12 de octubre, una fecha para reflexionar: unidad y diversidad, claves para su comprensión

La magisterio Fabiana Mastrangelo analiza aquí el significado del 12 de octubre en la Historia.

Fabiana Mastrángelo
Mg. Fabiana Mastrangelo, historiadora.

El 12 de octubre constituye una ocasión propicia en el ámbito educativo y cultural para abordar distintas interpretaciones históricas, consultar fuentes primarias, organizar espacios de debate y analizar los acontecimientos desde múltiples perspectivas. También es una oportunidad para aprender a pensar de manera autónoma, fundamentar con información precisa y argumentos consistentes, y reconocer que los demás -compañeros, docentes o amigos- pueden sostener visiones diferentes sin que ello impida una convivencia respetuosa y pacífica.

Un estudio sobre esta efeméride indica que los estudiantes entre 10 y 14 años tienden a una comprensión "romántica" -sin conflictos-, mientras que los mayores de 14 años desarrollan una visión más "filosófica", con esquemas interpretativos integradores. En ambos grupos, el pensamiento identitario se imponía sobre el reflexivo (Mario Carretero, 2010).

Pensar históricamente implica poder transitar entre lo universal y lo particular. Una historia guiada por fines románticos afecta el desarrollo del pensamiento histórico, al privilegiar los objetivos identitarios sobre los cognitivos. En esta línea, Carretero advierte que el adoctrinamiento puede considerarse una forma de "violencia cognitiva", cuyos efectos resultan difíciles de revertir debido a la temprana edad de los estudiantes y a la influencia emocional que ejerce el docente.

El desafío contemporáneo consiste en mirar el pasado y el presente con mayor apertura -reconociendo la diversidad- y comprender al mismo tiempo los lazos que nos unen -la unidad-. El filósofo francés Edgar Morin sostiene que quienes perciben solo la diversidad cultural olvidan que todos pertenecemos a una misma humanidad, mientras que quienes solo observan la unidad tienden a ignorar las diferencias culturales. Comprender que ambas dimensiones coexisten es esencial en el mundo actual.

Repensar narrativas del pasado

La llegada de los españoles y el encuentro con los pueblos originarios marcaron un punto de inflexión histórico: un acontecimiento fundacional que dio origen a una nueva realidad cultural. Así lo expresa Graciela Maturo en América, recomienzo de la historia (2010), al destacar la pluralidad de miradas y narrativas que surgieron en torno a ese hecho.

Desde 2010, Argentina conmemora el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Además, la Ley 23.302 (1985) creó el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y declaró de interés nacional el apoyo a las comunidades indígenas, reconociendo sus valores y formas de vida. Estas políticas ampliaron la comprensión de lo ocurrido aquel 12 de octubre y favorecieron la construcción de una nueva "narrativa compartida del pasado". En la actualidad, los pueblos originarios ocupan un lugar significativo en la memoria colectiva y en la cultura del siglo XXI.

La noción de "diversidad cultural" se encuentra en consonancia con nuestra Constitución Nacional y con diversos tratados y declaraciones internacionales de derechos humanos, que promueven la apertura étnica y cultural de todos los pueblos. Conviene recordar que la llegada de Cristóbal Colón y la expansión de la corona española fueron conmemoradas durante casi un siglo bajo la denominación de "Día de la Raza". Esa interpretación del pasado también forma parte de nuestra historia y, como tal, requiere ser comprendida y analizada críticamente.

Reconocer la complejidad del 12 de octubre supone asumir que la historia no es un relato uniforme, sino un entramado de voces, memorias y perspectivas diversas. Comprenderla demanda revisar las narrativas heredadas, cuestionar las versiones oficiales y dar espacio a los silencios y exclusiones históricas. En este sentido, la educación desempeña un papel fundamental: no solo transmitir hechos, sino también fomentar el pensamiento crítico y el diálogo intercultural.

El respeto por la diversidad cultural trasciende el marco de una efeméride; se expresa en prácticas cotidianas de reconocimiento mutuo, equidad y participación. Solo a partir de esa conciencia será posible construir un presente más justo y un futuro compartido, en el que la unidad no signifique uniformidad ni la diversidad implique fragmentación.

De este modo, el 12 de octubre se convierte en una oportunidad privilegiada para repensar cómo relatamos nuestro pasado y qué valores elegimos proyectar hacia las nuevas generaciones.


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