiente y hoy, que mis hijos son más grandes, estoy en el ámbito público y por ahí esa rigidez del horario no me complica tanto como hubiera sido en otro momento.

Si lo planteás de manera natural, lo vivís también así. En mi caso, que estoy en una dirección que tiene Arquitectura e Ingeniería, sí veo una dualidad entre el componente masculino y el femenino. Porque por ejemplo en el ámbito de la arquitectura, ya la presencia de la mujer es casi un 50-50 y, en el área ingeniería, sí hay un 20% de mujeres y el resto son hombres.

En la obra pasa lo mismo, falta integración del género femenino. Que es justamente nuestro desafío; poder aportar en la capacitación, ir generando cada vez más experiencias con trabajo de mujeres y ser nosotros los que hagamos la conexión entre las oportunidades de capacitación y las mujeres.

Verónica Fader, directora de Arquitectura e Ingeniería. 

-¿Vivió algún hecho de discriminación por ser mujer?

-Fader: no ha sido lo mayoritario. Gran parte de mi carrera la hice al lado de un hombre. Por ahí no puedo decir claramente si estando sola lo hubiera vivido o no. Creo que siempre hay hechos de discriminación, desde la facultad hasta el trabajo. Pero también considero que para las mujeres es más pesada la carga de demostrar que podés. Lo importante es tener las herramientas para demostrar que el prejuicio se puede deconstruir.

-Yamila Arnosti, directora de Hidráulica: es la primera vez que es conducida por una mujer Hidráulica -comienza destacando-. Mi formación ha sido en una escuela técnica primero y luego estudié ingeniería, así que he estado toda la vida en ámbitos en donde ha habido más hombres que mujeres. Y nunca me he sentido incómoda, siempre lo he vivido como algo normal trabajar con muchos hombres.

Creo que el respeto hacia las personas no tiene que ser sólo por una cuestión de género si no algo universal. Jamás sentí falta de respeto. Hoy sí veo que están más presentes ciertos comentarios que me hacen eco y nos reímos de eso porque se entiende que no son desde un lugar de discriminación si no que es algo culturalmente instalado.

En la Dirección todavía tenemos un cupo masculino mayoritario. Es casi todo muy técnico y hay mucho trabajo operativo en terreno. Creo que el principal desafío es que esos oficios sean vistosos para el género femenino. Y eso, más allá de la capacidad, tiene que ver con generar las condiciones para que una mujer se pueda desenvolver en obras o en el trabajo de manejo de máquinas.

Para mí, en ese área puntual, todo tiene más que ver con generar el ambiente propicio para que la mujer ocupe esos espacios justamente. No está vinculado con el oficio ni con la capacidad, ya que la mujer puede desempeñarse en cualquier función. Pero esos ámbitos de salubridad y demás requisitos tienen que estar para todos.

Un ejemplo concreto y visible es el baño. Al hombre en una obra le es más sencillo su uso. A mí me ha tocado ser inspectora y cuando estás en campo, es difícil. Ahí está el desafío.

Yamila Arnosti, directora de Hidráulica.

Sí comparto con Marta que por ahí suceden hechos que no tienen que ver con ser mujer pero sí con la edad. Al ser joven (tiene 32 años), hay una presión por eso vinculada a la supuesta falta de experiencia. Entonces, te sentís obligada a demostrar que sos capaz.

Respecto a la maternidad creo que es un desafío. Hoy el hombre como padre tiene un rol bastante presente. La crianza es compartida y, en los distintos formatos de familia, si se tiene una red de contención se puede. En mi caso, el rol de mi pareja es fundamental porque sin su apoyo hubiera sido muy complicado ya que este es un trabajo de todo el día. Estás a disposición 24 horas y todos los días.

-Patricia Bueno: culturalmente antes no estaba tan aceptado que la mujer trabaje y mucho menos de esta forma, con tanto tiempo y dedicación hacia la tarea laboral.

-Yamila Arnosti: obviamente cada oficio tiene su especificidad pero no es algo imposible. Hay que romper las barreras de lo que es de un género y lo que es de otro. Eso no existe, no es así.

-Ana Daher, directora de Planificación: nosotros tenemos la parte de hacer territorio y de trabajar con los ciudadanos para diseñar y crear mejor las obras. Está ese ida y vuelta que es muy importante porque serán ellos los usuarios de lo que hacemos desde la dirección.

Por otro lado, tengo a mi cargo la relación con los 18 departamentos de Mendoza y un programa de infraestructura municipal que actualmente tenemos 24 obras en todo el territorio. Así es que todo lo que las chicas venían contando también se ve en mi sector.

De los 18 municipios, por ejemplo, sólo dos tienen secretarias de Obra mujeres y una sola intendenta. Ahí creo que tenemos un desafío enorme. En otras provincias, como por ejemplo La Rioja, que son más conservadoras, hay más mujeres ocupando intendencias. Y me parece que en Mendoza deberíamos tener más mujeres en cargos electivos.

Lo que decían Patricia y Marta, de contagiar a las otras generaciones y que vean que si nosotras pudimos hacerlo ellas podrán también, debe ser así porque no es imposible lograrlo. Y también es importante contagiar las ambiciones profesionales y económicas.

 Ana Daher, directora de Planificación.

Así, mientras la charla se va entrelazando con el aporte de cada una, de cada vivencia, de cada experiencia, Fader introduce el tema de lo que aún falta por recorrer en su dirección, que es la de Arquitectura e Ingeniería: "Falta que sea posible en la obra. Pero creo que en general nosotras ya hemos conquistado espacios en el ámbito profesional. Ahora falta que el de la mano de obra pueda asumir este desafío y repartir tareas diferentes entre hombres y mujeres".

A lo que Ontanilla, del IPV, agrega: "Hoy en la construcción hay un montón de métodos constructivos que no requieren necesariamente que la mujer tenga que desarrollar fuerza, por ejemplo para cargar una bolsa de cemento lo puede hacer perfectamente. Tal vez el hombre por una cuestión física lo tiene de manera más natural. Pero sin dudas que se pueden buscar alternativas que permitan la incorporación femenina".

Otra de las consultas que, desde los medios, se les hizo a estas funcionarias fue para conocer si han notado resistencia al momento de proponer proyectos de innovación. Y la respuesta fue unánime y casi al unísono con un "siii" seguido por risas de complicidad.

-Arnosti: el tema generacional vuelve aquí, porque hay mucha gente grande que se resiste a la innovación. Creo que hemos sabido sortear distintas situaciones. La experiencia es sumamente necesaria y hay que saber trabajar en equipo. Nosotros implementamos un Plan de Mantenimiento Anual en el que hemos tratado de que el maquinista aporte su experiencia en terreno para el diseño del plan de trabajo.

Entonces, el inspector puede ir a dar directivas técnicas y el maquinista brindar su visión desde la experiencia. Pero sí, las propuestas de innovación siempre encuentran barreras. Por las costumbres que hay instaladas. Pero creo que aunque haya resistencia primero, se terminan acomodando a los cambios. Entre las ideas innovadoras y la experiencia, sin dudas sale algo bueno.

-Fader: nuestro desafío más grande y que es común a todos es el trabajo en equipo, el diálogo y la interacción entre áreas y comprender al ministerio como un gran equipo. Así es que frente al mito de que las mujeres no pueden trabajar juntas, nosotras sí lo hacemos y muy bien. Justamente porque interactuamos todo el tiempo, articulamos las problemáticas de cada área y de cada trabajo y buscamos soluciones juntas, cultivando ese diálogo diario.

-Daher: cuando se arman los planes anuales de obra estamos las mujeres decidiendo y eso es algo sumamente importante porque intervenimos en temas de presupuesto.

El grupo de WhatsApp con perspectiva de género

Ya sobre el final de la extensa y nutrida conversación, las funcionarias se relajan y cuentan, siempre con una mirada inclusiva, las internas del ministerio.

"Tenemos un grupo de mujeres (se ríen todas con sororidad) en donde permanentemente compartimos iniciativas y noticias vinculadas a la perspectiva de género. Por ejemplo, el tema del acoso callejero que se está trabajando desde los municipios. Nos reunimos para pensar y planificar cuál puede ser nuestro aporte", cuenta Arnosti.

"También buscamos maneras de acercar la formación técnica a la obra, en ambos géneros pero pensando en la equidad y en que la mujer tenga una participación más activa. El objetivo final es que la obra sea de calidad. Ya está instalada esa inquietud en todos los ámbitos por lo que vemos", suma Fader.

"Incluso en reuniones con las cámaras que hemos tenido y saben que nuestra intención es incorporar a más mujeres en las obras. Es un cambio de paradigma que ellos apoyan, por ejemplo la UOCRA que siempre ha tenido más hombres. Es un cambio que no podemos lograr solas, necesitamos que todos los actores se involucren y formen parte.

Sí hay mujeres que viven violencia de género y que cuando ven que tienen la posibilidad de crecer y desarrollarse en otros rubros, como el de la construcción, que les permita independizarse económicamente, se involucran y entusiasman. Por ejemplo, el grupo de mujeres que capacitamos en el Flores Olivares quiere formar una cooperativa femenina. Y las acompañamos para que eso suceda", cierra Ontanilla.

Y luego ellas, las cinco, se quedan charlando y planificando distintas maneras de seguir logrando esa igualdad que tanto se precisa como sociedad. Así es que, desde cada uno de sus lugares, sin duda ya dejaron un granito de arena para que el mundo sea un sitio algo más justo e igualitario en el cual vivir. 

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