Los archivos soviéticos desnudan el apoyo del Partido Comunista a la última dictadura argentina

Un amplio artículo de investigación publicado por Andrey Schelchkov en la revista "Izquierds" de Chile, en su numero 51, se titula: "El Partido Comunista de la Unión Soviética, el Partido Comunista argentino y la dictadura militar, 1976-1983".

Un artículo de investigación de Andrey Schelchkov, titulado "El Partido Comunista de la Unión Soviética, el Partido Comunista argentino y la dictadura militar, 1976-1983" y publicado en Chile por la revista Izquierdas, dio cuenta del rol del Partido Comunista Argentino en favor de la última dictadura militar, contra la que hoy levantan banderas en contra, aun habiendo sido cómplices.

En la introducción a la investigación, el autor indica: "Este texto representa un análisis de las controversias de las relaciones de laUnión Soviética y del Partido Comunista argentino con el régimen militar en 1976-1983, basándose en los documentos del archivo del CC del PCUS. En el contexto del sistema socialista internacional y el Movimiento comunista internacional entrando a la crisis, sus relaciones con la dictadura militar presentaba una serie de los problemas políticos, que correlacionaban y condicionaban las actitudes de todas las partes: los comunistas argentinos ocuparon la posición de apoyo al régimen preocupados por la conservación de la sestructuras y el aparato del partido, justificándose en los intereses de la URSS en la colaboración económica con Argentina, y viceversa, la parte soviética seguía su política dela cooperación económica con el régimen militar teniendo su aprobación por la parte del PC argentino. Estas actitudes hacia la dictadura militar argentina provocaron complicaciones dentro del movimiento comunista internacional, solucionadas a medias por el PCUS sin poder evitar un cierto aislamiento del PC argentino". 

Cuenta que "después del golpe militar de marzo de 1976, las actividades de todos los partidos fueron suspendidas, pero no prohibidas. En junio de 1976, las organizaciones políticas y sindicales de izquierda, principalmente peronistas de izquierda, fueron disueltas y prohibidas. La actitud del nuevo régimen hacia la izquierda fue diferente, y una característica sorprendente fue la actitud tolerante hacia el Partido Comunista, que conservó su estructura partidista. La Embajada soviética, caracterizando a la Junta Militar como la reacción derechista, vio este rasgo nuevo para los regímenes militares en Argentina, que previamente habían prohibido a todos los partidos, un deseo de parecer 'democrático y progresista' frente a la opinión pública argentina y mundial".

El Partido Comunista y un exaliado de la UCR, entre los integrantes del Frente de Todos

Pero el autor advirtió que "el PC argentino no fue incluido en la lista de los partidos prohibidos y continuó operando, aunque de acuerdo con los decretos (los de 1976 y 1978), que complementaron dicha prohibición, algunas organizaciones que estaban dirigidas u orientadas por el Partido Comunista, en particular los sindicatos, los grupos estudiantiles, fueron incluidos en la lista de proscripción, y el comité de solidaridad con Chile COMACHI fue particularmente reprimido. El PC fue visto como un partido parlamentario, sus actividades debían ser suspendidas, pero no fueron prohibidas. Un papel importante en la actitud de los militares hacia el PC tuvo tanto la posición del propio partido en relación con el régimen militar, como su obvia conexión con la URSS, mientras las relaciones económicas soviético argentinas obtuvieron mayor peso, sobre todo desde 1979", señaló Schelchkov.

Comunistas a favor del golpe de 1976

Las ironías del tiempo hacen que hoy defensores de los perseguidos por la más sangrienta dictadura argentina y los partidarios que apoyaron la asonada militar, son parte del Frente de Todos, que integra el Partido Comunista, aunque con varios congresos de autocrítica hayan pasado con los años. La historia los ubica del lado de los militares y el investigador de los archivos soviéticos que desempolvó la información, da cuenta de ello.

Dice el artículo que "al día siguiente del golpe, el 25 de marzo de 1976, el P?A emitió una declaración en cual se demostró su aceptación del cambio político y inclusive notó que los objetivos declarados de la Junta Militar coinciden con la línea del partido, en lo que se refiere a la independencia económica, la seguridad, la soberanía y la justicia social . Inmediatamente después del golpe, se enviaron emisarios del partido a las provincias para transmitir a la militancia la posición de la dirección, expresada en la declaración del PCA. En algunas provincias, los comunistas conocieron esta declaración del partido a través de las transmisiones de la radio de Moscú, incluso antes de que llegaran los delegados del CC7 . Se alentó a los miembros del partido a cooperar con las autoridades, a comparecer en las citaciones de la policía, a no esconderse y a anunciar a la policía o a los militares su militancia del PCA, que, según su idea, servía como garantía contra las represalias. A menudo así fue, pero donde las autoridades militares locales estaban encabezadas por los llamados 'pinochetistas', la represión recayó sobre los comunistas también, como en el caso de Córdoba que estuvo bajo el mando de Luciano Benjamín Menéndez, uno de los líderes de los 'pinochetistas'. El partido en el período anterior al golpe desarrolló los contactos con los militares, apostando a sus contactos con los oficiales, especialmente con el ala nacionalista y antiimperialista del ejército (según la óptica del PCA), capaz de aliarse con las masas populares lidiando por un gobierno progresista y democrático. Apenas 2 meses antes del golpe, Arnedo Álvarez convenció al embajador soviético de que, a pesar del peligro de un golpe reaccionario, en las FFAA dominan los sentimientos antigolpistas. Sin embargo, ya en febrero, Rubén Iscaro informó al embajador soviético que el golpe tendría lugar en el marzo, refiriéndose tanto a los rumores como a la información de los círculos militares. En ese momento, en el MCI hablaban mucho no solo sobre el peligro derechista y proimperialista que representa la parte reaccionaria de las FFAA latinoamericanas, sino también sobre la facción democrático nacionaliasta de la misma, citando ejemplo boliviano (J.J. Torres), los regímenes militares peruano, panameño, ecuatoriano, lo que dio lugar a las especulaciones sobre la posibilidad de algún tipo del 'bonapartismo progresista' en la Argentina. Después del golpe, dentro del PCA surgieron desacuerdos sobre la línea política, pero todas las decisiones fueron tomadas por un grupo estrecho de líderes. Como escribió Rodolfo Puiggrós, el PCA siempre ha sido gobernado por personas que viajaban a Moscú". 

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