Expectativa en Oslo: el Nobel a María Corina Machado reabre el debate sobre la transición venezolana

El periodista Luis Carlos Díaz, presente en Noruega para cubrir la primera aparición pública de la opositora tras un año en la clandestinidad, describió la tensión, la emoción y la dimensión política del premio. Denunció redes criminales asociadas al chavismo, habló de la presión internacional y advirtió que la seguridad de Machado será clave para su eventual regreso a Venezuela.

A pesar de las llamas

La entrega del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado no sólo generó un impacto global sino también escenas de expectación inéditas en Oslo. Desde allí, el periodista venezolano Luis Carlos Díaz relató en una entrevista realizada en el programa "A pesar de las llamas" por Radio Post cómo fueron las horas previas a la llegada de la dirigente, su primera aparición pública en más de un año y los desafíos que enfrenta la oposición venezolana en medio de un proceso que muchos consideran el inicio de una transición.

Díaz habló desde el propio recinto donde se preparaba la conferencia de prensa. Aseguró que la tensión fue máxima desde la madrugada, cuando Machado finalmente se dejó ver en el balcón del hotel. "La gente se reunió como hinchas de fútbol esperando a que María Corina apareciera", describió. Su primera imagen pública se produjo a las 2:18 de la madrugada y, según el periodista, desató un estallido emocional entre los venezolanos que habían esperado durante horas con temperaturas bajo cero.

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El periodista transmitió en vivo ese momento y explicó que la llegada tardía de Machado a la premiación obedeció a cuestiones de seguridad. "Hubo retrasos por los protocolos de extracción", indicó. También advirtió sobre un punto sensible: que la prensa divulgue detalles de la operación. "Los métodos de extracción sirven para otras personas. Si se queman en público, se impide que otros puedan usarlos y se provocan detenciones arbitrarias", alertó. Recordó que el chavismo "detiene, desaparece, tortura o asesina a personas sospechosas de ayudar a opositores", y que él mismo ha participado en rescates de víctimas perseguidas.

El reencuentro de Machado con su familia fue otro de los momentos más significativos. "Ella no tenía quién la abrazara cuando ganó el Nobel. Su equipo está muerto, preso, exiliado o en la clandestinidad", contó Díaz. Reveló que hacía más de un año que no veía a sus hijos ni a su madre, y que incluso el equipo que la acompañó en Oslo tuvo que esperar mientras la dirigente recuperaba tiempo perdido con sus afectos: "No le podíamos poner un timer a eso".

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Consultado sobre cómo logró evadir la red de inteligencia del régimen, Díaz señaló que la estructura chavista opera con apoyo de Cuba y Rusia, pero que también existen "agentes dentro del chavismo dispuestos a cooperar por la transición". Aclaró que no todos los miembros del poder venezolano están involucrados en narcotráfico o crímenes de lesa humanidad investigados por la Corte Penal Internacional: "Hay personas interesadas en preservarse para un futuro cambio político".

El periodista también contextualizó las advertencias de Machado sobre la presencia de grupos armados y redes criminales internacionales operando en Venezuela. Recordó que existen documentos que prueban la cooperación del chavismo con Irán, la Guardia Revolucionaria Islámica y figuras vinculadas al atentado contra la AMIA, así como la entrega masiva de pasaportes a radicales. Mencionó además la existencia de una fábrica de fusiles rusos en Venezuela cuyos armamentos terminan en manos de bandas criminales de Brasil y Haití. "Venezuela, si se la deja sola, se convierte en un eje de desestabilización", aseguró.

Díaz habló también del clima geopolítico. Confirmó que Estados Unidos ha incrementado la presión militar y económica: un portaaviones frente a las costas venezolanas, aviones de combate en la zona y la incautación de buques petroleros utilizados por el chavismo para comercializar crudo en el mercado negro. Explicó que estas acciones buscan cercar las fuentes de financiamiento del régimen y generar fisuras internas: "El petróleo nunca llega a los venezolanos. El país no publica un presupuesto desde 2014 y los maestros ganan cuatro dólares al mes".

Sobre la posibilidad de una transición, Díaz señaló que para muchos venezolanos comenzó el 28 de julio de 2024, cuando las actas electorales reunidas por los testigos opositores -hoy exhibidas en el Museo del Nobel- demostraron el fraude de Nicolás Maduro. Sin embargo, reconoce que aún falta presión interna y externa: "La transición exige más quiebres dentro del chavismo y mayor presión internacional. No se ha visto ninguna invasión; lo que se busca es generar condiciones para un cambio de mando".

El periodista subrayó que la permanencia de Maduro profundiza la crisis humanitaria y las violaciones a los derechos humanos. "Estoy buscando amigos desaparecidos. Yo mismo fui desaparecido en 2019. Estos crímenes van a empeorar si el chavismo sigue en el poder", afirmó.

Antes de retirarse para cubrir la conferencia de prensa, Díaz se detuvo en un punto central: si Machado podrá volver a Venezuela. La dirigente dijo que sí. Para él, ese regreso dependerá de las condiciones políticas y de seguridad que se consigan durante su estancia en el exterior. "Lo interesante será el mapa de actores con los que pueda reunirse y la presión que logre convocar. La diáspora es de nueve millones de personas y ella tendrá que conectarse con todos ellos. En Argentina -dijo- está la diáspora más feliz".

El Nobel de la Paz, en este contexto, no solo premia una lucha, sino que reordena el tablero político venezolano y abre una nueva etapa cargada de expectativas, tensiones y señales aún impredecibles sobre el futuro del país.

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