Mendoza le baja el pulgar a los "outsiders": la gente vuelve a apostar por líderes con experiencia
Un estudio de RZ Consultora muestra un cambio profundo en la cultura política mendocina: crece la desconfianza hacia los dirigentes sin trayectoria y se consolida la demanda de liderazgos con equipos, conocimiento técnico y capacidad de articulación. La ciudadanía pide acuerdos, no salvadores.
La encuesta "Poder y Liderazgo en Mendoza", elaborada por Rz Consultora entre el 4 y el 11 de noviembre de 2025, deja al descubierto un giro significativo en el humor social: los mendocinos ya no creen en los líderes que prometen cambiarlo todo desde afuera del sistema.
De acuerdo con los resultados del relevamiento -realizado sobre 1.535 casos en el Gran Mendoza, con un margen de error de ±2,5%-, solo el 23,9% de los encuestados dice simpatizar con candidatos sin trayectoria política, mientras que el 47,2% se inclina por dirigentes con experiencia previa en la gestión pública o institucional.
"La gente sigue buscando cambio, pero ya no a cualquier costo. El liderazgo sin estructura se percibe riesgoso; el liderazgo con equipo, necesario", sostiene el informe dirigido por el consultor Rubén Zavi, quien interpreta el fenómeno como un signo de maduración cívica.
Una tensión entre desconfianza y representación
El estudio parte de una premisa que atraviesa a los sistemas políticos contemporáneos: la ciudadanía desconfía de los partidos, pero tampoco encuentra una alternativa convincente fuera de ellos.
Esa brecha entre oferta y demanda política, explica el análisis, abre un terreno fértil para los "outsiders" -figuras sin pasado político, pero con fuerte visibilidad mediática- capaces de canalizar el desencanto y transformarlo en expectativa.
Sin embargo, en Mendoza ese ciclo parece estar llegando a su límite. "La sociedad ya no idealiza al outsider como salvador. Busca renovación, sí, pero acompañada de solvencia, de gestión, de un equipo que respalde las decisiones", subraya el documento.
La lectura que propone Rz Consultora es clara: el votante mendocino no quiere que alguien rompa el sistema, sino que logre hacerlo funcionar con otros.
Nuevos atributos del poder
La encuesta también indaga en qué factores hoy otorgan legitimidad política, y los resultados marcan un corrimiento del eje tradicional.
Más del 70% de los consultados considera que las universidades, el sector privado y la sociedad civil deben tener un rol protagónico en la renovación de la dirigencia.
"La política, en su sentido clásico, ya no se considera un origen suficiente de autoridad", explica el informe. En cambio, el saber técnico, la credibilidad social y la capacidad de gestión comunitaria se posicionan como nuevos atributos del poder simbólico.
Zavi interpreta esta tendencia como una redefinición del capital político: "Hoy la legitimidad no se hereda ni se improvisa, se construye desde la articulación", señala. En ese marco, los liderazgos efectivos ya no dependen del carisma personal, sino de la habilidad para conectar actores diversos y transformar las diferencias en cooperación.
De la grieta a la reparación simbólica
El trabajo también reflexiona sobre el rol de la comunicación política en un contexto saturado de conflicto.
Siguiendo el planteo del especialista Mario Riorda, citado en el documento, las campañas se convirtieron en "fracturas sociales expuestas". En ese escenario, la demanda de conducción plural es también una demanda de reparación simbólica.
"La sociedad no está pidiendo más grietas; está pidiendo que alguien las cierre sin negar los desacuerdos", sostiene el análisis.
De allí surge una nueva función para el discurso político: dejar de ser una herramienta de posicionamiento personal y convertirse en un espacio de mediación emocional. El informe concluye que el mensaje que logre integrar diferencia y cooperación será el que conquiste la confianza social.
Quién puede ocupar ese espacio
La pregunta final que deja abierta el estudio es tanto política como estratégica:
"¿Quién, entre los actores actuales, puede traducir esta expectativa colectiva en una estrategia concreta?
¿Quién está dispuesto a abandonar el relato del héroe para adoptar el del articulador?
¿Quién leerá a tiempo que el poder no está en la ruptura, sino en la capacidad de unir lo fragmentado?"
La respuesta, por ahora, no está en los números, sino en la construcción de un nuevo tipo de liderazgo que combine experiencia, diálogo y gestión efectiva.
El desafío está planteado: la ciudadanía mendocina parece haber dejado atrás la fascinación por el salvador solitario. Ahora busca dirigentes capaces de tejer acuerdos y reconstruir confianza.