Los cristianos en Gaza no obedecerán la orden de evacuación dada por el ejército israelí

Gabriel Romanelli, del Instituto del Verbo Encarnado, continúa oficiando misa y cuidando de los civiles refugiados en la Iglesia de la Sagrada Familia, pese a la ocupación militar israelí y los ataques que han devastado la ciudad.

Las imágenes son sobrecogedoras: el padre Gabriel Romanelli oficia misa en árabe mientras, a escasos metros, los bombardeos estremecen la Ciudad de Gaza. La Iglesia de la Sagrada Familia, única católica en la Franja y ubicada en el antiguo barrio de Zeitun, se mantiene en pie. Los bancos de madera albergan a decenas de fieles cuyos rostros reflejan el miedo y la tensión. "Estamos extenuados, los nervios están a flor de piel", confiesa Romanelli, sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), responsable del complejo que desde hace 690 días acoge a alrededor de 500 personas.

A pesar del avance militar israelí y la lluvia constante de bombas sobre la devastada ciudad, Romanelli no piensa abandonar el lugar. "El clero y las monjas han decidido quedarse y seguir cuidando de todos los que se encuentran en los predios", informaron este martes el patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, y el patriarca ortodoxo Teófilo III. "Abandonar la Ciudad de Gaza e intentar huir al sur sería una sentencia de muerte", advirtieron en un comunicado conjunto.

El mensaje se difundió tras el doble ataque a un hospital en el sur de la Franja que dejó 20 muertos, incluidos cinco periodistas, y generó una profunda conmoción. Los patriarcas recordaron que, desde el inicio del conflicto el 8 de octubre de 2023, tanto el predio ortodoxo griego de San Porfirio como la Sagrada Familia han brindado refugio a cientos de civiles, entre ellos ancianos, mujeres y niños.

En el complejo a cargo de Romanelli -quien se hizo conocido por recibir cada noche llamadas del papa Francisco- residen desde hace años personas con discapacidad, cuidadas por las Hermanas Misioneras de la Caridad. "Al igual que otros habitantes de Gaza, los refugiados dentro de las instalaciones deberán decidir su destino según su conciencia. Muchos están debilitados y desnutridos por las penurias recientes", destacaron los patriarcas, insistiendo en que abandonar el predio equivaldría a una "sentencia de muerte". Confirmaron que Romanelli y el resto del clero y monjas permanecerán allí, cuidando de todos los que están en el lugar.

"No sabemos exactamente qué ocurrirá en el terreno, ni para nuestra comunidad ni para toda la población. Solo podemos repetir lo que hemos dicho: no puede haber un futuro basado en cautiverio, desplazamientos ni venganza", añadieron. Recordaron además las palabras del papa León XIV: "Todos los pueblos, incluso los más pequeños y débiles, deben ser respetados por los poderosos en su identidad y en sus derechos, especialmente el derecho a vivir en sus propias tierras; y nadie puede obligarlos al exilio".

Los patriarcas subrayaron que "no hay justificación para el desplazamiento masivo y forzoso de civiles" y urgieron a poner fin a la violencia. "Ya ha habido suficiente devastación en los territorios y en la vida de las personas. Es momento de que las familias de ambos bandos, que han sufrido tanto, puedan sanar". Hicieron además un llamado a la comunidad internacional para que actúe para terminar la guerra y facilitar el regreso de los desaparecidos y rehenes israelíes.

Romanelli, nacido en Villa Luro hace 56 años, no está solo. Lo acompañan el padre Carlos Ferrero, superior del IVE en Medio Oriente, de 68 años, y la hermana María Maravillas, de 35; también residen allí el padre egipcio Iussef, la hermana peruana Madre Emperatriz y tres monjas de la congregación de la Madre Teresa de Calcuta, según explicó el padre Marcelo Gallardo, secretario general de la Asamblea de los Católicos Ordinarios de Tierra Santa.

En julio pasado, Romanelli resultó herido en una pierna durante un ataque israelí contra la Sagrada Familia que dejó tres muertos, aunque luego se reconoció como un error. En su último posteo en redes, admitió: "La situación es muy muy grave. Los bombardeos son cercanos, hay nubes negras, grises, algunas blanquecinas, y el olor de las explosiones es muy fuerte".

A pesar de las dificultades, el oratorio sigue funcionando, ofreciendo un espacio de normalidad para adolescentes que escriben y leen en medio del caos. Romanelli contó que los cortes de electricidad son frecuentes y que de los tres motores disponibles uno fue destruido; los paneles solares funcionan de manera limitada por la suciedad y las esquirlas.

Impactado por la resiliencia de quienes lo rodean -a quienes considera "un ejemplo" por mantener la fe pese a la escasez de alimentos y medicinas-, Romanelli continúa su labor sin rendirse. Reza por la paz: "Recemos para que vuelvan a negociarse acuerdos, que se liberen los rehenes, que ingrese ayuda humanitaria y que se detengan las operaciones militares, porque la toma de la Ciudad de Gaza, con un millón de personas, sería un desastre".

El ejército israelí ordenó el miércoles la evacuación de la Iglesia Ortodoxa Griega de San Porfirio y su complejo en la ciudad de Gaza, según el diario israelí The Times of Israel.

Estos acontecimientos ocurren mientras el ejército israelí se prepara para llevar a cabo una evacuación a gran escala de civiles de la ciudad de Gaza, como preparación para una ofensiva militar más amplia destinada a capturar la ciudad más grande de la Franja.

Por su parte, el padre Issa Musleh, portavoz oficial del Patriarcado Griego Ortodoxo de Jerusalén, declaró que la determinación de no desplazarse fue una decisión directa del Patriarca Teófilos III, Patriarca de Jerusalén, Toda Palestina y Jordania, y del Patriarca Latino de Jerusalén.

El padre Musleh enfatizó que el comunicado de prensa emitido por ambos patriarcados tiene como objetivo "prevenir el desplazamiento de los cristianos en particular, y de los palestinos en general, de Gaza", para frustrar lo que denominó "intentos israelíes de apoderarse de la tierra y vaciarla de sus habitantes".

Los Patriarcados Griego Ortodoxo y Latino de Jerusalén declararon en un comunicado conjunto publicado el martes pasado: "Abandonar la ciudad de Gaza e intentar huir hacia el sur equivaldría a una sentencia de muerte para ellos". Por esta razón, los religiosos han decidido quedarse y seguir cuidando de todos los que permanecen en los dos complejos.

El padre Musleh señaló en su discurso que, "a pesar de la decisión del ejército israelí de expulsar a los cristianos del Monasterio de San Porfirio y de la Iglesia de Santa Porchinia, el clero ortodoxo, junto con las masas cristianas, se negó categóricamente a irse, insistiendo en que su deber era cuidar del pueblo palestino, ya que estos monasterios e iglesias albergan a palestinos desplazados, tanto musulmanes como cristianos".

El clero ortodoxo decidió unánimemente permanecer en los monasterios e iglesias para "frustrar el plan de desplazamiento y preservar el valioso patrimonio que heredaron de sus padres y abuelos".

El padre Musleh describió el intento de expulsarlos de sus lugares de culto como un "atroz crimen de lesa humanidad", según sus declaraciones.

Y concluyó su discurso diciendo: "Seguimos de cerca la situación porque estamos realmente preocupados por la situación en la ciudad de Gaza, pero por muy difíciles que sean las circunstancias, no los abandonaremos. Esta es nuestra decisión final".

Pizzaballa: "Trasladar a la población, como se quiere hacer en Gaza, es inmoral"

"La situación que se vive hoy en Gaza es muy grave. La parte sur de la ciudad ha quedado casi completamente arrasada, mientras que en el norte el 80 % está destruido. Falta comida. Además, y nadie habla de ello, por tercer año consecutivo los niños no podrán ir al colegio. No llegan medicamentos: sin antibióticos es complicado curar a los heridos. Muchos viven en tiendas de campaña, sin nada, sin intimidad".

Así lo contó la noche del 27 de agosto el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, en una intervención en directo por streaming en un encuentro celebrado en la iglesia del Carmine en Pavía, organizado por la diócesis de Pavía que, junto con Cáritas, ha promovido una iniciativa de solidaridad para apoyar a la población de Gaza, con una recaudación de fondos que ha superado los 120.000 euros.

El cardenal Pizzaballa debía estar presente en Pavía para presidir hoy la celebración de clausura de la fiesta de San Agustín, pero tuvo que renunciar al viaje debido al agravamiento de la situación en Oriente Medio. La noticia la ha publicado el semanario diocesano «Il Ticino». "La gente se siente perdida -añadió el patriarca-, no hay una estrategia de salida. Se quiere destruir a Hamás, pero como mucho se podrá destruir a la actual dirección, no la ideología que la sustenta. Trasladar a la población, como se quiere hacer en Gaza, es inmoral, además de contrario a las convenciones internacionales".

"Estas situaciones tienen un gran impacto en la vida de las personas", añadió el cardenal. "He estado tres veces en Gaza desde el comienzo de la guerra y la última ha sido la más complicada; con el paso del tiempo, la gente pierde la esperanza, hay una gran sensación de desorientación. Para mí y para mi comunidad es importante tener una visión de fe sobre lo que está sucediendo, no podemos limitarnos a la crónica de lo que ocurre. El fin de la guerra no será el fin del conflicto: debemos hacer todo lo posible para mantener viva la humanidad". 


Esta nota habla de: