Reforma tributaria: la trampa del IVA y el único impuesto que el Gobierno podría eliminar sin conflicto

La Casa Rosada busca avanzar con su reforma impositiva, pero cada cambio que afecte a los tributos coparticipables choca con la resistencia de los gobernadores. Por eso, mientras la baja del IVA parece inviable, el Impuesto al Cheque aparece como la alternativa más sencilla de suprimir.

La discusión por la reforma tributaria promete una pulseada peso a peso entre la Nación y las provincias. Cada tributo que el Gobierno intente reducir pasará antes por el filtro de los gobernadores, atentos a no perder un solo punto de coparticipación tras casi dos años de recortes en los giros federales.

Los principales impuestos en disputa son el IVA y Ganancias, ambos coparticipables y por lo tanto sujetos a la aprobación de los mandatarios provinciales. Cualquier intento de rebajar sus alícuotas implicaría restarles recursos a los estados subnacionales, que ya vienen soportando el mayor costo del ajuste fiscal implementado por la administración libertaria.

De acuerdo con estimaciones de Politikon Chaco por cada punto que se reduzca el IVA las provincias pierden 5% de los fondos que reciben por coparticipación.
En octubre, con una alícuota del 21%, el IVA recaudó $5.773.182 millones, de los cuales $108.690 millones fueron destinados al funcionamiento de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), mientras que las provincias recibieron $3.019.680 millones.
Si la tasa bajara al 20%, la participación provincial caería a $2.875.886 millones, lo que representa una pérdida del 4,8%. Con un recorte mayor, al 19%, los ingresos provinciales descenderían a $2.732.092 millones, equivalente a una merma del 9,5%.

Llevado a escala anual, y tomando la recaudación de 2024 ajustada por inflación, los ingresos totales por IVA sumaron $43.027.692 millones, de los cuales $22.505.763 millones se coparticiparon. Una reducción de un punto en la alícuota dejaría a las provincias con $21.434.060 millones, es decir, $1 billón menos (-4,8%).

Provincias a la defensiva

La caída de recursos explica por qué los gobernadores no están dispuestos a acompañar cambios que reduzcan la masa coparticipable. Entre enero y octubre, los distritos recibieron $2,2 billones en fondos discrecionales, casi $5 billones menos que el promedio histórico del período 2005-2023, según Politikon Chaco.
En el mismo lapso, los envíos automáticos sumaron $49,28 billones, apenas 2,2% más en términos reales que el año anterior, aunque al medirlos en pesos constantes de octubre 2025 muestran un retroceso de -9,9% respecto de 2023, -11,6% frente a 2022 y -5,6% comparado con 2021.

Un IVA con historia y riesgos

El IVA nació en 1975, con una tasa inicial del 13%, en reemplazo del Impuesto a las Ventas (nacional) y del Impuesto a las Actividades Lucrativas (provincial). Con el tiempo, la alícuota escaló al 21%, y las provincias reinstauraron su propio tributo sobre las actividades productivas bajo el nombre de Ingresos Brutos.
Por eso, varios especialistas advierten que si se intentara trasladar parte de la recaudación del IVA a las provincias a cambio de eliminar Ingresos Brutos, existe el riesgo de que con el tiempo reaparezca otro gravamen similar. En ese caso, la estructura impositiva seguiría siendo tan distorsiva como hoy, y el problema de competitividad no se resolvería.

El impuesto que sí podría caer

Dentro del menú tributario, el Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios, conocido como Impuesto al Cheque, aparece como el candidato más factible de ser eliminado. Este tributo aplica una alícuota del 0,6% sobre cada movimiento en cuentas bancarias, encareciendo las operaciones de las empresas.
A diferencia del IVA o Ganancias, no se coparticipa, por lo que su eventual derogación no afectaría directamente a las provincias. En octubre, generó una recaudación de $1,3 billones, equivalente al 8% de los ingresos tributarios totales.

En conclusión, mientras la reducción del IVA o de Ganancias luce políticamente inviable en el corto plazo, el Gobierno podría apostar a eliminar impuestos de bajo impacto fiscal pero alto costo operativo, como el tributo al cheque. De esa manera, mostraría un gesto hacia la simplificación tributaria sin abrir un nuevo frente con los gobernadores.

Esta nota habla de: