Quién es Kast, futuro presidente de Chile y qué lo relaciona con Milei

El dirigente chileno José Antonio Kast, referente de la nueva derecha dura latinoamericana, disputará la segunda vuelta del 14 de diciembre y parte como favorito. Un perfil de Antonia Laborde publicado en El País traza las claves de un liderazgo que combina moderación discursiva, convicciones radicales y una extensa red internacional.

Pocos dirigentes latinoamericanos han tejido, en tan poco tiempo, una relación tan directa con el presidente argentino Javier Milei como José Antonio Kast. Ambos han coincidido en encuentros internacionales, comparten diagnósticos sobre el rumbo económico de la región y forman parte del mismo entramado de nuevas derechas que tiene como referentes a Donald Trump, Giorgia Meloni, Santiago Abascal y Nayib Bukele. Ese entramado, recuerda un artículo de la periodista Antonia Laborde en El País, ha sido una plataforma clave para la consolidación del abogado chileno como figura continental.

Kast, de 59 años, pasó este domingo a la segunda vuelta presidencial en Chile y se enfrentará a la candidata del Partido Comunista, Jeannette Jara, el próximo 14 de diciembre. Será su tercer intento por llegar a La Moneda, ahora con un discurso más moderado en las formas, pero sostenido en las mismas convicciones que lo han ubicado como la expresión más organizada de la ultraderecha chilena.

De Trump a Milei: un liderazgo que se alinea con la derecha dura internacional

Cuando Donald Trump asumió su segundo mandato, Kast celebró que "nuestras ideas ya ganaron en EE UU, en Italia, en Argentina... y en Chile también vamos a ganar". Su presencia en redes ultraconservadoras -como la Political Network for Values, que presidió entre 2022 y 2024- y su participación en cumbres como la CPAC o los encuentros de Vox en Madrid confirman esa sintonía.

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Laborde detalla que Kast ha coincidido con Abascal, Milei, Bukele y Orbán, y que este año mantuvo una reunión con la premier italiana Giorgia Meloni. Este círculo lo posiciona como una figura integrada en lo que especialistas chilenos denominan "la internacional reaccionaria".

Una carrera política larga, institucional y anclada en la derecha tradicional

A diferencia de Milei o Trump, Kast no irrumpió desde afuera del sistema político. Militó tres décadas en la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido conservador fundado por Jaime Guzmán, antes de renunciar en 2016 por diferencias en materias valóricas.

Ese mismo año comenzó a construir su propio espacio. Primero, con una candidatura presidencial testimonial en 2017, donde defendió el legado de la dictadura militar y obtuvo el 8% de los votos; luego, con la fundación del Partido Republicano en 2019, desde el cual se lanzó a la competencia presidencial de 2021.

En ese proceso pasó de reivindicar abiertamente la figura de Augusto Pinochet a matizar su postura. Para 2021, mientras proponía reducir el Estado y eliminar el Ministerio de la Mujer, ya evitaba respaldar explícitamente a quienes violaron derechos humanos durante la dictadura.

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Según el análisis de El País, Kast entró a esta campaña con un movimiento calculado: bajar el volumen de la agenda valórica -aborto, educación religiosa obligatoria, reivindicación histórica de la dictadura- y concentrarse en los temas que dominan la preocupación pública chilena: seguridad, control migratorio y crecimiento económico.

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El giro apunta al electorado moderado que le falta para ganar un balotaje, pero sin renunciar a su núcleo ideológico. "No he cambiado de opinión", insistió recientemente en un debate televisivo: "defiendo la vida desde la concepción hasta la muerte natural".

Una derecha radical en las ideas, moderada en las formas

El politólogo Javier Sajuria explica, citado por Laborde, que Kast se asemeja más a las derechas radicales europeas que a las americanas. Mientras estas últimas apuestan por discursos disruptivos y antiélite, las europeas -y Kast con ellas- provienen de la derecha tradicional y mantienen cierto apego a las formas institucionales.

Pero esa moderación no elimina riesgos. Cristóbal Rovira, académico de la Universidad Católica, advierte que un eventual Gobierno de Kast podría erosionar la institucionalidad "en cámara lenta", mediante la ruptura de acuerdos tácitos o mediante el uso del aparato administrativo para restringir derechos sin pasar por el Congreso, como en el caso del aborto en tres causales.

Una incógnita: cómo gobernará el Partido Republicano

Kast reconoció inmediatamente su derrota frente a Gabriel Boric en 2021, un gesto institucional valorado entonces. Pero la pregunta que plantean los especialistas -y que Laborde recoge- es cómo se comportaría su fuerza política cuando tenga el control del Ejecutivo.

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El Partido Republicano nunca ha gobernado y su capacidad para generar acuerdos es limitada. Su conducción frustró el proceso constituyente de 2023, aun cuando lo dominaba. Y si la derecha obtiene mayoría parlamentaria, sectores internos presionarán para avanzar en la agenda valórica.

Un dirigente con proyección continental

Con su paso a segunda vuelta y un arco internacional que lo reconoce como referente, José Antonio Kast se prepara para disputar su oportunidad más clara de llegar al poder. Su eventual triunfo sumaría un nuevo capítulo a la ola de derechas duras que recorre Occidente y reforzaría los vínculos políticos entre Santiago y Buenos Aires, especialmente con Javier Milei, con quien comparte diagnósticos, afinidades y escenarios.

Como señala el artículo de Antonia Laborde en El País, la incógnita es qué versión de Kast gobernará Chile: la institucional y moderada en las formas, o la que integra sin matices la red global de ultraderecha más influyente del momento.